La presidenta electa de Brasil Dilma Rousseff, destituida del cargo el pasado 31 de agosto, aseguró este viernes a través de una entrevista radiofónica, que no le guarda odio a su antiguo vicepresidente y sucesor en el cargo Michel Temer, aunque lo considera un traidor.
«Yo no tuve odio de los torturadores, por qué le voy a tener odio al traidor en este proceso», dijo Rousseff sobre el presidente interino de Brasil Michel Temer, en alusión al proceso de juicio político y destitución que sufrió a manos del Congreso de ese país que terminó con su mandato.
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Rousseff resaltó que el sentimiento que la traición provoca es de injusticia, «no se puede tener odio de las personas. El odio hace que seas capturado por el objeto que odias», agregó.
La mandataria destituida, afirmó que fue víctima de un proceso que para ella tenía dos objetivos: evitar que las investigaciones del caso Petrobras «lleguen hasta ellos» y «aprobar la reforma de las pensiones, que es contra los intereses de los trabajadores».
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No obstante, al ser preguntada sobre su nueva vida tras dejar la Presidencia de Brasil, Rousseff dijo que «tengo una vida intensa en el área de comunicación social» en las redes sociales con las que se mantiene en contacto con sus seguidores, y destacó que ahora tiene más tiempo para ver a sus nietos y familiares.
Un informe elaborado por técnicos del Senado brasileño señaló el pasado mes de junio que no existen pruebas de que Rousseff participara en las maniobras fiscales, que supusieron una de las causas que llevaron la apertura del juicio político.
