Inicio Cosas que pasan Javier Fernández insiste en que la disyuntiva es abstención o elecciones, optando...

Javier Fernández insiste en que la disyuntiva es abstención o elecciones, optando por "el mal menor"

Actualizado 18/10/2016 11:53:42 CET

MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) –

El presidente de la Gestora del PSOE, Javier Fernández, ha pedido este martes a los socialistas que debatan como «compañeros» y no como «bandos enfrentados» ante la disyuntiva que tienen en los próximos días: si abstenerse en una investidura del líder del PP, Mariano Rajoy, aunque de esta manera se les denomine «casta», o ir a unas terceras elecciones que «los ciudadanos no quieren», de las que se les culpará y en las que la duda será con cuántos diputados va a gobernar la derecha.

«Sobre eso debemos discutir, porque si no lo hacemos, estaríamos faltando el respeto a la gente y, por tanto, a la verdad», ha afirmado Fernández, que ha avisado de que tiene que ser conscientes de que se está «en el territorio del mal menor», porque «ninguna de las soluciones es buena».

El presidente de la Gestora ha situado en esta disyuntiva a los diputados y senadores del PSOE, reunidos este martes en la Cámara Alta, después de insistir en que no existe otra posibilidad, una vez descartado poder formar gobierno. De hecho, ha defendido que «hablar de que hay alternativa es sólo la hoja de parra para ocultar que lo que hay es una disyuntiva: una elección entre la abstención o las elecciones».

El también presidente de Asturias ha lamentado que este debate no se hiciera después de las elecciones del 26 de junio, cuando, ha dicho, se instaló un «mutismo» del que ha cupabilizado a todos los dirigentes socialistas, por «no encarar el problema» y no debatirlo «con lealtad y sentido crítico».

Fernández ha apuntado que después de estos comicios los socialistas se mantuvieron en la ‘hoja de ruta’ que diseñaron en diciembre –con el triple no al PP, a las nuevas elecciones y a los independentistas–, pese a que la «incompatibilidad manifiesta de Podemos y Ciudadanos» lo hiciera inviable, por el «ambiente de desconfianza que existía en el partido».

«Por las razones que fuera, en lugar de diálogo, lo que tuvimos fue mutismo, mutismo que se transformó en un silencio mineral, que es el peor silencio, el que se resigna a callar quizás porque pensábamos que el ‘no es no’ se convertiría en ‘al menos de entrada no'», ha apuntado, incluyéndose en quienes así lo pensaron en ese momento.

Sin embargo, ha dicho, se continuó con ese planteamiento del «no es no» y fue «como si ese debate estuviera prohibido». «Ahora no podemos cerrarlo en falso, tenemos que hablarlo, debatirlo y debemos hacerlo ahora, porque cuando hubiéramos debido hacerlo no tuvimos ni diagnóstico ni reflexión», ha continuado.

Y éste ha sido el llamamiento que ha hecho a sus compañeros, ante quienes ha hecho hincapié en que «no hay alternativa posible» en la elección que afrontan. «No podemos hablar de un gobierno de Podemos y Ciudadanos porque los dos se manifestaron antagónicos y dijeron que no era imposible», ha remachado, para después subrayar que «en política, lo que no es posible es falso».

De la misma manera, se ha manifestado en contra de la posibilidad de formar un gobierno con independentistas, como algunos socialistas apuntan que buscaba el ex secretario general Pedro Sánchez en último término. Fernández ha recalcado que en «ningún caso» se puede gobernar con quienes tienen planteamientos rupturistas y de «insurrección constitucional».

«ABSTENERSE NO ES APOYAR»

Por eso, ha insistido en que habrá que elegir sabiendo que se está en el territorio «del mal menor». «Debemos hacerlo conscientes de que abstenerse no es apoyar, eso sólo se corresponde con una idea muy predatoria de la política; sabiendo que la abstención sólo es posible en democracia cuando no hay ninguna alternativa; siendo conscientes de que si hubiéramos tenido un gobierno con Podemos seríamos cambio y si nos abstenemos seremos casta», ha dicho, para después defender que «se puede ser el primer partido de la oposición y no ser alternativa de gobierno».

Además, ha recalcado que hay que elegir sabiendo que «los ciudadanos no quieren elecciones y que van a señalar a aquella fuerza política que entienden que genera el bloqueo» y considerando que «lo más probable es que unas elecciones lo que digan es cómo, cuándo y con cuántos diputados va a gobernar la derecha».

Fernández ha pedido a sus compañeros que debatan sobre esto «sabiendo que nadie tiene la verdad absoluta ni el monopolio de las buenas intenciones», pero sí discutiendo «como compañeros y no como bandos enfrentados».

HAY QUE LLEGAR «SOSEGADOS Y REFLEXIONADOS» AL CONGRESO

Al margen de esto, que ha situado como la tarea más inmediata del partido, el presidente de la Gestora ha vuelto a hablar sin ambages de la crisis atravesada por su partido en las últimas semanas y ha reconocido que «el edificio del PSOE está muy dañado», pero ha recalcado que se conserva «el solar» y ha defendido que tendrá que ir a un Congreso «de reconstrucción», al que tienen que llegar «sosegados y reflexionados».

Fernández ha vuelto a lamentar el «espectáculo de enfrentamiento» y de «lucha cainita» que ha dado el PSOE y que culminó el 1 de octubre en un Comité Federal «con una extraordinaria tensión que produjo una corriente eléctrica que corrió por la espina dorsal y las entrañas mismas del partido».

Pero ha pedido a los parlamentarios socialistas que sigan «trabajando exactamente igual» que hasta ahora, porque sus problemas internos no pueden interferir en el normal funcionamiento de las instituciones.

Por su parte, ha explicado que su función es la de llevar al partido a ese congreso que ha llamado «de reconstrucción» porque tendrá que «reconstruir discurso, proyecto, ideas y liderazgo». «Hay que hacerlo porque el edificio político del PSOE está muy dañado… Está muy dañado pero conservamos el solar», ha dicho.

De hecho, y aunque ha confesado que no quería hacer analogías con «los momentos más dramáticos que ha vivido la organización», se ha retrotraído a la posguerra, cuando quedó un PSOE «debilitado por la derrota, cuarteado, dividido por el exilio y habiendo tenido que recorrer un desierto político, calcinador de 40 años» y «fue capaz de ser uno de los actores políticos fundamentales para pasar de un país atrasado, apático, pobre y dictatorial a uno abierto, cosmopolita, moderno y democrático».

Y lo hizo, ha recalcado, el PSOE es «más que unas siglas y que una organización». «Somos una tradición, una historia, una cultura de partido y unas lealtades que están aquí incrustadas», ha remachado, para apelar después a esa misma «responsabilidad, solvencia y moderación» de entonces.

Por que el PSOE, ha dicho, ha tenido «un discurso para el conjunto de España, como espacio público de ciudadanía compartido» en el que «como no se podía centralizar la identidad, tampoco se podía centralizar el poder». «Esos fueron los materiales, los ingredientes, que hicieron que el PSOE volviera a ser un partido grande», ha remachado, para después insistir en que ahora toca «volver a hacerlo».

Se trata, ha dicho, de «reconstruir la organización en un momento extraordinariamente difícil» para toda la socialdemocracia, en el que «la política se ha divorciado del poder» y, además, con una «insoportable tensión política y social entre Cataluña y el resto de España».

Porque, ha recalcado, éste es el panorama que tienen por delante, al margen de que a su enfrentamiento «natural» con la derecha, con un PP que «parece ajeno» a la «cadena de corrupción» y que ha provocado la «división» en un «contexto de hegemonía política de la izquierda», apelando al «miedo» de los ciudadanos», se ha sumado una nueva fuerza política en el flanco izquierdo que ha sido «capaz de conectar con el malestar social» y de «convertir la indignación en política».