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Bruselas activa el proceso para sancionar a Italia por su abultada deuda pública

A la Comisión Europea (CE) se le está terminando la paciencia. Por eso, hoy no sólo se limitará a realizar un duro análisis sobre el presupuesto italiano remitido por el Gobierno de Giuseppe Conte, sino que también activará el procedimiento sancionador dentro del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, debido a la abultada deuda del país transalpino. Este proceso puede desembocar en una multa de hasta el 0,2% del PIB, unos 3.500 millones de euros, si Roma no acaba cediendo a las peticiones de Bruselas.

Para llegar a este estadio, se necesita el aval de las capitales europeas. Hasta ahora, ningún país ha apoyado a Roma en su pretensión de sacar adelante un presupuesto que triplica la meta de déficit acordada por el anterior Ejecutivo y sigue alimentando una deuda pública hasta límites inasumibles para la zona euro (del 131%, sólo superada por Grecia). La soledad de Italia empieza a recordar a la situación vivida por Atenas durante los peores momentos del Ejecutivo de Tsipras. En los procedimientos sancionadores del Pacto de Estabilidad y Crecimiento se necesita la denominada mayoría cualificada inversa. Los estados europeos sólo pueden revertir los veredictos de la CE, lo que hace mucho más difícil sortearlos.

Pero Bruselas confía en que la sangre no llegue al río. Todo indica que este paso hacía delante del Ejecutivo comunitario no significa el fin del diálogo. La CE anunció ayer una cena de trabajo este sábado entre el primer ministro del país, Giuseppe Conte, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en vísperas de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno sobre el Brexit. Los portavoces comunitarios no quisieron adelantar el contenido de la reunión, pero todo indica que la capital comunitaria pretende no tener que llegar a los castigos, ya que el farragoso procedimiento deja la puerta abierta a las rectificaciones. En 2016, España y Portugal acabaron zafándose de una multa multimillonaria por su abultado déficit en el último minuto. Hasta ahora, Bruselas se ha limitado a los hechos y ha preferido guardar las declaraciones altisonantes para otra ocasión. En los pasillos comunitarios la máxima sigue siendo no ceder a provocaciones que acaben alimentando el victimismo de Roma.

El plazo para enmendar los presupuestos terminó el pasado martes, pero Italia se limitó a prometer que el déficit público se mantendrá en el 2,4%, por debajo del 3% que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Bruselas cree que las previsiones de crecimiento económico de Italia son demasiado optimistas y que en el año 2020 se superará este umbral. En una misiva enviada el día 30 de octubre, la CE recordó que «la deuda pública italiana sigue siendo de una vulnerabilidad crucial», lo que «limita el margen de maniobra del Gobierno para gastos más productivos en beneficio de los ciudadanos».