ANÁLISIS DEL EPISODIO
El personaje interpretado porAlanna Masterson ha tomado las riendas de la serie en este episodio de la temporada 7. Contiene spoilers.
Álvaro Onieva
Cuando parecía que no le quedaban más cartuchos que quemar a ‘The Walking Dead‘ en esta narración compartimentada que ha decidido tomar la séptima temporada, esta semana nos han encasquetado un episodio dedicado a dos de los personajes más improbables, los muy secundarios Heath y Tara, pero, sorprendentemente, ha sido de lo mejor que hemos visto en este último tramo de la serie.
Ambos personajes se separaron del grupo de Rick antes de que Negan tomase represalias contra ellos, en una misión de abastecimiento que les llevó a separarse en un puente atestado de zombis. Fue entonces cuando Tara, río mediante, fue a parar a la comunidad de Oceanside, un lugar donde todos sus habitantes son mujeres, con la excepción de algún niño. Algunos fans de los cómics se habrán sorprendido por ver tan pronto este emplazamiento, ya que en Negan aparece en el número 100 de la historia mientras que Oceanside no lo hace hasta bastante después, siendo nombrado por primera vez en el 139.
Con la llegada del personaje de Alanna Masterson a este sitio episodio profundiza en la discusión sobre hasta dónde están dispuestos los humanos para sobrevivir, si para hacerlo deben convertirse en monstruos sanguinarios y si queda opción de confiar en un desconocido del que se presupone una buena voluntad. Ellos o nosotros. Morir o matar. O dejar vivir y quedar a merced de los demás.
Las habitantes de Oceanside eligen confiar en Tara, aunque ella no parece agradecerlo mucho cuando -sin mucha razón ni necesidad- se pone a correr delante de dos personas armadas con metralletas. Muy inteligente por su parte. Pero sale ilesa y llega hasta Alexandria, donde descubre que tanto su novia Denise como muchos otros han sido aniquilados y que los Salvadores, que ella pensó que habían matado, son ahora su mayor problema.
‘La promesa’ nos sirve, especialmente, para conocer otro grupo tocado por Negan y los suyos y, de este modo, ser conscientes de la magnitud que tiene este grupo. Nadie está a salvo con ellos cerca, porque como nos cuentan, Oceanside no es un matriarcado por elección, sino porque el dueño de Lucille se ocupó de matar a todos y cada uno de los hombres mayores de diez años de este grupo.
El sentido del humor de Tara, a pesar de las circunstancias, salva un capítulo que bien podría parecernos de relleno en el que los personajes principales están, nuevamente, ausentes. Parece que será la semana que viene cuando la acción empiece (¡o no!), ya que encaramos la recta final de la primera parte de la temporada 7 de ‘The Walking Dead‘.
