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España da la espalda al gasto en I+D a pesar de la recuperación

La recuperación de la economía española está dejando de lado la investigación y el desarrollo (I+D). Aunque el gasto en términos absolutos creció en 2015 por primera vez desde 2010, el peso sobre PIB de esta partida sigue descendiendo, según confirmó ayer el INE. Es decir, la proporción de I+D en la economía disminuye. Hasta el punto de que la brecha con el resto de Europa crece y se sitúa en cotas similares a las del año 2000, de acuerdo con las cifras de Eurostat. España es uno de los cinco países de la UE-28 que todavía no gasta más que en el año 2008. Y peor aún: ha reducido su inversión desde ese año un 10%.

Variación en I+D en siete años

El desembolso en I+D de la economía española aumentó en 2015 un 2,7% hasta los 13.172 millones de euros, según el Instituto Nacional de Estadística. Se trata del primer incremento desde 2010. Sin embargo, en términos de PIB, esta partida se ha vuelto a reducir por quinto año consecutivo y se sitúa en el 1,22%, por debajo del 1,24% registrado en los dos años precedentes. Y lejos del objetivo del 2% del PIB exigido por Europa para el año 2020. La consecución de esta meta se antoja casi imposible. Habría que aumentar la partida en unos 9.000 millones de euros en tres años, algo más que improbable en la actual coyuntura de restricción presupuestaria.

La situación es todavía más desoladora si se compara con el resto de Europa. Mientras que en la media de la UE-28 el desembolso en esta rúbrica ha crecido un 25% desde el inicio de la crisis, en España ha caído un 10%. Según Eurostat, Reino Unido ha engordado su inversión en cifras absolutas un 36% desde 2008; Alemania, un 31% y Francia, un 18%. Incluso Italia lo ha elevado un 15%.

De hecho, sólo cinco países de los 28 de la UE no han subido su gasto en I+D respecto a 2008. Y España es uno de ellos junto a Portugal, Rumanía, Croacia y Finlandia. En relación al PIB, el furgón de cola también se extiende a Polonia, Suecia y Luxemburgo. Si se examina el ranking en I+D como porcentaje de PIB, España retrocede cuatro posiciones durante la crisis hasta el 18. Tan sólo superamos a Eslovaquia, Lituania, Polonia, Grecia, Bulgaria, Malta, Letonia, Rumanía y Chipre.

En definitiva, la recuperación del I+D en España está siendo mucho más tardía, más tímida y ni siquiera restablece los niveles previos a la crisis. En términos de PIB, la brecha con la media de la UE se ha vuelto a ensanchar. Durante la primera década de este siglo, España consiguió recortar una parte hasta quedarse a cinco décimas de PIB de distancia con la media de la UE. Pero con la crisis esa diferencia ha vuelto a abrirse y se coloca en ocho décimas, cerca del nivel del año 2000.

Variación en I+D desde la crisis

“Que el gasto en I+D sobre PIB crezca por debajo de lo que crece la economía perpetúa un modelo productivo de elevado riesgo”, sostiene Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec.

Esto sucede en un país que según la OCDE tiene uno de los regímenes fiscales más favorables para la I+D. ¿Por qué ocurre? Una posible explicación radica en que la estructura productiva no ayuda al estar basada en el turismo y los servicios. Tampoco el tamaño de las empresas españolas, más pequeño que la media europea.

Poco desembolso privado en investigación

Según el INE, el gasto en I+D de las Administraciones y la Enseñanza Superior asciende al 0,57% del PIB. Las empresas invierten un 0,64% del PIB. Y el resto se corresponde con instituciones privadas sin ánimo de lucro.

A juicio de los expertos, este reparto no es el idóneo. El sector privado debería acaparar dos tercios del desembolso en I+D frente a un tercio público. Así que parece que el retraso se identifica sobre todo en el gasto de las empresas. “El Gobierno tiene una doble responsabilidad. Por una parte, subir el gasto en este capítulo que tiene un efecto tractor. Y por otro, generar el entorno adecuado para que las empresas inviertan más”, explica Jorge Barrero, director general de Cotec.

“Hace falta más dinero público. Los sectores tecnológicos nacen ligados a la Universidad, y habría que potenciarla. Los bancos tienen que aprender a financiar y valorar los intangibles. Y habría que dar un impulso a la financiación privada no bancaria. Por ejemplo, en Estados Unidos los fondos de pensiones financian buena parte del capital riesgo tecnológico”, señala Barrero.