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Brufau avisa: Europa no va en la dirección correcta y se expone a quedar fuera de la hegemonía económica mundial

Lleva Antonio Brufau tiempo advirtiendo de que Europa no está haciendo las cosas bien en materia energética. Que se está equivocando en su forma de encarar la transición tratando de marginar más pronto que tarde a los combustibles fósiles en un momento en que otros, como Estados Unidos, son más pragmáticos y los están combinando con más criterio con las energías renovables para no perder competitividad y oportunidades. Y hoy ha vuelto a insistir en ello yendo incluso más allá. El presidente de Repsol cree que Europa «no va en la dirección» correcta y que corre el riesgo de acabar relegado a jugar un papel secundario en el tablero económico mundial por detrás de las dos grandes potencias, China y Estados Unidos.

Durante su intervención en la junta de accionistas de la compañía, Brufau ha advertido de que Europa se puede ver desplazada a «la periferia de un gran núcleo económico» que podría ser Eurasia. Y ha culpado de ello a la estrategia adoptada por la Unión Europea para su transición energética de ponderar la parte social y de descarbonización dejando a un lado las necesidades que la industria europea tenga para progresar.

Brufau ha vuelto hoy a confrontar los dos caminos adoptados por Europa y Estados Unidos para abordar la transición energética. Mientras que al otro lado del Atlántico se ha apostado, según Brufau, por «reindustrilizar la economía» con su Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), que incentiva y es más breve y sencilla; en este se ha seguido apostando por ordenar y regular al ciudadano, sin pensar en la industria, la seguridad de suministro o el coste de la energía, o apostando casi exclusivamente por la electrificación. «Europa tiene que entender que la transición energética o sirve para fortalecer nuestro sistema tecnológico y nuestro tejido industrial o se convierte en una plataforma extractiva de nuestros recursos públicos para aumentar las bases tecnológicas e industriales de otros países», ha advertido de forma crítica el presidente de Repsol.

Para Brufau, Europa, además de no renunciar a las políticas de liderazgo de la lucha contra el cambio climático, debería abordar «nuevas y diferentes estrategias energéticas» que le permitan tener «un papel industrial en este contexto mundial», ante una dependencia de China y sus materias primas que ya es «brutal y es un problema». «Las decisiones que los políticos europeos estén tomando hoy no van a ser neutras para el futuro de Europa. Y las decisiones que tomen estos políticos en relación a la colaboración público-privada tampoco serán neutras», ha advertido.

El presidente de Repsol, abundando en uno de los argumentos que lleva tiempo esgrimiendo, ha asegurado que la «negación a la neutralidad tecnológica» en ese camino tomado por Europa hace que también haya una negación hacia todas aquellas formas de movilidad que sean distintas a la electricidad, por ejemplo los combustibles renovables o el hidrógeno. Estas políticas, ha dicho, tienen una visión «muy europeocentrista», con una regulación en el Viejo Continente centrada en buscar eliminar las emisiones. «Están pensadas para Europa, para el centro-norte del continente, y tienen seguramente poco en cuenta ese 70% de los ciudadanos de este planeta que necesitan desarrollarse y que prioritariamente tienen otros objetivos que no sea la descarbonización», ha dicho. Por eso, ha apuntado que Europa corre el peligro de que su peso industrial termine trasladándose definitivamente a otros lugares del mundo como China o India. «Al perder tejido industrial perdemos competitividad en la sociedad europea. No es casualidad que llevamos ya 15 o 20 años en Europa sin conseguir el objetivo del peso del PIB industrial en relación al total PIB europeo, que estaba fijado en un 20%, estamos en un 16% y cayendo», ha dicho.

Brufau ha subrayado que el planeta necesita todavía combustibles fósiles y que Repsol proveerá de convencionales y renovables de todos los niveles para que sean los ciudadanos quienes decidan qué es lo que quieren, si quieren electricidad, si quieren un combustible renovable, si quieren un combustible convencional, etc». No obstante, ha asegurado que, si la legislación se lo permite, también quieren ser grandes productores de hidrógeno.

Por su parte, el consejero delegado de la compañía, Josu Jon Imaz, ha puesto el foco a los altos precios que ha alcanzado la energía, algo que ha dicho que no es sólo achacable a la recuperación tras la pandemia o a la guerra en Ucrania, sino también a algunas «políticas públicas» y ha advertido de que la volatilidad de los hidrocarburos se mantendrá durante este año. Imaz ha destacado los más de 500 millones de descuentos adicionales que Repsol aplicó en 2022 para intentar paliar en el cliente la alta subida del precio de los combustibles, que afectó al negocio de estaciones de servicio, aunque su efecto se vio parcialmente paliado por unas mayores ventas.