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El desafiante colectivo argentino en Cataluña gana influencia

Pisarello, con camisa blanca, arrancando la bandera de España del balcón consistorial
Pisarello, con camisa blanca, arrancando la bandera de España del balcón consistorial

Sin lugar a dudas, no existe en Cataluña un grupo de origen extranjero que haya logrado posiciones de influencia tan notorias como el argentino. Gerardo Pisarello, hombre fuerte del Ayuntamiento de Barcelona, es el paradigma, aunque antes que él triunfaron otros muchos como Ricardo Rodrigo, presidente de RBA; Mario Eskenazi, padre de una buena parte del diseño gráfico institucional y empresarial de Barcelona desde los años 70 o la monja mediática Lucía Caram.

Intolerantes y nacionalistas

Tampoco existe un grupo extranjero en Cataluña que haya resultado más desafiante y provocador ante su país de acogida. Muchos ocupan puestos de relevancia en la política y en instituciones sociales de Cataluña (Universidad, Centros Culturales. Asociaciones…) y, con un excelente verbo populista de izquierdas, agitan a las almas autóctonas contra las instituciones españolas. Se convierten en nacionalistas intolerantes, extremistas republicanos o fiscales ciudadanos de la anticorrupción.

El concejal mejor pagado de España

Este influyente grupo de argentinos llama permanentemente a la movilización y organizan exposiciones o actos provocadores que levantan ampollas en lo más íntimo de la ciudadanía autóctona. El ejemplo de Gerardo Pisarello resulta paradigmático. Ha demostrado su talante en no pocas ocasiones en su intento de arrancar la bandera de España del balcón del Ajuntament de Barcelona o promoviendo exposiciones en el Born con una estatua de Franco decapitado. «Ya era hora que se hiciera una exposición así en Cataluña y en el Estado español» señala el concejal argentino en una comparecencia que tenía mucho de lección magistral de democracia. Resulta paradójico que Pisarello, sin embargo, cobre de los Presupuestos Generales tanto el sueldo que le proviene como profesor de la universidad como los importantes emolumentos que ingresa del Ajuntament de Barcelona que lo sitúa como el concejal mejor pagado del Estado español.

Sor Lucía: «España trata con desprecio a Cataluña»

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Sor Lucía Caram

Otro ejemplo es sor Lucía Caram. En España la llaman “la monja cojonera”. Crítica del gobierno de Mariano Rajoy y del de su antecesor, José Luis Rodríguez Zapatero, se autodefine como una incomodidad del sistema (de paso, también le pega a la gestión la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner). Lucía Caram (de 49 años) nació -y se formó como monja- en Tucumán, pero hace 25 años que vive en el país ibérico. Fanática del fútbol, provocadora y tuitera activa, es la cocinera de su convento. Se declara nacionalista catalana y no tiene reparos en decir que; » Cada pueblo tiene derecho a ser lo que quiere y porque ya basta de ver pisoteada la dignidad y el respeto de Cataluña.» La monja insiste en que «El Estado Español trata con desprecio a Cataluña, y, por el contrario, exige a Cataluña una solidaridad que en realidad es un expolio de lo que ella produce.»

La argentina Patricia Gabancho, escritora y vicepresidenta del Ateneo Barcelonés, reflexiona sobre este fenómeno político tan anclado en la izquierda: “Hay un hecho, que es la trayectoria nacional argentina. Ha habido un exilio político, vivido por generaciones politizadas y radicales, de izquierdas”. Gabancho añade las razones por las que la adaptación en fuerzas progresistas es más fácil: “La derecha-derecha (PP) es muy minoritaria y elitista si se trata de ocupar puestos de poder. Y la derecha suave (CDC) tiene un componente nacional muy marcado que es difícil de asumir para los argentinos convencionales, porque no se identifican con el país catalán. La izquierda no se plantea estas preguntas o permite que alguien no se las haga si le resultan incómodas. No es su tema y lo pone más fácil”.

Cada vez mas y más provocadores

El Instituto de Estadística de Cataluña confirma el ascendente que tuvo la crisis y la limitación para la retirada de capitales en Argentina de 2001 y 2002: en dos años, la población argentina en Cataluña creció un 100%, hasta las 12.369 personas. En 2006, la cifra alcanzó su tope, 38.000. Desde entonces, a causa de la crisis, ha menguado a 20.955. Argentina es el duodécimo país que aporta más inmigrantes en Cataluña. Por delante está Perú, Colombia o Ecuador y también Marruecos, Italia y Francia

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Diego Arcos tiene 57 años y hace 23 que llegó a la península ibérica. “A mí me interesa dejar de ser súbdito del rey de España», señala desafiante.

Otro ejemplo es Diego Arcos. Es argentino y vinculado a las organizaciones de inmigrantes de Barcelona desde que llegó a España hace 23 años. Cuestionado por algunos, Diego Arcos se integró más recientemente al núcleo duro del movimiento que impulsa la independencia de Cataluña.

Muchos catalanes me preguntan por qué soy independentista, y siempre les respondo que también lo soy de Argentina, porque significa ser antiimperialista, plantear que las Islas Malvinas son argentinas y que Repsol tenía que irse”, afirma Arcos.

Desde el Diario Popular, este argentino de  57 años,  forma parte de la dirección de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la plataforma ciudadana que está detrás de la marea popular que el 11 de septiembre de 2012 inundó las calles de Barcelona bajo el lema “Cataluña, nuevo Estado de Europa”.

Cuando el nacionalista Artur Mas, anunció elecciones anticipadas para el próximo domingo y Arcos, oportunamente, se puso al frente del reclamo soberanista.

No quiero ser súbdito del rey de España

Con las elecciones por delante, Arcos ­que alterna el catalán y el español (argentino) sin la menor dificultad- se muestra pletórico surfeando en la cresta de la ola:

Cataluña tiene derecho a ser independiente porque es de justicia, sea negocio o no. Hace 23 años que vivo aquí, llegué el 4 de noviembre de 1989 y cada año recuerdo que tuve la suerte, como inmigrante, de venir a un país sometido”, dice, aunque más tarde va a matizar este concepto.

“Si viviría en Madrid sería un ‘sudaca’ ­término despectivo para sudamericano-, a mucha honra, pero residiría en la capital de uno de los países más capitalistas de Europa y para colmo, del imperialismo más berreta”, añade.

“A mi me interesa dejar de ser súbdito del rey de España, que es una vergüenza, y pasar a ser, igual que soy ciudadano de la Argentina, ciudadano de la república de Cataluña”, dice sin rubor.

“Por eso, para mi ésta es una aventura magnífica, porque significa participar del proceso de creación de un Estado democrático en el siglo XXI. También es una aventura intelectual, política y personal”, subraya.

El argentino troskista e independentista

Según Arcos, quien se define ideológicamente como troskista y militante del movimiento obrero, “hoy en día la lucha por la democracia, la justicia social y la soberanía popular pasa por luchar contra el imperialismo”.

“En Cataluña, Euskadi (País Vasco) y Galicia, significa que las naciones históricas oprimidas por Castilla, hoy España, tienen derecho a la autodeterminación”, explica.

Arcos conoce el proceso separatista que se está gestando en Cataluña y participó activamente en la organización de las consultas independentistas que se hicieron en cientos de pueblos -más de 500 de unos 900- de la región nororiental, la primera el 13 de septiembre de 2009 en Arenys de Munt.

Tres años después, los habitantes de estos municipios, castigados severamente por la crisis, los recortes de sanidad, educación y los servicios sociales para los ancianos, tomaron la iniciativa y exigieron la independencia de las calles de Barcelona, dejando a los partidos políticos fuera de juego.

“La crisis económica fue sin duda el detonante de todo esto, ya que España prácticamente entró en quiebra”, señala Arcos, quien cree que el pueblo catalán debe aprovechar la actual debilidad del poder central español igual que lo hicieron hace dos siglos las colonias de América Latina.

Catalán con acento argentino

“Ellos quieren controlar el proceso soberanista en su propio interés”, añade, al tiempo que niega estar haciéndole el juego a la derecha a pesar de que Convergencia i Unió (CiU), que lidera Mas, y el propio Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy saldrían reforzados de las urnas.

Arcos insiste en que CiU intentó primero frenar el movimiento y después apoderarse de él, a tal punto que dentro de la federación surgió un proyecto de Uniò Democràtica de Catalunya para que el proceso quedara “dentro de la monarquía”.

Arcos diagnostica que tras los comicios el gobierno catalán intentará hacer un referendo, que el Ejecutivo de Rajoy vetará, pero luego tendrán que organizar “una consulta no vinculante” sobre la independencia.

Sin duda, el colectivo argentino ha encontrado en Cataluña un caldo de cultivo para organizar acciones provocadoras y reivindicar causas que ha hecho suyas aunque eso pase por enfrentar a los ciudadanos. Es difícil encontrar a un argentino en Cataluña que no apoye el «procès» aunque no hable catalán. Todo con un verbo incontinente, bien estructurado y con no pocas dosis de demagogia. Así pues, las lecciones de democracia y marketing político, en Cataluña, tienen acento argentino.