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El Gobierno culpa al clima de la subida de la inflación del 16,6% en la cesta de la compra

El nuevo mantra del Gobierno para justificar la enésima subida de los precios de los alimentos es echar la culpa a las «condiciones climáticas adversas». Instantes después de conocer que el IPC había vuelto a recuperar la frontera del 6% de subida y había disparado el de la cesta de la compra hasta el récord del 16,6%, el Ministerio de Economía que dirige Nadia Calviño publicaba una nota en la que asumía este nuevo incremento de los precios en febrero por el clima «desfavorable», en España y en otros países comunitarios, lo que había provocado «un incremento de precios por culpa del aumento de la demanda internacional». Durante todo el día de ayer, la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, el ministro de Agricultura, Luis Planas, o la propia Calviño recurrieron a esta excusa para tratar de explicar un nuevo salto cualitativo en el coste de la cesta de la compra, que «no esperábamos que fuera tan importante», reconocieron a LA RAZÓN fuentes gubernamentales.

Otro prisma muy distinto tiene la industria de la cadena productiva sobre la situación. Los elevados costes de producción, la mayoría relacionados directamente con la guerra en Ucrania, son el argumentario unánime que esgrime el sector alimentario. La realidad es que son ya 13 los meses consecutivos en los que la inflación no tiene freno. Desde enero de 2022, cuando la inflación de los alimentos se situó en el 4,8%, la tasa ha ido creciendo mes a mes –salvo el impás de noviembre, que cayó una décima– hasta alcanzar la cifra récord del 16,6%, que no se había vuelto a ver desde 1994, en plena crisis mundial por la guerra del Golfo.

Con estos mimbres, la inflación sigue sin dar tregua a familias y empresas tras elevarse en febrero el citado 6% en tasa interanual, una décima más que en el mes anterior, debido fundamentalmente al nuevo empujón mensual de los alimentos del 1,2%, impulsado por el encarecimiento de las legumbres, las hortalizas y la carne, además de un menor abaratamiento del pescado y el marisco respecto al año pasado.

Dos meses después de que entrara en vigor la rebaja fiscal sobre el tipo de IVA –el 0% aplicable a alimentos de primera necesidad, menos la carne y el pescado, y hasta el 5% en otros productos de gran consumo–, cualquier ventaja que se hubiera podido ganar ha quedado ya diluida y más del 80% de los productos básicos cuestan ya más que cuando se activó esta medida. Por tanto, la mayoría de los productos sigue presentando subidas interanuales de dos dígitos. Los mayores incrementos corresponden al azúcar (52,6%), mantequilla (39,1%), salsas y condimentos (33,8%), aceite de oliva (33,5%) y leche (33,2%), pero hay otros alimentos básicos que tampoco le van a la zaga: la harina (26,2%); los huevos (28%); las patatas (21%); el queso (19,8%); el pan (13,2%) o las pastas alimenticias (11,4%). Si la tasa se mide en términos mensuales, las subidas fueron menos significativas aunque mayoritarias, pese a que algunos productos sí bajaron de precio, como el pescado fresco (-5,7%); el yogur (-3,5%); la carne de ovino (-3,2%); el marisco fresco (-0,7%) o las harinas (-0,4%).

Los precios energéticos tampoco proporcionan buenas noticias. El precio de la electricidad cerró febrero con un incremento del 12,6% frente al de enero, aunque fue un 33% más barato que un año antes. En cuanto al gas, este acabó el segundo mes del año con una subida del 12,4%, un 0,6% en términos mensuales. En los carburantes, una de cal y otra de arena. Mientras el gasóleo cerró febrero con un incremento del 2,7% –inferior al crecimiento del 28,4% que experimentó en el mismo mes del 2021–, la gasolina experimentó una caída del 3% interanual, un 0,4% respecto a enero.

Además de lo anterior, lo que más subió en el último mes fueron los paquetes turísticos nacionales (13%) y los alimentos para bebé (11,4%). Por contra, lo que más se abarató en términos interanuales fue el transporte combinado de pasajeros (-48,1%); la electricidad (-33%); el transporte de pasajeros en autobús (-25%) y el transporte de pasajeros en metro (-24,2%), reflejando así el efecto de los bonos gratuitos y de las rebajas en el coste del transporte.

El INE también ha revisado al alza la tasa de variación anual de la inflación subyacente –índice sin alimentos no elaborados ni productos energéticos–, hasta el 7,6%, una décima más que la registrada en enero y la más alta desde diciembre de 1986. Con este dato, inferior en una décima al estimado inicialmente por el INE, la inflación subyacente supera al índice general en más de 1,5 puntos y encadena nueve meses al alza.