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Fidel y la paz colombiana

El día que asesinaron a Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá y que el pueblo colombiano se levantó, un joven de escasos 21 años encabezó la toma de una guarnición en busca de armas para la espontánea insurrección popular. Durante dos días trabajó incansablemente por organizar a las masas enardecidas que carecían de horizonte político y dirección. Pasado ese tiempo y con la ayuda de la embajada cubana regresó a su país no sin antes reflexionar sobre lo acontecido.

De insurrecciones populares de aquellas características, yo no conocía más que las impresiones que en mi imaginación habían dejado los relatos de la toma de la Bastilla y los toques a rebato de los comités revolucionarios de París, llamando al pueblo en los días más gloriosos de la revolución. Pero en Bogotá, en aquel instante, nadie dirigía, recordó años después.

Desde entonces Fidel nunca ha dejado de seguir minuciosamente el desarrollo del acontecer en Colombia y convencido de que podía aportar mucho a la reconciliación de esa sociedad agobiada por la guerra.

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A principios de 1980 la Columna Jorge Marcos Zambrano del Movimiento 19 de Abril, M-19 toma la sede de la Embajada de República Dominicana en Bogotá con casi una veintena de diplomáticos de alto nivel que allí se encontraban. Los insurgentes exigían la liberación de los presos políticos, denunciaban las violaciones a los derechos humanos y abogaban por un diálogo y apertura política del excluyente sistema colombiano.

Luego de meses de negociaciones se logra, con la activa participación de Cuba, la liberación de los diplomáticos y la acogida de estos y el comando rebelde en la isla. De esta manera Fidel y la discreta pero eficiente diplomacia cubana lograron salvar muchas vidas y hacer un significativo aporte a la solución negociada del conflicto colombiano.

¿Qué dijeron a su llegada a Cuba los diplomáticos que fueron liberados?

EMBAJADOR DE HAITÍ: “Expresó estar agradecido por el paso dado por Cuba en colaborar para que hoy todos estuvieran libres y fuera del cautiverio. ‘Lo de Cuba ha sido un gesto humanitario que nunca se podrá borrar’.”

EMBAJADOR DE PARAGUAY: “Dijo que gracias a Cuba estaban libres del cautiverio. ‘La humanidad del gobierno cubano se ha destacado en relación con otros países, no ha predominado afiliación política para dar este paso hacia otros países’.”

EMBAJADOR DE GUATEMALA: “Brindó en honor del pueblo y gobierno cubanos por haber tenido este gesto tan humanitario con ellos. ‘Nos sentimos muy agradecidos, no tenemos palabras para expresar nuestra alegría, hoy somos libres gracias al gesto de Cuba’.”

CÓNSUL DE GUATEMALA: “Señaló: ‘Este gesto humanitario cubano no podremos olvidarlo, quisiéramos agradecerle personalmente al Jefe, Fidel Castro’.”

OSCAR GOROSTIAGA, ENCARGADO DE NEGOCIOS DE PARAGUAY EN COLOMBIA: “Dijo que estaba agradecido de las atenciones que recibió en nuestro país; solo la participación de Cuba pudo resolver la situación”.

Solamente un mes después el Gobierno de Colombia acusó a Cuba de financiar a los rebeldes del M-19 y rompe relaciones. Ese fue su agradecimiento al noble gesto de Comandante Fidel.

En su libro La Paz de Colombia reseñó Fidel:

Nuestro país podía guardar discreto silencio frente a un diluvio de calumnias, pero nunca dijo una mentira. No entregamos armas ni financiamos al M-19. El propio gobierno de Turbay Ayala le había entregado a esa organización un millón de dólares cuando negoció con el comando. Entonces esa suma tenía mucho más valor que ahora, se podían adquirir con ella miles de armas. Sin embargo, ni siquiera cuando Colombia rompió con Cuba acusándola de armar al M-19, dijimos una palabra sobre el asunto.

A mediados de los años 90, y gracias a sus buenos oficios, logró la liberación del hermano del expresidente César Gaviria, quien permaneció retenido por varias semanas a manos de una organización rebelde.

Gaviria, para ese momento secretario general de la OEA le agradeció personalmente, a lo que Fidel contestó: «No hay nada que agradecer, es un deber mío y de mi país «. Doce años antes Cuba también había intercedido ante fuerzas insurgentes colombianas para que fuera liberado el hermano del presidente Belisario Betancourt retenido por efectivos del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Finalizando los años 90 las FARC-EP y el presidente Pastrana iniciaron diálogos de paz en San Vicente del Caguán, zona de fuerte influencia de la insurgencia. Fidel, una vez más, estuvo atento y siguió de cerca el desarrollo del proceso a través de la delegación diplomática cubana. La posición de Cuba fue clara desde el principio:

”Si bien nosotros podemos contribuir y ayudar en ambas partes, sugerimos mantener una posición muy prudente y de un perfil discreto, pues mucha gente, incluyendo el propio gobierno colombiano y sus medios de comunicación, nos quieren comprometer en un papel de mediadores o facilitadores, sobredimensionando nuestra influencia sobre la guerrilla”.

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Asimismo Fidel planteó claramente la posibilidad de que las conversaciones entre las partes se llevaran a cabo en La Habana. En su libro deja expresa dicha intención y reseña que Cuba venía esforzándose por encontrar una solución para Colombia en vista de las circunstancias enteramente nuevas que allí se habían creado décadas después del triunfo de la Revolución Cubana. “Habíamos ofrecido nuestro territorio como sede para cualquier conversación de paz, con el único requisito de que no participaríamos en las negociaciones ya que el problema debía resolverse exclusivamente entre colombianos sin ningún tipo de presión internacional”.

En la primera década del presente siglo La Habana fue escenario de los diálogos entre el el ELN y el Gobierno de Álvaro Uribe.

Por casi siete décadas Fidel ha hecho importantes aportes a la consecución de la paz de Colombia. Dichos esfuerzos se ven hoy recompensados con la firma del acuerdo de cese al fuego definitivo y bilateral entre el Gobierno de Santos y las tropas insurgentes de las FARC-EP. Los empeños del Comandante dieron sus frutos y La Habana se convirtió en la capital de la paz.