Inicio Actualidad Económica Cataluña ya tiene su impuesto a las bebidas azucaradas, ¿sirve para algo?

Cataluña ya tiene su impuesto a las bebidas azucaradas, ¿sirve para algo?

Desde ayer lunes existe un nuevo impuesto en Cataluña que afecta a las bebidas azucaradas y que establece que debe repercutir de forma directa al cliente final. El impuesto afecta a un gran número de productos, como las aguas con sabores, bebidas energéticas o los zumos de fruta con azúcar añadido.

Las subidas varía según la concentración de azúcar donde se han fijado 2 tramos diferentes. La Generalitat espera recaudar más de 41 millones de euros al año. Algunos consumidores desde que salió en los medios ignoraban que el impuesto también se extendía a otros productos como las bebidas de chocolate, las bebidas deportivas o las bebidas de té y café.

Nos podemos preguntar: ¿Cómo se va aplicar el impuesto de las bebidas azucaradas? ¿Este impuesto sirve para desincentivar el consumo o es una nueva fuente de financiación? ¿Está idea es original del Gobierno catalán?

¿Cómo se va aplicar el impuesto de las bebidas azucaradas?

Los 2 tramos diferentes que se han fijado, de acuerdo con la concentración de azúcar son:

  • El primer tramo afecta a las bebidas que tienen entre 5 y 8 gramos de azúcar por cada 100 mililitros con una subida de 8 céntimos de euro por litro.

  • El segundo tramo afecta a las bebidas azucarados con más de 8 gramos por cada 100 mililitros con una subida de 12 céntimos de euro por litro.

El consumidor final es quien tiene que pagar el impuesto. Según ha dicho la Generalitat catalana que su pretensión es reducir el consumo de estos productos como ha sugerido la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Quedan fuera del impuesto bebidas azucaradas: los zumos de frutas naturales, las bebidas alcohólicas, productos alternativos a la leche si no tienen azúcares añadidos o los productos de uso médico. No están gravados refrescos que carecen de azúcar como la Coca-Cola zero, que no llevan azúcares añadidos.

El mecanismo diseñado por el Gobierno catalán para cobrar el impuesto implica que los distribuidores (bares, tiendas o supermercados) incorporen en la factura del vendedor el concepto de IBEE, las siglas del impuesto.

¿Más qué desincentivar va a ser un nueva fuente de ingresos para el Gobierno catalán?

Nadie pone en duda que el impuesto va a permitir a la Generalitat tener una importante fuente de ingresos con este nuevo impuesto. Las previsiones de recaudación son de más de 41 millones de euros al año.

Aunque la Generalitat ha querido exponerlo como una mejora para la salud pública a través de la reducción del consumo de azúcar y que están aplicando actualmente países europeos como Francia o Dinamarca, según las líneas marcadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La idea de imponer un impuesto a las bebidas azucaradas lleva más de una década debatiéndose en la salud pública. México fue uno de los primeros países en aplicar el impuesto sobre las bebidas azucaradas debido al preocupante exceso de obesidad de sus ciudadanos.

Después le siguieron otros países como Francia, Noruega, Finlandia, Hungría, Sudáfrica o algunas ciudades de Estados Unidos ya tienen un impuesto similar que grava las bebidas azucaradas. Reino Unido ya ha anunciado que lo implantará a partir de 2018.

El impuesto implicará un aumento de entre un 8 por ciento y un 50 por ciento del valor de las bebidas azucaradas donde las marcas blancas serán las más afectadas. El sector de las bebidas azucaradas se puede sentir discriminado con respecto a otros productos azucarados como será la bollería.

En los últimos años han aparecido nuevos impuestos que tienen por objeto gravar las externalidades negativas, es decir, efectos negativos de una actividad económica, o cambiar comportamientos sociales para mejorar las condiciones generales de salud.

Esta iniciativa se pensó implantar en el año 2013 en Cataluña

El Gobierno central había planteado inicialmente incluir este impuesto en los últimos ‘Presupuesto Generales del Estado‘ pero finalmente se decidió no incluirlo. Con impuesto se preveía recaudar unos 200 millones de euros al año.

Era un medida que pretendía rebajar el déficit público para cumplir con el objetivo del 3,1 por ciento de déficit para este año. Si bien su potencial recaudatorio es bajo, por lo tanto, se trata más de una medida disuasoria en lo que ya se ha convertido una lucha mundial contra la obesidad y las enfermedades derivadas.

El anterior consejo de Economía del Gobierno catalán, Andreu Mas-Collel, intentó implantarlo en Cataluña en el año 2013, una iniciativa frenada por la presión del embajador de Estados Unidos por las implicaciones que puede tener en las 2 mayores productoras de bebidas azucaradas de su país. El embajador le advirtió de que la decisión ahuyentaría la inversión de empresas de Estados Unidos en Cataluña.

El impuesto del Gobierno catalán está bien diseñado porque fomenta que los fabricantes reduzcan el contenido de azúcar y trasladen sus esfuerzos publicitarios a productos con menos edulcorantes.

La estructura del impuesto catalán, con dos tramos, es diferente a la de México, que implantó el impuesto durante el año 2014 con un solo impuesto. Dos años después, los resultados son un aumento del consumo de refrescos porque los fabricantes se limitaron a trasladar al precio de todos sus productos el impuesto y no diferenciaron por niveles de azúcar.

Ahora existen las dudas de que pasaría con el impuesto catalán si el Gobierno establecería un impuesto similar. Según lo que establece la ‘Ley de Financiación Autonómica’ (Lofca) es que los impuestos regionales quedarían anulados pero el Gobierno central tendría que compensar a la comunidad o comunidades que ya tienen el impuesto con similares características.

En El Blog Salmón | Dos pájaros de un tiro: España gravará las bebidas azucaradas

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