Inicio Economía Pasividad ante la baja cualificación de los parados del «boom»

Pasividad ante la baja cualificación de los parados del «boom»

El sector de la construcción ha sufrido el mayor azote de la crisis económica dejando a miles de trabajadores desamparados, víctimas de la «burbuja inmobiliaria» y con difícil recolocación por su baja cualificación. Su punto más álgido de destrucción de empleo lo alcanzó en 2008, con más de 500.000 empleos perdidos en un sólo año y a pesar de haberse recuperado algo, hoy en día hay 1,1 millones afiliados menos que hace nueve años, hasta contabilizarse un total de 699.594 en diciembre de 2016 en el régimen general. El récord de afiliados se remonta a julio de 2007, con 1,9 millones de cotizantes. Fueron los extranjeros las mayores víctimas de la debacle de este sector y si en 2007 suponían casi el 20% del total de empleados del ladrillo, en 2016 representan el 10%, 90.000.

Atrás quedaron los buenos sueldos y las 14 pagas al año, con «derechos a parte», como explica Luis Benito Moreno, gruista y pintor. Trabajaba para varias empresas cuando se quedó en paro donde ha estado siete años. Tiene 45 años y explica que «las cosas no han vuelto a ser como antes». Se ha recolocado en el sector, pero en «unas condiciones mucho peores que cuando el “boom inmobiliario”». Algo derrotista, observa el panorama con bastante desolación. Ha pasado, como tantos otros como él, por la Fundación Laboral de la Construcción, donde consiguen reciclarse gracias a los cursos de formación que ofrece esta entidad, creada en 1992 por la patronal y los sindicatos del sector. La mayoría tiene un nivel de estudios básico y entre 36 y 55 años. Las acciones formativas más cursadas por los parados en la Fundación están relacionadas con la prevención de riesgos laborales. El director de la Fundación, Enrique Corral Álvarez, se lamenta porque «el sector ha sufrido la mayor reestructuración de la historia sin apenas ayudas públicas». Hoy en día las subvenciones que recibe este organismo para los cursos de formación representan sólo el 20% del total de sus ingresos frente al 70% que suponían en 2010. «Han disminuido también las cuotas empresariales lo que no ha contribuido a la recualificación de estos trabajadores», explica Corral Álvarez.

Ignacio Tornos también ha sido víctima de la crisis del ladrillo. Trabajó en el sector hasta 2011. Montó su empresa, pero «un día la cosa no se sostuvo y tuve que cerrar y reciclarme. Me quedé en la estacada un año y ahora estoy en el sector de la formación. Soy licenciado en Ciencias Empresariales y he podido dedicarme a otra cosa». Señala que no volverá a trabajar en el sector del ladrillo, un mundo que califica de «muy duro». La construcción ha pasado de ser la niña bonita de la economía a la más fea, hasta experimentar, en el tercer trimestre de 2016, un descenso de la inversión pública del 30%, intensificando la caída del 6% del periodo precedente, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). De mantenerse la intensidad del ajuste observado, cabe estimar que la inversión pública finalizará 2017 en sólo el 1,9% del PIB. «La continuidad del proceso de consolidación fiscal, con el compromiso de reducir el déficit público en 1,5 puntos de PIB (del 4,6% del PIB al 3,1% del PIB), y la necesidad de contener el elevado endeudamiento de las Administraciones Públicas (superior al 100% del PIB) dibuja una perspectiva poco favorable para la inversión pública. En el mejor de los escenarios se pueden estimar niveles similares o incluso ligeramente inferiores a los observados en 2016», aseguran fuentes empresariales.

Si en los dos últimos años el empleo en este sector se ha mantenido, con 77.249 parados menos en diciembre de 2016, a pesar de seguir ostentando el segundo puesto con más desempleados, después del sector los servicios, ha sido gracias a la remontada de la inversión de los hogares, mayoritariamente en vivienda residencial. En octubre, los visados de vivienda nueva volvieron a crecer con intensidad, hasta los 53.000, un 33% más que en el mismo periodo del año anterior. Este registro asegura un nivel próximo a los 70.000 visados a finales de 2016. «Unos niveles todavía bajos comparados con los volúmenes previos a la crisis, pero las perspectivas auguran una aceleración de la actividad a lo largo del 2017», aseguran fuentes del sector.

Itinerarios

¿Cómo ayudar a los desempleados de la construcción a recolocarse? Según los expertos queda mucho camino por recorrer y entre las recetas está reforzar las políticas activas de empleo, proporcionar orientación laboral y mejorar la colaboración público-privada. En opinión de Carlos Martínez, director general de IMF Business School, «no ha existido un plan de choque por parte de los servicios públicos de empleo para que los desempleados de este sector se recoloquen».

Valentín Bote, director de Randstad Research, opina que un factor clave es la recualificación. «El sector de la construcción está creciendo en este último año. Y crea empleo. Pero no se atisba en el horizonte una recuperación de los niveles de empleo previos a la crisis, por lo que recualificarse será fundamental para salir de esta situación. En este sentido es importante identificar cuáles son los ámbitos con potencial de creación de empleo en los que cada uno de estos profesionales podrá encajar en un futuro, llevar a cabo un diagnóstico realista de las carencias formativas y acometer estos programas de formación tan pronto como sea posible. Salvo que vuelva a generarse otra burbuja inmobiliaria en España, parece muy improbable que muchos profesionales no cualificados que estuvieron trabajando en el sector de la construcción vuelvan a trabajar de manera estable en dicho sector».

A día de hoy, España cuenta con una cifra elevada de paro estructural. Según datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), alrededor del 47% de los parados son de larga duración. El principal reto al que se enfrenta nuestro país es la erradicación de este tipo de desempleo. «España necesita seguir trabajando en la disminución de dichas cifras. En un país como el nuestro, donde el paro es tan elevado y los servicios públicos de empleo apenas colocan al 2% de los parados, se debería reconsiderar el funcionamiento de los mismos, así como hacer una reforma valiente del actual modelo de políticas activas», concluye Luis Pérez, director de Relaciones Institucionales de Randstad.