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El carbón ha caído, pero poco

Internacional

La producción de energía eléctrica a base de carbón ha sufrido durante 2019 uno de los mayores recortes de las últimas tres décadas, pero aún sigue siendo la fuente principal

En los diez primeros meses de 2019, la producción de electricidad a base de carbón ha caído en unos 300 teravatios/hora, lo que supone un récord en los últimos 34 años que, por cierto, han sido de constante crecimiento de esta fuente de energía. Ya hubo una caída similar en el año 2008, pero coincidió con la crisis financiera internacional y el descenso de la producción industrial en medio mundo. De la misma manera, aún es pronto para saber si el dato de 2019 corresponde a una mayor sensibilización por el medio ambiente, incentivada con los crecientes peajes a las emisiones de CO2, o es el reflejo de la ralentización económica por la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, que, en este asunto, son los dos países que cuentan. De hecho, en 2018, el gigante asiático consumió en carbón casi dos mil millones de toneladas equivalentes de petróleo, más que todo el resto de los países de la tierra. Le siguieron la India, con 450.000 toneladas, y Estados Unidos, con 317.000. Más lejos, Japón, con 117.000; Corea del Sur y Rusia, con unas 88.000 toneladas cada una. El primer país europeo por consumo de carbón es Alemania, con 66.000 toneladas y reduciéndose. Según las estadísticas de la OCDE, se está produciendo una paulatina sustitución de la producción de energía con fuentes fósiles por renovables, pero, al parecer, este proceso sólo es significativo en períodos de baja demanda. Cuando hay que poner las máquinas al máximo, se tira del carbón, que es más barato, abunda y está muy repartido. En Europa, en 2019 ha crecido la energía eólica y, menos, la solar, pero, también, se ha registrado mayor demanda de petróleo. En el conjunto de los países de la OCDE, junto con los aerogeneradores, suben las nucleares, las centrales de gas y las solares. Pero, en general, la producción de energía eléctrica ha caído este año en casi 150 teravatios/hora. En definitiva, que como dice el dicho, el carbón es China y China es el carbón. Ya sabe la niña Greta a donde dirigir su protesta: Pekín. Y puede ir en tren.

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