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Las dos maneras de ganar de Bildu: logrando el Gobierno o controlando el Parlamento vasco con 38 escaños de la izquierda

Bildu puede ganar estas elecciones vascas de dos maneras. La primera es la más común y visible: haciéndose con el Gobierno vasco si se convierte en la primera fuerza en general, la primera de los separatistas y la primera del «pacto del progreso», como ellos lo denominan. Se trataría de la forma más directa pero podría provocar una moción de censura del PNV contra Sánchez en el Parlamento nacional. Y Sánchez es el mejor amigo de Bildu, el que garantiza los avances de su agenda separatista.

La segunda manera es más difícil de ver y, por lo tanto, de criticar ante la opinión pública, pero es de una eficacia absoluta, como ya ha demostrado Bildu en la toma del Ayuntamiento de Pamplona. Se trata de lograr la suma de 38 diputados en el Parlamento Vasco —la mayoría— entre las tres formaciones de las izquierdas (Bildu, PSE-PSOE y Sumar). En ese bloque manda Bildu, como ya ha demostrado en innumerables ocasiones. Y esta vía supondría un mando indirecto pero con pleno control de la agenda del Gobierno vasco. Nada podría ser aprobado sin su consentimiento. Y, como pasó en Pamplona, en el momento preciso Bildu podría apretar el botón de la moción de censura en el Parlamento vasco para expulsar al PNV y hacerse con el control de todo el País Vasco con permiso del PSOE.

Se trata de dos vías. Una más visible, otra menos. Pero las dos de una enorme eficacia. Y Las dos perfectamente compatibles con la agenda plena y completamente separatista de Bildu. Todo dependerá del resultado electoral de las elecciones vascas. Pero quienes afirman que todo está tranquilo en el País Vasco y que habrá un pacto estable entre el PSE-PSOE y el PNV puede estar olvidando que Bildu ya se siente plenamente blanqueado gracias a Pedro Sánchez. Y que ya juega en otra liga: en la de exigir lo que siempre ha ansiado.

Independencia y república comunista

El objetivo de Bildu es único, pero con claras consecuencias. Buscan la independencia de Euskal Herria y la implantación de una república comunista. Y lo hacen con el deseo de erradicar del poder al PNV, partido al que desprecian por sus connotaciones burguesas, industriales o empresariales. Para ellos es el enemigo natural del comunismo y buscarán hacerle el máximo daño posible si se hacen con el control del Gobierno o del Parlamento vascos. Y una de las formas que valoran para sacarlo del escenario de poder que ha mantenido de forma tradicional es el de forzarle a tener que asumir una agenda de izquierdas desde el Gobierno: jugar a provocarle un choque con sus bases, al menos, durante un tiempo. Pasado ese tiempo, podrían hacerle una moción de censura de la mano del PSE-PSOE y Sumar, alegando el pacto del progreso firmado entre las izquierdas.

La estrategia sería la misma que la seguida en Pamplona para hacerse con el control del Ayuntamiento que estaba en manos de UPN —Cristina Ibarrola— y ahora se encuentra bajo alcaldía de los proetarras —Joseba Asiron—.

Por eso, el resultado de las elecciones vascas deberá ser analizado, no sólo bajo la óptica de lo que acabe pasando en el control nominal o titular del Gobierno regional. Sino, también, bajo una cifra: 38. Porque si las izquierdas se hacen con el control del Parlamento regional por medio de la suma de 38 diputados entre Bildu, el PSE-PSOE y Sumar, lo cierto es que también habrá ganado Bildu.