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Polita Grau costaba medio millón de dólares

Polita Grau (Archivo de la Florida International University)

Polita Grau (Archivo de la Florida International University)

LA HABANA, Cuba.- Durante los primeros años de la Revolución castrista, el nombre de Polita Grau Alsina (1915-2000) apenas se mencionaba en los medios de prensa nacionales, controlados ya todos por el jefe guerrillero de la Sierra Maestra.

Mucho menos que, desde esos primeros días, las fuerzas opositoras al gobierno de facto presentaron armas al nuevo dictador. Se alzaban líderes estudiantiles, capitanes y comandantes del mismo Ejército Rebelde, como Clodomiro Miranda, Plinio Prieto y Porfirio R. Ramírez, entre muchos otros, sobre todo gente del pueblo agrupada en organizaciones democráticas. También enunciaban pacíficamente participantes del Cuartel Moncada, como Mario Chánez de Armas y el héroe indiscutible Huber Matos.

A partir del mismo 1960, Polita Grau se incorporó a la lucha contra el castrismo. Tenía cuarenta y nueve años, hijos y esposo. La motivó, entre otras muchas cosas, los miles de fusilamientos que ordenaba Fidel en la Fortaleza de la Cabaña, precisamente quien había asaltado un cuartel militar, provocando la muerte inútil de decenas de hombres.

Polita era una mujer de armas tomar, pese a que nunca manejó una. Su fuerza y su razón estaban en sus ideas, de las que nunca se separó, y luchó por la democracia en Cuba, como buena sobrina-hija del viejo expresidente de la República, Ramón Grau San Martín, aquel mandatario que, por haber hecho bien las cosas, los historiadores oficialistas del régimen castrista no lo tienen en su justo lugar.

Polita fue la mujer que recibió el veneno que mataría a Fidel Castro en fecha temprana. Antes, bajo el gobierno de Batista, se había destacado también como opositora, porque a Polita, según lo repitió en sus memorias, no le gustaban las dictaduras y mucho menos el comunismo.

En 1965 Polita fue detenida, juzgada y condenada a treinta años de prisión, junto a su hermano Ramón. Por esa fecha había en las cárceles castristas más de diez mil presos políticos, entre ellos cientos de mujeres del pueblo.

Varias tareas realizó esta valerosa mujer como agente de la CIA, según declaró en una entrevista concedida al periodista Luís Báez antes de partir al exilio: participó como coordinadora en una organización opositora, dirigida desde el exilio por Tony Varona; en el intento por envenenar a Fidel Castro y en la campaña para salvar niños del comunismo conocida como Operación Peter Pan.

En 1966, miembros de la Seguridad del Estado, por órdenes de su jefe, Fidel Castro, se personaron en la casa del expresidente Grau, con 83 años y postrado ya en su cama, para hacerle una propuesta: si entregaba un millón de dólares, quinientos mil por cada uno de sus sobrinos Polita y Ramón, estos podrían marchar definitivamente a los Estados Unidos.

Fotografía de Polita Grau publicada por Granma (Foto: Tania Díaz)

Fotografía de Polita Grau publicada por Granma (Foto: Tania Díaz)

Tal vez en aquel mismo momento, lúcido aún, Grau les contó que cuando Polita luchaba contra Batista, éste lo llamó por teléfono y le dijo: “Oye, Ramón, acaban de decirme que Polita quiere sacarme del poder. Mándala rápidamente para Miami porque no quiero hacerte eso a ti”.

Batista no pedía un centavo y mucho menos quería dañar la imagen de la familia Grau San Martín.

El viejo profeta, como le llamaban a Grau en sus buenos tiempos, no tenía un centavo para ofrecerle a Fidel. Mucho después, en 1978, durante un convenio entre la comunidad cubana de Miami y el gobierno castrista, Polita obtuvo al fin la libertad. Había cumplido catorce años de cárcel sin haber disparado un tiro. Tenía 63 años de edad.

Su hermano Ramón, a quien conocí personalmente en 1987 en la Prisión del Combinado del Este de La Habana, era uno de los miles de presos “plantados” que jamás había aceptado la llamada “reeducación” que les imponía Fidel a cambio de la libertad.  Había cumplido, dignamente, más de veinte años de cárcel. En 1988 pudo reunirse con su familia en el exilio.