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El dictador Fidel Castro, “un referente de la dignidad” para los indignos dirigentes del neocomunismo bolivariano

N. Álvarez/AD.- En una incansable formula ideológica y obra continua, la izquierda internacional se empecina en tratar de acallar las voces de los que dicen la verdad y se levantan frente a ellos para desvirtuar y condenar su constante maldad. Sobre todo, su absoluta falta de originalidad.

Esta vieja doctrina comunista, desacreditada y corrupta, vencida por la libertad, no se consuela con su perdido terreno. En España continúan con un odio y una soberbia equiparables con los derrochados en los días de la república. No puede experimentar idénticos sentimientos quien no ha vivido un proceso como ese y quiere revivirlo en una suerte de juego de rol perverso. No se consuelan nunca con haber perdido la guerra. Me refiero a los hijos o nietos de socialistas, comunistas y anarquistas de aquellos tiempos, porque la mayoría de los participantes ha muerto. Sus seguidores son capaces de propomer una campaña internacional contra Trump o contra los líderes identitarios que amenazan con derruir el contubernio globalista, y en cambio poco o nada hacen ni dicen en contra de narcodictaduras como la de Venezuela, de tiranos que han arrastrado a la pobreza endémica a millones de cubanos y norcoreanos o de los sátrapías medievales que gobiernan en países islámicos.

La Habana de mi niñez fue una ciudad sembrada de odio por donde se paseaban los barbudos, en su mayoría llenos de soberbia, en exhibición constante, en actitudes de conquistadores, dirigiendo turbas aberrantes que gritaban consignas y pedían a voz en cuello el fusilamiento (“¡PAREDON!”, gritaban) para quien se les indicara. Pasadas tantas décadas, todavía suenan en mis oídos “¡paredón para los traidores, paredón para los curas falangistas, paredón…!”.

Aquellos años posteriores a 1959 fueron de siembra y cosecha de un odio que desbordó la nación entera, dividió a la familia cubana y creó un ambiente de hostilidad y sospecha que permanece después de 54 años. Me pregunto en aras de qué se creó todo esto, qué rasgos de la sociedad indican un verdadero progreso. Al cabo de todo esto, hemos obtenido un país en ruinas desde una punta hasta la otra de la nación y una población que sólo quiere emigrar a cualquier precio. Los cubanos están hoy esparcidos por todo el orbe y los sembradores de odio y de soberbia siguen con las mismas consignas y mentiras. Consiguen partidarios y esbirros en otros países mediante el soborno o el adoctrinamiento y el chantaje y con ellos atacan a quien les parezca: puede tratarse de la mencionada Yoani Sánchez, pero también del joven Ángel Carromero, que ha recibido amenazas de muerte en su propio país por contar la verdad sobre la muerte del líder disidente Oswaldo Payá.

La verdadera cara de lo que han creado se puede ver muy bien en un envejecido país, en el que ciudades y pueblos están llenos de terrenos vacíos, allí donde antes existieron casas y edificios, expropiados y derrumbados por falta de mantenimiento, o simplemente inútiles. Las antiguas fincas y terrenos cultivados, se han convertido en manigua y marabuzales y muy pocos campesinos trabajan la tierra, porque nadie acepta una miseria sin esperanzas de mejorar por su trabajo agrícola. Al campesino le faltan aperos y fertilizantes con los cuales llevar a cabo su trabajo. El estado comunista, dueño de todo, se niega a avituallarlos debidamente y con las buenas intenciones no se pueden trabajar los campos.

El odio y la soberbia están en las raíces mismas de ese proceso social al que llaman “revolución”. Uno de sus iniciadores, un asesino nacido en Argentina llamado Ernesto Guevara de la Serna, que tomó a Cuba como uno de los hitos de su aventurerismo–además de contribuir poderosamente a estropear su agricultura y su economía en general—hacía del odio y de la muerte sus valores supremos. Digno precursor de los terroristas islámicos de hoy, escribía en su famoso “Mensaje a la Tricontinental”: “El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”.

Es necesario recordar que ni en esta macabra idea había originalidad. En su excelente libro La escalada del odio: movimientos y sistemas autoritarios y fascistas en Europa, p. 29, Jerzy W. Borejsza manifiesta que es una característica de los regimenes totalitarios exacerbar, mitificar el odio, convertirlo en algo absoluto, encarnación del mal y justificar con ello todos los desmanes. Así ocurrió en el nazismo, el fascismo, el comunismo y así ocurre en el “socialismo del siglo XXI”, como sucede con la mayoría de los regímenes teocráticos.

Los colegios cubanos se convirtieron en fábricas de guerrilleros. Fueran sus alumnos aún niños o ya adolescentes, centros de enseñanza primaria y secundaria adoctrinaban a los chicos en las normas de la lucha guerrillera y en la cultura del odio y de la necesidad de morir matando, y en principios afines como la delación de los compañeros que contravenían alguna disposición, comentaban algo contra ellas o contaban algún chiste con ribetes políticos. Algún libro acerca de la desmantelada guerrilla de Guevara obtuvo un premio literario importante en el país. Esas “frías maquinas de matar” inundaron las universidades para servir de agentes policiales entre sus propios compañeros, que terminaron expulsados deshonrosamente de las carreras que cursaban por cualquier motivo, con el agravante de no encontrar trabajo en muchos casos.

Todos sus verdugos eran eficaces máquinas de matar. Dichos verdugos fueron escalando posiciones, eliminando a sus posibles competidores y ocupando cargos que dejaron de ser políticos—y a veces administrativos—y creándose una imagen de intelectuales, que sustituyera a la de perros de presa. Hoy más de uno de ellos—mejorados su otrora soez vocabulario y su imagen en general– ocupan sillones en la delegación cubana de la Academia Cubana de la Lengua y en diversos centros culturales.

El régimen sonreía satisfecho de estar formando al “hombre nuevo”…al menos eso creía. Años después, recibió una sorpresa poco grata para todos: aunque las máquinas de matar continuaban existiendo y labrándose un porvenir en Cuba o en otros países, una buena parte de la juventud se había convertido en otras cosas, no deseadas por el régimen: disidentes, contestatarios, corruptos que sustraían productos y dinero de las empresas oficiales, y prostitutas por hambre y miseria, causa válida para las trapacerías de todos ellos.

Entonces cayó el Muro de Berlin, y con él, las dictaduras comunistas europeas. Los países que continuaron bajo esta férula sufrieron diversos destinos en Asia, mayor cierre al mundo. Los de África, alianzas con el Islam más agresivo. En Occidente, sólo quedaba Cuba, que pasó por una gravísima crisis económica con todas sus consecuencias, crisis que alivió Venezuela cuando el recién fallecido Hugo Chávez tomó el poder. Este se apresuró a poner en práctica la fórmula de rigor: sembrar odio y división. Emplear para ello a los sectores más agresivos, incluso marginales, como pandillas a su servicio: matones sin escrúpulos que atentaban contra la vida de opositores y de ciudadanos con filiación política, daban palizas y robaban motocicletas y otros bienes. Entre ellas se destacaba la División motorizada de la difunta Lina Ron, muerta de un infarto. Pero no será la última: la funesta coalición Izquierda Unida ha declarado que desea implantar en España el llamado Socialismo del siglo XXI. Lo que nos faltaba. También abrió las puertas de Iberoamérica al Islamismo radical y rompió con Israel sin mediar conflicto alguno. Entre sus recientes desvaríos, Ahmadineyad auguraba que, al fin de los tiempos, Hugo Chávez retornará, junto a Jesucristo y al Imam Majdi a juzgar al género humano.

El poder del odio y de su pariente pobre, el resentimiento, es inmenso. Hannah Arendt lo ha descrito muy bien. Esos seres banales, intrascendentes, son los peores agentes del mal. ¿Pero, puede trocarse ese odio en amor o en algo cercano a ése? La propia Arendt escribe sobre este respecto: “Las buenas acciones, puesto que han de olvidarse instantáneamente, jamás pueden convertirse en parte del mundo; vienen y van, sin dejar huella. Verdaderamente no son de este mundo (…)… hace [el mundo] del amante de la bondad una figura esencialmente religiosa y de la bondad, al igual que la sabiduría en la antigüedad, una cualidad en esencia no humana, superhumana.

No es posible llamar a trocar el odio en amor, porque ese terreno corresponde solo a la religión. Es muy difícil para quien ha sido maltratado física y moralmente, ha perdido a seres queridos a manos de las dictaduras y sus esbirros, ha visto sus derechos atropellados perdonar a los causantes directos e indirectos. Pero el odio lo cegará, si lo permite, y a la larga, cometerá desmanes similares. ¿Qué hacer? La conciencia de cada cual debe sopesar y decidir. ¿Seremos consecuentes con esas decisiones? Es imprevisible. O no.

“Un referente de la dignidad”

Presos políticos cubanos.

Presos políticos cubanos.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha afirmado hoy, sobre la muerte del líder de la Revolución cubana Fidel Castro, que «con sus luces y sombras se va un referente de la dignidad latinoamericana y de la resistencia soberana». Iglesias ha puesto estas palabras en la red social Twitter tras la muerte a los 90 años de Castro. «Con sus luces y sombras se va un referente de la dignidad latinoamericana y de la resistencia soberana. Adiós Fidel», ha escrito el líder de Podemos en un tuit, que ha acompañado con un vídeo de «Llegó el comandante y mandó a parar» del cantautor cubano Carlos Puebla, conocido como «el cantor de la revolución cubana».

El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha asegurado mientras que Castro fue «un referente del socialismo y de las causas de los oprimidos» y ha señalado: «Su pensamiento y ejemplo pervive». Garzón ha hecho estas afirmaciones en un par de tuits en los que también afirma que Castro «fue una de esas personas que desafiaron a lo establecido, empujados por un sueño: un mundo más justo, una sociedad sin clases». Asimismo IU, en su cuenta de Twitter, ha enviado «el más grande de los abrazos al pueblo hermano de Cuba».

El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ha señalado al respecto que ha sido un líder político con luces y sombras, que es historia y que intentó plantear una organización de la sociedad diferente a un capitalismo que es cada vez más salvaje. Echequine, que ha participado en la capital tinerfeña en un acto de la ruta #AtarseLosCordones de Podemos, ha señalado que Castro es un icono del siglo XX y ha comentado que se puede estar más o menos de acuerdo con cuanto hizo, pero en Cuba, ha añadido, intentó las cosas de manera distinta. El secretario de Organización de Podemos ha pedido respeto para el pueblo cubano y ha insistido en que se ha muerto una figura histórica más allá de si se es partidario o no de lo que representa Fidel Castro.

En Madrid, la alcaldesa Carmena ha afirmado que la figura de Fidel Castro «siempre será un emblema del siglo XX de que hay que seguir luchando por mayor justicia e igualdad» aunque también ha subrayado los «errores» como el no tener «capacidad para amoldarse al desarrollo democrático» que se necesitaba en aquellos momentos. Carmena ha subrayado que Castro se había apartado hace tiempo de la vida política y ya no disponía del peso político que ostentó en Cuba, si bien ha destacado que las personas de su generación le ven como una persona que tuvo «capacidad de luchar por un mundo más justo» y que generó «unas realidades que no se pueden olvidar».

Cubanos enfermos de cólera.

Cubanos enfermos de cólera.

La coordinadora general de Podemos Andalucía, Teresa Rodríguez, ha asegurado a su bez que Castro encarnó «la historia de la dignidad no solo de Cuba, sino de América latina en su defensa y su lucha contra el control y el dominio de los Estados Unidos». No obstante, ha asegurado que ahora es “un reto la democratización de la isla. «Fidel es una historia del siglo XX en un pueblo que decidió funcionar de otra manera, pero también de un pueblo del que Eduardo Galeano dijo que no es el paraíso pero tampoco el infierno», ha remarcado Rodríguez.

La diputada y dirigente de Podemos Carolina Bescansa, ha afirmado desde Santander que el fallecimiento de Fidel Castro «cierra un ciclo» en la historia del pueblo cubano, y se ha mostrado convencida de que «más temprano que tarde», el proceso de transición en el que Cuba está «ya desde hace años», culminará en la «democratización plena» y la «elección democrática directa de los responsables legislativos y ejecutivos».

Por su parte, el PCE emitió un comunicado en el que afirmaba que representa «lo mejor» de la lucha permanente por la justicia, la paz, la solidaridad y el socialismo. Centella, su máximo dirigente, ha subrayado la «enorme tristeza» de toda la militancia del PCE por la muerte de quien fue «ejemplo de revolucionario y luchador», que representa «lo mejor que ha dado América Latina y el Caribe en la batalla por la justicia, la paz, la solidaridad y el socialismo». «Amigo del pueblo español, ejemplo para todos los pueblos que plantan cara al imperialismo en todo el planeta», se refieren a él como un «político preclaro y de extensa visión», hasta el último momento «una guía para toda la izquierda mundial en análisis y alternativas en la lucha de los pueblos contra el capitalismo y el imperialismo»