Inicio Actualidad Económica El euro se enfrenta a una respuesta comunitaria decepcionante ante la crisis...

El euro se enfrenta a una respuesta comunitaria decepcionante ante la crisis del Covid19

Las medidas de confinamiento para reducir el impacto sanitario traerán enormes consecuencias económicas en materia de crecimiento, empleo e inflación. Con una inevitable recesión económica por delante, la cuestión relevante ahora se centra en el tiempo y la forma que tomará la recuperación económica. La respuesta de políticas públicas tanto a nivel nacional como en el orden comunitario son claves no solo en las perspectivas de reanimación, sino en la propia supervivencia de la Unión en el futuro cercano.

Considerando la severidad del potencial impacto económico de la pandemia, el esfuerzo de política desplegado hasta ahora en la Eurozona es a todas luces insuficiente. La principal línea de acción a nivel nacional, mejor calibrada hacia los sectores directamente afectados por el virus, ha ayudado a mitigar el choque inicial en las principales economías. Hasta la fecha se registra un esfuerzo total en medidas fiscales nacionales equivalentes al 2,2% del PIB del área (para gastos de sanidad, reducción de impuestos y otras), y otro 13,7% destinado a facilitar liquidez para créditos (para moratoria de impuestos y otras garantías públicas).

Las medidas han sido particularmente reforzadas en los países más golpeados por la pandemia, después de que la Comisión Europea levantara las reglas fiscales para emitir déficit público. El BCE apoyó estos esfuerzos con la extensión del programa de expansión cuantitativa con compras adicionales de €750 mil millones, levantando por primera vez todos los límites auto-impuestos para la adquisición de bonos de distintas procedencias. Sin embargo, países con mayores riesgos sanitarios y económicos y en una delicada situación fiscal -como Italia en particular- han visto dispararse el costo del endeudamiento y enfrentan severas restricciones para levantar financiamiento de forma sostenible.

Con una limitada capacidad de acción a nivel nacional, la delicada situación en que se encuentran Italia y otros países del sur de Europa ha girado la atención hacia la respuesta de política comunitaria. Tras varios intentos fallidos, los líderes del grupo se reúnen nuevamente el próximo martes con el objetivo de alinear posturas sobre la respuesta del bloque a la crisis. Hasta el momento, la Unión Europea solo ha levantado un fondo de €37 mil millones del presupuesto comunitario para gastos de emergencia, dirigidos a apoyar al sistema sanitario, pequeñas y medianas empresas y al mercado laboral. Mientras tanto, el grupo evalúa la habilitación de otros fondos de pequeña-mediana envergadura para apoyar el rescate. Entre ellos:

Propuesta de la Comisión Europea, consistente en un fondo de €100 mil millones para apoyo al desempleo, que operaría bajo un esquema de préstamos con respaldo de los gobiernos nacionales.

Otra opción en estudio es la creación de un fondo de €25 a €200 mil millones manejado por el Banco Europeo de Inversión para dar fácil acceso a liquidez a empresas en buen estado, que sería financiado por los países miembros en proporción a su producto interno bruto.

Holanda propuso la iniciativa de levantar un fondo exclusivamente para gastos de emergencia a partir de donaciones de los países con mejores capacidades; sin embargo, de apenas unos €20 mil millones de euros.

Mientras algunas de estas alternativas menos controversiales son valoradas, la estrategia de mayor calado continúa dividendo a la Unión en dos bandos. La creación de un mercado de deuda conjunta respaldado por una institución europea, los llamados “coronabonos”, permitiría mutualizar los costos de la deuda a todos los países del área y apoyar especialmente a los países con altas primas como Italia. Sin embargo, sin el apoyo de los estados más conservadores como Alemania u Holanda, la propuesta parece caer en oídos sordos, y ha levantado una nueva ola de sentimiento antieuropeo que pone en riesgo la fortaleza económica y política de la región. Incluso la propuesta modificada de Francia, que propone la emisión de estos títulos conjuntos con un compromiso de pago a 10 años a través de un impuesto especial de solidaridad o algún otro mecanismo del presupuesto europeo, parece generar rechazo similar.

Alternativamente, los estados de la unión parecen encaminados a conformarse con la emisión de líneas de crédito a partir de los fondos del Mecanismo Europeo de Estabilización, de unos €410 mil millones. Aun así, mientras casi todos los países coinciden en reducir las condiciones impuestas a estos préstamos, algunos como Holanda y Austria demandan requisitos fiscales como garantía.

Con independencia de los detalles, las líneas de créditos a partir del fondo de rescate parecen la opción más viable en las próximas conversaciones. Sin embargo, aunque esta estrategia llegara a movilizar los fondos requeridos para la estabilización de la economía europea en el corto y mediano plazo, la diferencia clave en relación a la emisión de los coronabonos está en la confianza. El hecho de que los países del norte europeo no se comprometan a respaldar la deuda de los países de mayor riesgo fiscal en una coyuntura tan complicada, lanza un mensaje determinante a los inversores. ¿Por qué debería el mercado confiar en el proyecto europeo si ni siquiera sus estados miembros confían lo suficiente? No pocos han pensado que la mejor opción para Italia sería salir de la eurozona y deshacerse de las amarras comunitarias.

No es sorpresa que los partidos más favorables con el proyecto “Italexit” han ganado mayor apoyo en el contexto reciente. En este sentido, el destino del euro no solamente dependerá del ritmo de la recuperación económica después del levantamiento de las medidas de confinamiento. Dada la enorme divergencia política que la crisis del coronavirus ha puesto en evidencia, la confianza de los inversores en la moneda única dependerá de mayores esfuerzos hacia la integración fiscal del área, todavía la asignatura pendiente de la Eurozona. Aunque el par EURUSD ha estado centralmente dominado por la alta demanda de dólares como activo refugio, las perspectivas de recuperación del euro están condenadas por una débil respuesta comunitaria a la crisis.