Tras el éxito de Bitcoin, el mercado replicó esta tecnología y creó miles de criptomonedas ,alguna de ellas muy conocidas, como Ethereum, Litecoin o Ripple. Sin embargo, su dependencia a una cadena de bloques o ‘blockchain’ que transfiera los fondos y valide las transacciones es común. Aunque el Bitcoin fue el primer caso práctico de éxito a gran escala en este sentido, desde su creación han nacido varias empresas de ‘blockchain’, alguna de ellas permitiendo a los desarrolladores acceder a su tecnología.
Asi, estos inquilinos de la tecnología pueden ejecutar una amplia variedad de aplicaciones de cadena de bloques, como contratos inteligentes y aplicaciones descentralizadas. Una tecnología ampliamente perfeccionada gracias a la experiencia de Charles Hoskinson, cofundador de Ethereum. Aunque entre amblas cadenas contienen una diferencia principal.
Cardano posee una estructura de dos capas bien diferenciada. Una primera llamada ‘Cardano Settlement Layer’ (CCSL) que lleva a cabo las transacciones de criptodivisas. La otra capa, ‘Cardano Computation Layer (CCL), es la encargada de ejecutar las aplicaciones y permite la entrada a desarrolladores. En Ethereum ambas capas se encuentran entrelazadas.
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