Inicio Actualidad Económica El BCE retrasa la subida de tipos hasta 2020

El BCE retrasa la subida de tipos hasta 2020

«No aplicamos una política normal porque los tiempos no son normales». Así de directo se pronunció ayer el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, tras aplazar «al menos hasta el primer semestre de 2020» cualquier variación en los tipos de interés. El horizonte se vislumbra inquietante para la eurozona ante el empeoramiento de las perspectivas de crecimiento e inflación como consecuencia de las crecientes tensiones comerciales, aunque la institución monetaria aseguró que está lista para actuar ante cualquier «contingencia adversa». Algo que incluso llevó a varios miembros del órgano rector del BCE a plantear un recorte de las tasas e incluso a reanudar el programa de compras netas de activos, que expiró al finalizar 2018.

Así pues, Draghi dejará su puesto el 31 de octubre sin subir los tipos de interés. Cuando hace ocho años tomó la presidencia, su primera decisión fue bajarlos y llevarlos progresivamente hasta cero y ahí los dejará. Pospone por segunda vez una subida, en esta ocasión tras el aumento de las tensiones comerciales. «Varios miembros del Consejo de Gobierno plantearon la posibilidad de bajar los tipos, otros la posibilidad de reiniciar el programa de compras de activos o extender la orientación a futuro», reconoció Draghi en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno. «La extensión tiene en cuenta la persistencia de las incertidumbres», declaró Draghi, añadiendo que la política monetaria del BCE está lejos de la normalización porque los desafíos externos no son tampoco normales, por lo que advirtió de que la orientación a futuro sobre la evolución de los tipos de interés no implica necesariamente un movimiento al alza de las tasas.

En cualquier caso, Draghi subrayó la disposición de la entidad para vigilar cuidadosamente la necesidad de adoptar medidas para mitigar los efectos de la materialización de algunas «contingencias», aunque rehusó entrar en detalle, limitándose a asegurar que la entidad «tiene la determinación de actuar» en tal caso y sigue preparada para ajustar todos sus instrumentos para garantizar que la inflación se mueve de acuerdo con el objetivo de estabilidad del BCE. No obstante, reiteró que son necesarias medidas en ámbitos más allá de la política monetaria para poder alcanzar todos los efectos beneficiosos de esta, volviendo así a reclamar a los gobiernos e instituciones de la zona euro acelerar sustancialmente la implementación de las necesarias reformas estructurales para aumentar la resiliencia y reducir el paro e impulsar la productividad.

Por otro lado, el BCE revisó una décima al alza sus previsiones de crecimiento e inflación para la zona euro en 2019, situándolas en el 1,2% y el 1,3%, respectivamente, aunque recortó sus expectativas de expansión y subida de los precios para los dos años siguientes. De este modo, las nuevas previsiones del BCE contemplan un ritmo de crecimiento del PIB de la zona euro del 1,4% el próximo año, dos décimas por debajo de su previsión de marzo, mientras que para 2021 la entidad anticipa también una expansión del 1,4%, frente al anterior 1,5%. «Los riesgos siguen inclinados a la baja», señaló Draghi. En este sentido, «a pesar de los datos mejores de lo esperado en el primer trimestre», el banquero volvió a señalar al impacto en las perspectivas de crecimiento de factores externos, así como las vulnerabilidades mostradas por algunas economías emergentes.

En cuanto a la evolución de los precios, el BCE revisó una décima al alza su pronóstico de inflación para 2019, hasta el 1,3%, aunque ha recortado en una décima su proyección para 2020, hasta el 1,4%, y en dos décimas la de 2021, cuando espera una subida del 1,6%. Draghi señaló que «probablemente la inflación bajará en los próximos meses», añadiendo que sigue siendo necesaria una política monetaria acomodaticia en la zona euro.