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Cobrar un extra por cumplir la jornada laboral y el complejo problema del absentismo laboral

El ayuntamiento gallego de Ponteareas aprobó el lunes pasado en un polémico pleno conceder un plus de productividad a aquellos funcionarios y trabajadores del ayuntamiento que realicen al menos el 90% de la jornada laboral.

Aquí tenemos una medida de zanahoria, frente a la del palo que aprobó unos años antes la Xunta de Galicia que retiró el complemento salarial a los trabajadores que estuvieran de baja. Esto logró reducir un 25% el absentismo laboral. Sin embargo el problema no solo es económico, la complejidad es mayor.

Absentismo laboral en España

Siempre se ha dicho que el absentismo laboral en España es un problema de nuestra economía, que tiene unos costes tremendos. Según la Asociación de mutuas de accidentes de trabajo (Amat) tiene un coste directo de 4.800 millones de euros al año para las empresas y 5.000 millones de euros para la Seguridad Social. También estiman un coste de la oportunidad para el conjunto del país de 62.000 millones de euros, aunque esta cantidad me parece excesiva.

El absentismo laboral es simplemente la no presencia del trabajador en su puesto de trabajo cuando estaba previsto que estuviera. La principal causa es médica (lógico, ya que sin esta causa el despido está justificado, excepto en huelga).

Con la crisis el absentismo laboral se redujo en España (paso de una tasa del 4,90% en 2007 a un 4,10% en 2013) y con la recuperación está aumentando de nuevo (en 2015 fue del 4,45%). Parece claro que con la crisis muchos trabajadores tenían miedo a perder su puesto de trabajo y reducían en lo posible las ausencias, cosa que se está relajando de nuevo.

De todas formas si nos comparamos con Europa las cifras son muy similares, teniendo incluso una incidencia menor que muchos países. Aunque nos gusta ser negativos quizá no estamos tan mal en este aspecto.

Medidas económicas

Para combatir el absentismo legislación española tiene una estrategia del palo desde hace mucho tiempo: los tres primeros días de una contingencia común el trabajador no cobra nada. De los días 4 al 20 cobra el 60% de su base reguladora de la Seguridad Social (hasta el día 15 lo paga la empresa, a partir de ahí la Seguridad Social). Y del día 20 en adelante se cobra el 75%. Si es una contingencia profesional (accidente o enfermedad laboral) se cobra el 75% desde el primer día.

Por tanto, los tres primeros días de baja no se cobra nada y eso es un incentivo para que el trabajador solo falte cuando realmente está enfermo. Sin embargo casi todas las empresas tienen convenios que complementan estas cantidades, muchas veces hasta el 100% del sueldo en todo el periodo de baja (es una exigencia de los sindicatos y normalmente las empresas no quieren ejercer de poli malo)

En el caso de la Xunta de Galicia y otras Comunidades Autónomas, con la crisis han aplicado alguna reducción para reducir el absentismo, y lo han logrado. Por ejemplo en la Xunta aplica exclusivamente la ley y sus trabajadores no cobran los tres primeros días y luego el 60 / 75%. Esto ha reducido el absentismo en un 25%.

Ahora el ayuntamiento de Ponteareas quiere hacer lo contrario, pagar más al que no falte al trabajo. Es decir, intentar combatir el absentismo pero sin perjudicar al trabajador que realmente tiene un problema de salud. Es una medida polémica pero quizá más justa que el simple castigo económico.

Situación social

El problema de perseguir el absentismo con medidas de palo, es decir, quitando sueldo, es que tiene también efectos contraproducentes. Estamos castigando a personas que tienen problemas de salud y también generando otros problemas laborales: por ejemplo trabajadores con gripe que no deberían ir al trabajo sí que van. Su rendimiento es más bajo, se exponen a tener complicaciones y además contagian a sus compañeros generando otros costes económicos a las empresas.

Por otro lado las bajas se controlan desde los centros de salud y los médicos también están sometidos a un control. Se vigila y se debería vigilar aún más que no haya bajas sin motivo. Esto siempre es complicado, ya que en la actualidad el trabajador que está de baja sufre muchas veces una persecución por parte de la Mutua del trabajo cuando debería ser el médico que prescribió la baja quien esté vigilado.

También es cierto que con la crisis muchos centros de salud han tenido recortes y tardan más en dar cita lo cual puede tener un impacto a la hora de pedir un alta médica. Habría que estudiar el coste de recortar en atención primaria.

El empleo de baja calidad que abunda por España también tiene una incidencia en el absentismo. Las bajas «falsas» son menos frecuentes si el trabajador está contento. Esto es un problema estructural de difícil solución a corto plazo.

De hecho las medidas que mejor combaten el absentismo, dejando de lado las económicas, son la salud y seguridad en el trabajo, la gestión de recursos humanos, la flexibilidad en la organización, la comunicación interna y el plan de carrera.

En resumen, estamos ante un problema complejo que debería tener un enfoque más global que el simple castigo o recompensa económica al trabajador. Los costes son altos pero habituales en nuestro entorno.

Imagen | Presidencia de la República Mexicana