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Cumbre del G20 Buenos Aires: Por qué España no está en el G20

El próximo fin de semana se celebra en Buenos Aires la Cumbre del G-20, 10 años después de la primera que tuvo lugar en Washington DC y que supuso el germen del actual grupo, sustituto como gran órgano del poder económico mundial del G8.

El G20, o Grupo de los 20, es, según su propia definición, “el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política y aborda los grandes desafíos globales y busca generar políticas públicas que los resuelvan”. Está compuesto por la Unión Europea y 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.

¿Y dónde está España? Pues no la busque, porque no está. El G20 comenzó como un foro de ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales. Fue creado el 25 de septiembre de 1999 en una reunión de ministros de Finanzas del G7, es decir, las siete mayores economías del mundo, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. A este grupo se sumó después Rusia en 1998, pasando a convertirse en el G8.

En ese año 1999 se decidió a sumar al G8 a las 12 principales economías emergentes del mundo así como a la Unión Europea. España, por tanto, seguía fuera, es decir, ni estaba entre las siete u ocho economías mundiales del G7 y G8 ni entre las emergentes, de tal modo que no tenía ni voz ni voto en un foro tan importante que agrupa el 85% del producto bruto global, el 66% de la población mundial, el 75% del comercio internacional y el 80% de las inversiones globales.

A pesar de todo esto, España sí estará en Buenos Aires el próximo fin de semana como ha venido estando en todas las cumbres del G20 desde 2008. Según el propio Ministerio de Asuntos Exteriores español, la primera participación española en el G-20 tuvo lugar en la cumbre extraordinaria de noviembre de 2008 en Washington cuando el entonces presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, cedió a España uno de los dos puestos que le correspondían como presidente de turno de la Unión Europea y como miembro del G-8.

Tras la cita de Washington, España fue invitada oficialmente para asistir a la cumbre extraordinaria de Londres de abril de 2009, con el primer ministro británico Gordon Brown como anfitrión. Después de participar en la cumbre de Londres, España consideró consolidada su posición en el G-20 como corresponde a su peso político y económico en la comunidad internacional. España también estuvo en Pittsburgh, en septiembre de 2009, para participar en la cumbre extraordinaria presidida por Barack Obama, anfitrión de la cita.

Estatus de invitado permanente

Posteriormente, España ha asistido a la cumbre extraordinaria de Toronto, en junio de 2010. Durante la presidencia de Corea del Sur, tuvo lugar la cumbre extraordinaria de Seúl, en noviembre de 2010; en ella, el país anfitrión apoyó la posibilidad de que España formara parte de un G-20 ampliado. España ha participado en las últimas cumbres desde entonces hasta el punto de que se ha convertido en el único país con el estatus de invitado permanente, pues se le permite estar en todas y cada una de las reuniones, independientemente de que su representación sea llevado a cabo también po la UE.

Según el Real Instituto Elcano, el think-tank español de estudios internacionales y estratégicos, “España, para consolidarse es su papel de invitada permanente y eventualmente optar a ser miembro si se presentara la ocasión, puede aportar análisis, posicionamientos y propuestas que le interesen a ella como país y a los demás socios en este marco”.

El G20 se ha convertido en un marco central si no para la decisión sí para el impulso y el debate sobre algunos aspectos de la gobernanza global que interesan a España, pero ha perdido en capacidad decisoria o de coordinación de políticas en algunos ámbitos.

“Es importante asegurarse que España permanece en este foro e ir sembrando semillas -dice el Real Instituto Elcano- para, eventualmente, lograr el estatus de miembro permanente. Algunos elementos juegan a su favor, otros en contra. Pero, sobre todo, España necesita aportar en este marco propuestas o planteamientos que respondan a su interés nacional y al interés general de los participantes. No se puede limitar a “estar” en el G20, sino también a “ser” en él.

En cuanto al análisis que hace del peso de España en la economía mundial y en el propio G20, asegura que desde la primera cumbre del G20 “el peso relativo de España en la economía mundial se ha reducido tanto en términos relativos como en algunos casos absolutos, debido a la Gran Recesión que empezó en 2008, ya concluida, y al crecimiento de algunas economías emergentes”.

Así, en términos de presencia global, medida por el Índice Elcano, España, con un valor de 177,9, está en la posición 12ª. Por dimensión económica en la 19ª, por PIB en la 14ª, por capacidad militar en la 14ª y en la dimensión “blanda” en la 9ª. Con una demografía en reducción, debido al envejecimiento de la población, una reducción de la inmigración y un aumento de la emigración, se sitúa a este respecto en el lugar 28º.

Por ello, esta pérdida de posiciones relativas y absolutas puede poner en peligro su posición en el G20, especialmente ante el exceso de presencia de economías europeas. Ahora bien, la decisión británica de salir de la UE (el Brexit) puede reforzar la presencia de España, al no considerarse, cuando se complete la salida, el Reino Unido un país de la UE. Aunque lo más probable es que por un tiempo no se cambie el tipo de participación en el G20, España no sólo debe prevenirse –para lo que necesita estar activa– sino, si se abre la oportunidad, pasar a ser miembro permanente. Plantearlo como un objetivo aislado y abierto podría ser, sin embargo, contraproducente. Pero España interesará más si plantea cuestiones que interesen a más participantes.