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El impacto del big data en las aseguradoras

Vivimos en un mundo de revolución. El flujo de datos que existe en la actualidad es brutal, y esto ha provocado que las empresas tengan la oportunidad inigualable de recoger y analizar información de sus consumidores. Hace ya algún tiempo que oímos hablar de técnicas que tienen como objetivo el análisis pormenorizado del cliente.

Tecnicismos como bussiness intelligence, Inteligencia Artificial, Data Mining… Y, por último, el famoso Big Data. Pero ¿qué es esto del Big Data? ¿Qué es lo que tiene de diferente frente a los anteriores? En cierto modo se podría decir que es una moda más, otro nombre para hacer referencia al análisis de datos. Yo no soy un experto en la materia, pero no creo que sea así. El Big Data ha venido para quedarse y para traer mucho valor añadido a la interacción entre empresas y clientes. Si alguien me preguntara lo que significa, diría que son el conjunto de técnicas que posibilitan el tratamiento de datos sobre la base de 5 “Uves” que definen su naturaleza. Hablamos de un Volumen de datos enorme, que se generan a una Velocidad difícil de calibrar, aportan un Valor incalculable al negocio y se caracterizan por la Variedad de su procedencia y la Veracidad de la información que facilitan. 5 “V” que han venido a cambiar el mundo…

Recogemos información e intentamos analizarla, aunque en mi opinión aún falta mucho camino por recorrer en lo que a la optimización de las tecnologías y la utilización de todas las herramientas disponibles se refiere. Lo que sí sabemos son dos cosas: la primera, que ya existe una tecnología que nos permite analizar esta información y la segunda, que existe un interés de rentabilizar esa información al máximo desde el punto de vista de negocio.

La clave está en saber analizar estos datos. Esto es lo que va a marcar la gran diferencia, ya que lo realmente valioso es el saber cómo podemos sacarle el mayor partido a esta información, el poder comprenderla para que nos ayude en la evolución de nuestro negocio y, por encima de todo, repercuta en favor del cliente.

Uno de los aspectos más valiosos del tratamiento de datos es la posibilidad de predecir comportamientos. Por ejemplo, con un tratamiento y un análisis adecuado, podemos saber si una persona tiene la intención de cancelar su póliza de seguro, y a partir de ahí ofrecerle soluciones en consecuencia. Existen ejemplos sorprendentes de cómo las empresas ya están aplicando estas nuevas tecnologías de forma exitosa. Por ejemplo, los almacenes Macy’s en Estados Unidos, justo antes del Black Friday, analizaron cuántos coches había estacionados en el parking y a partir de ahí predijeron las ventas del día, casi al céntimo. No os podéis imaginar el impacto que tiene que a las dos horas de haber abierto Wall Street los inversores sepan lo que Macy’s va a vender ese día.

¿A dónde más nos puede llevar esto? A través del Big Data podremos mejorar la experiencia de cliente, que para mí es el paradigma fundamental de la diferenciación. Estas herramientas nos ayudan a construir mejores experiencias cada día, que redundan en la fidelidad de nuestros usuarios. Nuestro reto como compañías es el de superar siempre sus expectativas, el de conseguir su lealtad, su orgullo de pertenencia y como consecuencia lógica, su recomendación. Ese es el ciclo mágico de lo que llamamos marketing. Y eso amigos, es algo que no tiene precio.

El volumen de información que existe actualmente es elevadísimo. Una investigación de Domo en 2017 reveló que cada minuto se postean en el mundo 456.000 tweets, se realizan más de 3.600.000 búsquedas en Google y se visualizan más de 4.146.000 videos en YouTube. Según el estudio Data Age 2025, realizado por IDC, el volumen de datos total a nivel mundial aumentará en 10 veces para 2025. El 90% de los datos de que disponemos hoy han sido generados en los últimos 2 años y, en 2019, las empresas generarán el 60% de la información a nivel mundial.