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El Gobierno salva el nombramiento de Albella en la CNMV gracias al PNV

La designación de Albella levantó este miércoles mucha expectación. Se trataba del primer nombramiento de un cargo independiente que pasa por un Parlamento fragmentado. La Comisión de Economía del Congreso tenía que valorar si el socio del prestigioso despacho de empresas Linklaters era idóneo para el cargo o si su elección podía acarrear algún conflicto de intereses.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, había acordado con el responsable de economía de Ciudadanos, Luis Garicano, el nombre de Albella. A juicio de los dos, su currículo se antoja impecable, pues reúne el paso en dos ocasiones por la CNMV con la amplia experiencia en el sector privado tratando operaciones de mercado. La elección contaba también con la opinión favorable de Coalición Canaria. Pero aún faltaba un voto. Y este llegó in extremis del PNV, una señal clara de que la formación vasca podría además desempeñar un papel importante en la futura aprobación de los Presupuestos.

El nuevo presidente se niega a revelar a qué empresas asesoró

La comparecencia de Sebastián Albella tuvo un momento para la polémica. Tanto el PSOE como Podemos incidieron en las dudas que albergaban por su reciente ejercicio en el sector privado. “Hay demasiada cercanía en el tiempo entre su trabajo con empresas y su incorporación a la CNMV”, subrayó el portavoz de Podemos, Alberto Montero.

Albella alegó que sólo había asesorado a seis compañías cotizadas durante los últimos dos años. Así que varios diputados reclamaron al nuevo presidente de la CNMV que revelase la identidad de dichas empresas. Sin embargo, Albella rehusó hacerlo. Y defendió que cualquier problema que pudiese ocurrir ya se encargaría de resolverlo la Oficina de Conflictos de Intereses. “Es muy difícil querer a los mejor preparados y querer que no tengan experiencia en el sector privado”, comentó el portavoz de Economía de Ciudadanos en el Congreso, Toni Roldán.

No obstante, el portavoz del PSOE, Pedro Saura, sostiene que esas seis empresas son solo las que él ha gestionado directamente. «No olvidemos que Albella era presidente de la oficina en España y que su firma tuvo trato con muchas más compañías», resalta.  

Según confirman diversas fuentes del Congreso, el día antes todavía estaba el aire que Albella pudiese reunir los apoyos suficientes. A pesar de que la elección es competencia exclusiva del Gobierno, una reprobación del Congreso habría cuestionado la imagen del futuro presidente de la CNMV. Sin embargo, gracias al PNV, Albella consiguió un ajustado resultado positivo de 19 votos a favor y 17 en contra.

Albella aseguró que defendería la independencia de la institución y que se abstendría en el caso de que se presentase un conflicto de intereses con empresas para las que haya podido trabajar. Manifestó su vocación de servicio público como abogado del Estado y esgrimió su edad para justificar su independencia. “Tengo 58 años. Si cumplo con los cuatro años del mandato más los dos de incompatibilidad, acabaré en los 64 años. Y terminaré con 68 años si renuevo por cuatro años más”, explicó. Además, prometió que no volvería a tener relaciones laborales con su actual despacho Linklaters.

Al ser cuestionado por sus nexos con empresas, el futuro presidente del organismo supervisor avanzó que los supuestos en los que tendría que inhibirse serían “pocos”. “Solo he asesorado a seis compañías del Ibex en los últimos dos años. Porcentualmente, sobre un total de 150 cotizadas, eso es muy escaso”, declaró. Sin embargo, cuando los parlamentarios exigieron saber cuáles eran esas empresas, se negó a desvelarlas.

Albella tuvo en contra los votos del PSOE y Unidos Podemos. El portavoz socialista de Economía en el Congreso, Pedro Saura, valoró positivamente su capacidad profesional. Sin embargo, dudó de su pasado en el ámbito mercantil: “Es una puerta giratoria al revés. Tras 25 años, cabe la posibilidad de que surjan intereses que podrían ser tan grandes que no solo serviría con su abstención”, dijo.

El portavoz económico de Podemos, Alberto Montero, expresó su malestar porque el Gobierno no había intentado consensuar el candidato. Aunque reconoció igual que todos la larga experiencia de Albella, también cuestionó su independencia.