Inicio Actualidad Económica «Cumplir los ODS supone innovación y unión con el sector privado»

«Cumplir los ODS supone innovación y unión con el sector privado»

Hace ya más de cuatro años, en septiembre de 2015, los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas –que se celebra cada año a principios de Otoño en Nueva York– adoptaron la llamada Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia. Desde entonces, la ONU reconoce como el mayor desafío del mundo actual la erradicación de la pobreza. Con la aprobación de esta agenda, se definieron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que comprenden desde poner fin al hambre en el mundo hasta alcanzar la igualdad de género pasando por hacer universalmente accesibles las energías.

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Analizar estrategias

Se trata de metas para conquistar a largo plazo que se convierten en retos presentes en los que la innovación y la creatividad han de jugar un papel capital. Precisamente, en este contexto y con el fin de analizar las estrategias puestas en práctica por empresas y organismos y debatir sobre ellas, se celebró el pasado jueves 28 de noviembre una mesa redonda en la sede de LA RAZÓN, organizada por este diario con la colaboración de Acciona.

Los cuatro ponentes, a quienes les avala una dilatada trayectoria en este campo, compartieron sus experiencias dirigiendo proyectos en cooperación para el desarrollo. Todos ellos coincidieron e incidieron en un punto que no dudaron en calificar de fundamental: la Agenda 2030 exige a todos los actores implicados que el camino hacia ese futuro sostenible se construya sobre alianzas entre el sector público y el privado.

Los participantes en este encuentro fueron Miriam Ciscar Blat, jefa del Departamento de Cooperación Sectorial en la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid); João Costa, director de Client Solutions & Digital Innovation en la Fundación Microfinanzas BBVA; José Gabriel Martín, director gerente de acciona.org, y, por último, Luis Rubalcaba Bermejo, catedrático de Política Económica de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH).

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«Todos los países tenemos que movernos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desde lo local y, además, debemos hacerlo caminando en consonancia con lo privado», afirmó para abrir la discusión Miriam Ciscar. De esta forma, la representante de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo abrió fuego y marcó el hilo conductor de una conversación a cuatro en cuya compenetración se atisbaba metafóricamente esa armonía sobre la que, remarcaron los participantes, habrá que construir la tan anhelada sostenibilidad empresarial.

«Este tipo de alianza, además, tiene que dejar de verse como algo con un principio y un fin, como algo útil para una acción puntual, y empezar a entenderse como una estrategia de gestión del cambio a largo plazo; es decir, la alianza entre lo público y lo privado en este sentido no es una suma, sino una sinergia en la que una de las partes lidera un plan de enseñanza con el que arrojar luz sobre una comunidad en evolución», añadió João Costa, de la Fundación Microfinanzas BBVA. Esta institución, que lleva 12 años de actividad promoviendo el desarrollo de emprendedores vulnerables de cinco países de América Latina, ha invertido ya cerca de 13.700 millones de dólares a través de sus seis entidades microfinancieras.

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José Gabriel Martín, de la fundación corporativa de la compañía Acciona, estuvo de acuerdo con esta idea: «Desde acciona.org aplicamos la experiencia de Acciona para llevar energía, agua y saneamiento a personas que no tienen expectativas de acceder a estas necesidades básicas a corto plazo; ya hemos proporcionado electricidad a más 50.000 personas en zonas rurales de Perú, México y Panamá y estamos llevando a cabo proyectos para proveer a comunidades aisladas de otros servicios esenciales, pero para ello hemos querido ir de la mano de la administración pública y de los gobiernos locales, sin los que los proyectos no serían viables a largo plazo». El director de acciona.org señaló también que para huir del denostado asistencialismo y lograr un desarrollo real, la fundación «apuesta por modelos sostenibles económicamente con los que se comprometan los propios usuarios». Un sistema que, a juicio de José Gabriel Martín, «es un ejemplo de innovación social para el desarrollo, ya que lo novedoso no es la tecnología, sino la forma de concebir y llevar a cabo el proyecto». Dicho de forma resumida por el profesor de Economía de la UAH, se trata de «organizar a la gente para que los beneficios sean permeables a sus necesidades y que, a través del uso de la tecnología, ellos sean los protagonistas de su propio desarrollo».

Necesidad local

Los cuatro expertos se mostraron también de acuerdo a la hora de establecer dos factores claves para el buen hacer de su labor cooperativa por la sostenibilidad social: la actuación desde la necesidad local y la inclusión de las tecnologías en estos proyectos entendidas como herramienta y no como meta. «La tecnología es muy importante porque nos permite hacer cosas que antes no podíamos, aumentando tanto la cantidad como la velocidad, pero no es el fin en sí mismo, sino el medio», argumentó João Costa. En este sentido, José Gabriel Martín añadió ejemplificando: «Nosotros trabajamos identificando primero poblaciones a las que no les va a llegar la red eléctrica a corto plazo, por ejemplo, en zonas remotas del Amazonas y, en base a eso, aplicamos soluciones adaptadas a sus necesidades, como los paneles solares fotovoltaicos domiciliarios; lo relevante aquí no es la innovación tecnológica como tal, sino la capacidad de desarrollar estrategias para concitar compromiso en los habitantes, apoyo institucional y regulación que nos permita actuar de forma ágil, porque, aunque la I+D+i tecnológica es lo que mediáticamente resulta más sexy, el resto de aspectos organizativos requiere también de innovación». El catedrático Luis Rubalcaba Bermejo denominó lo que describían sus compañeros de mesa como «una vocación de servicio» que se traduce en esa «aproximación a la gente» imprescindible para afrontar la innovación que exige el desarrollo sostenible.

La cara b de los proyectos

¿Todos los planes de cooperación por el desarrollo son exitosos? «Aunque los fracasos no se cuenten, obviamente, existen; pero lo que tenemos que hacer es aprender de ellos para, en la siguiente ocasión, gestionar las cosas de manera distinta», reconoció João Costa. En la misma línea, José Gabriel Martín explicó: «Si crear una empresa es difícil, basta imaginar la complejidad de asumir cualquier reto vinculado con la promoción del desarrollo sostenible; nos enfrentamos a condiciones complejas, como falta de infraestructuras, carencia de medios, problemas logísticos, necesidad de adaptación cultural, etc., por lo que lo normal es que las cosas no salgan a la primera, pero siempre se aprende de cada fallo para minimizar los problemas y aprovechar las oportunidades de manera decidida».

Los dos representantes del sector público apoyaron de nuevo a los dos del privado, recalcando la importancia del proceso de evaluación de cada proyecto en esa fase de reflexión y autocrítica. «Hay que aprender de cada fracaso porque, si bien no están en juego vidas como en el caso de la cooperación humanitaria, lo está mucho dinero, público y privado, del que depende la calidad de vida de mucha gente», dijo Miriam Ciscar, quien concluyó poniendo el acento sobre la idea con la que arrancó: «Es el momento de la generación de alianzas; para que una agenda de desarrollo sea eficaz se necesita la unión de gobiernos, población civil y empresas».

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