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China gira en su tradicional política anti-Bitcoin: así puede afectar a la cotización de las criptomonedas

La cripto-comunidad ha sido una de esas comunidades tan disruptivas contra los intereses creados, contra la hiper-vigilancia, y contra la represión financiera de los gobiernos, que ha sufrido en sus propias carnes desde sus primeros comienzos una buena dosis de hostigamiento y persecución, que les ha obligado a ir casi a la clandestinidad en no pocos países.

De hecho, todavía no sabemos ni siquiera quién es ese Satoshi Nakamoto que creó Bitcoin desde las sombras, evidenciando que sabía perfectamente dónde se metía. Detrás de este pseudónimo es muy probable que se oculte incluso un estado con el suficiente músculo científico-técnico-económico para inventar algo así de disruptivo, y que además tenga la capacidad de forzar a varios equipos multidisciplinares a mantener su trabajo en el más absoluto secreto.

Pero en el cripto-mercado han sido y siguen siendo muy habituales los giros bruscos en diversos países del globo respecto a su política pro-bitcoin o anti-bitcoin, pasando de un lado al otro de la línea divisoria con más facilidad que coherencia. Pero ahora es China la que se une a la transigencia para con la cripto-economía, y la pregunta no es ya el “qué”, sino más bien el “porqué” y… sobre todo el “¿Por qué precisamente ahora?”.

De Rusia a China, pasando también por otros países, Bitcoin siembra inquietud y también sed de poder financiero a partes iguales

Aquí hay que empezar diferenciando claramente entre lo que ha venido siendo mayormente la aproximación más “explorativa” de ciertos bancos centrales de países desarrollados, como puede ser la del Banco Central Europeo, o la del propio Banco de Suecia, que desde el principio fue por delante del propio BCE en su tarea cripto-exploratoria. Es precisamente Suecia la que ahora está ya considerando muy seriamente el lanzar una cripto-moneda nacional como medida tal vez de corte proteccionista frente a las cripto-monedas libres. Efectivamente, parece que a estas autoridades monetarias de países occidentales, más que importarles una potencial pérdida de poder financiero totalitario, que en nuestros países no acaba de ser tal (o al menos no tanto como en otras latitudes), lo que parece inquietarles es más bien las posibles consecuencias últimas y las vulnerabilidades bancario-financieras que abriría la introducción “por las bravas” de la cripto-economía “hasta la cocina” de nuestras socioeconomías.

Ya saben cómo desde aquí fuimos de los primeros en analizar la flagrante falta de regulación de la cripto-economía, también en nuestros propios países. Pero finalmente en ese mismo análisis llegamos a la conclusión de que, ante el tremendo desconocimiento inicial que había respecto a esta nueva forma de dinero y de acumular y manejar valor y activos, podía ser infinitamente peor una mala regulación temprana, que una falta temporal de regulación hasta que el conocimiento y la legislación llegasen finalmente para dar forma sostenible socioeconómicamente a este nuevo tipo de futuro. No obstante, y años de estudio de por medio, ya podemos congratularnos de que también en los países desarrollados, y en especial en Europa, el discurso sobre un posible cripto-euro y sobre la cripto-economía en general ya es mucho más sólido y aperturista, pero los es ahora ya con conocimiento de causa. No obstante, como podrán leer en el enlace anterior, sigue habiendo riesgos sistémicos muy importantes que Lagarde no citó cuando recientemente abordó el tema públicamente.

Pero pasando ya a otro tipo de países con otros regímenes políticos y bancario-financieros radicalmente diferentes, hay que decir que, tras los golpes y el hostigamiento iniciales, algunos de esos países de otro corte político menos pro-mercado y más de “rodillo” estatal, han acabado dando sonoros giros en su política y en sus declaraciones respecto a Bitcoin&Co. Son unos bandazos que ya se habían venido viendo por parte de países como la propia Rusia, con sus continuas idas y venidas en este tema, y en las que se alterna la fuerte represión e incluso la prohibición abierta de poseer de Bitcoins, con otros movimientos que han pasado a abrazar efusivamente la cripto-economía, haciéndolo por motivos que sólo pueden tildarse de desconocidos, más allá de las mediáticas declaraciones “oficiales” (a saber).

Y esto ha sido así mientras que algunas de las mayores granjas masivas de minería de cripto-monedas estaban siendo ubicadas precisamente en Rusia, y mientras que esas GPUs tan utilizadas para minar tienen en Rusia uno de sus principales y más lucrativos mercados a nivel mundial. Y es que el dinero lo que tiene es que gusta en todos sitios, por muy capitalista que pueda ser su procedencia, pero el poder gusta en algunas latitudes todavía incluso mucho más que en otras, y Bitcoin representa ahora mismo un gran poder tanto financiero como de valor dinerario, especialmente en lo que a su proyección a futuro se refiere con una potencial adopción masiva.

Pero China ha sido el último país en dar un brusco giro respecto a su posición ante Bitcoin y sus cripto-hermanos

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Pero pasando ya a la China del tema de hoy, el gigante comunista tampoco está precisamente con esos países desarrollados de corte aperturista y mayormente de mera vigilancia por la estabilidad socioeconómica. Así, los movimientos de las políticas financieras y económicas de la potencia asiática se caracterizan mayormente por ejercer el control financiero y monetario más absoluto, además de por dejar para otra década la libertad de mercado y de empresa. Con semejantes premisas, ¡Qué no iban a estar considerando respecto a Bitcoin y todo lo que de amenazante representa para con el poder establecido!

Pero como parte este mundo económico-financiero que no deja nunca que nos aburramos, y que nos sorprende un día sí y otro también, ahora China ha virado el rumbo en el cripto-mercado, y su tono al respecto ha cambiado muy muy significativamente. Dado lo habitualmente medido y dirigido de toda declaración pública de dirigentes chinos, lo cierto es que es 100% seguro que las declaraciones chinas que hemos visto recientemente no son simplemente algo casual e informal. Ya pueden asegurar que son igualmente algo muy intencionado y elucubrado.

Así, es sólo hace unos días cuando hemos asistido a ese cambio de discurso anteriormente anti-Bitcoin de los dirigentes chinos, con nada más y nada menos que todo un gobernador del Banco Popular de China calificando ahora ante nuestros atónitos ojos a Bitcoin como una “alternativa de inversión”. Verlo para creerlo, especialmente viniendo como vienen en aquel país de toda auténtica persecución de la comunidad Bitcoin con mano más que dura. Aquí, debe de haber algo más que lo intencionadamente aparente, y muy especialmente tratándose de la informativamente hermética y dirigida China.

¿Por qué de este giro? ¿Y por qué ahora tras tantos años de hostigamiento de la cripto-comunidad por parte de las autoridades chinas? Si algo pueden tener por seguro respecto a un estado totalitario como es el de China, lo cierto es que allí nada, absolutamente nada, ocurre por casualidad, y todo está minuciosamente planificado y medido, por mucho que algunas veces el tiro les pueda “salir por la culata”. Así que la pregunta oportuna y procedente no es otra sino: ¿Qué interés ha podido llevar a las autoridades chinas a cambiar la cripto-represión por la cripto-transigencia, o incluso la cripto-adopción?

Las motivaciones chinas ocultas pueden ser muy distintas al cripto-amor declarado (y tan convenientemente publicitado)

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Tal vez una de las motivaciones chinas sea que ya empiezan a tener en su país el cripto-universo más atado de pies y manos, tras años de exploración de procedimientos tecnológico-policiales con los que adentrarse en el inicialmente insondable cripto-universo. Hipótesis aparte, si algo es cierto con ciertos regímenes es que, declaraciones “cara a la galería” aparte, sólo hay que dejar pasar algo de tiempo para que la realidad revele qué se llevaban realmente entre manos. Esperemos que cuando lo descubramos no sea demasiado tarde para la cripto-comunidad, y que la privacidad y la independencia más descentralizada puedan seguir siendo uno de sus estandartes, pudiendo seguir dejando a los intereses creados a un lado.

Pero tampoco se puede descartar que el movimiento chino sea el principio de una rendición en toda regla, y que allí hayan acabado viéndose forzados a abrazar la cripto-economía ante la imparable ola que ya amenazaba con calarlo todo también en la economía china. Y es que ya les analizamos en el pasado cómo, si China se empeñaba en seguir persiguiendo totalitariamente a Bitcoin y a la cripto-comunidad, era muy posible que lo único que pudiera conseguir el estado chino fuese asistir al inevitable surgimiento de un mercado negro de Bitcoins, catalizado por la imparable demanda de su población, que se vería abocada a encontrar fuera de los circuitos legales la única manera de satisfacer su sed insaciable.

Tal y como ya les expusimos entonces en el enlace anterior, podría estar demostrándose ahora que efectivamente Bitcoin era un “too big to (make it) fail”, incluso para el todopoderoso e hiper-intervencionista estado chino. Está por ver finalmente con los próximos movimientos si efectivamente la cripto-economía podría estar demostrando ser imparable, al igual que lo sería el nuevo paradigma que ha traído a nuestras socioeconomías. Así, parece que Bitcoin y sus hermanos ya pasarían de ser ese “too bit to (make it) fail”, para directamente ser calificados con ese término anglosajón de “unstoppable”; es decir, un “imparable” que tanto en cristiano, como en ortodoxo, o incluso en budista, no puede sino convertir a la nueva cripto-fé incluso a los estados más profesamente ateos.

Y que conste que en el debate también sobrevuela la posibilidad de que ahora China haya visto en el Bitcoin una nueva posible arma financiera a su alcance, en esa guerra por la hegemonía mundial que ya está librando abiertamente con EEUU, y en cuyo barro de trinchera Biden se ha metido hasta la cintura desde el principio de su mandato.

En cualquier caso, el movimiento chino son (muy) buenas noticias para el cripto-universo como mercado, que ya reaccionó con alzas a la noticia, y para el que el mercado chino en particular siempre ha sido una plaza fuerte. Y no es ya sólo eso, por proyección mismo a nivel mundial, un cambio de sesgo así por parte de la que es la segunda potencia económica del planeta por PIB, y la primera con 1.400 millones de chinos potenciales usuarios y compradores de Bitcoins&Co., armamentístico o no, es un brusco giro que sólo puede potenciar (y mucho) la adopción masiva y la negociación de todas las “cripto” en general a nivel mundial. Aunque realmente la recomendación más inversora de un servidor es que prefiero optar por alternativas a Bitcoin con mejores funcionalidades, y que son excelentes candidatos a superarle en el largo plazo. Además, también pesa en mi parecer que Bitcoin fue lanzado desde la oscuridad y la clandestinidad, y fuese por lo que fuese, eso también arroja la alargada sombra de desconocer sus fines últimos y potenciales “asimetrías” técnico-funcionales. Es una inevitable fuente de incertidumbre que, junto con la existencia de una única mano negra y fuerte que manipula masivamente Bitcoin a voluntad, contrasta con la transparencia y la comunidad de reputados científicos y académicos con nombres y apellidos existente detrás de altcoins como Stellar, Algorand, o Cardano.

Y todo lo anterior sobre cripto-represión no es óbice para que China sí que haya estado hasta el momento haciendo al mismo tiempo sus progresos en lo que a un potencial Yuan digital se refiere, que sólo vendría a recrudecer la guerra de divisas yuan-dólar por la hegemonía monetaria mundial. Un Yuan digital que también podría ser instrumentalizado de otras nuevas y disruptivas maneras, pues una herramienta así (in)correctamente diseñada podría ser la “herramienta definitiva”, con la que podría haber estado soñando cualquier estado como el chino para acabar de ejercer el control financiero más absoluto sobre su población. Con una cripto-moneda nacional, pero diseñada bajo los requisitos técnicos de hiper-vigilancia y trazabilidad, (en vez de con privacidad y anonimato), aquí no se escapa ni el último chino (mandarino).

Y no será por la inexistente voluntad propia de cambio de las autoridades de ciertos países “dictapitalistas”, tan acomodados en la poltrona de sus dictaduras, sino muy probablemente más bien por la inevitabilidad del mismo: “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Estaríamos así ante un caso más de ración generosa y forzosa de «son lentejas, si quieres las comes, y si no las dejas». Eso sí, los europeos fuimos de los primeros en verlo, y seguramente fuese porque nuestros dirigentes se preocupan algo menos por mantener los intereses creados y por un poder que al final para ellos sólo es cuatrianual. Ello unido a unos valores socioeconómicos que van intrínsecamente en nuestro ADN europeo son lo que les permite enfocarse más en preocuparse por mantener el bienestar y los derechos del ciudadano de la calle, y por la estabilidad financiera. Habrá sido por motivos muy distintos, pero se trata de una posición respecto al cripto-mercado a la que ahora también se han tenido que unir los chinos, al menos en sus declaraciones más mediáticas.

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Y es que entre los principales objetivos europeos ha estado siempre la preocupación por diseñar un futuro conforme a nuestros valores y libertades para todos los europeos, algo que choca frontalmente con las intenciones habituales por otras latitudes. Es lo que tiene el poder absoluto y el interés de su búsqueda, que ciegan incluso hasta al más clarividente. Y claro, luego toca rectificar y disfrazarlo como se pueda, para no evidenciar los errores tan de bulto de unos dirigentes que se venden como la perfección suma, y que siempre se publicitan como poseedores de la verdad absoluta e inmutable. En su pecado llevan la penitencia. Ha tocado corregir, con Bitcoin como purgante y… también como purgatorio.

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