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El país de los ¡1.427 bancos!

Gordon Alexander Craig (1913-2005), escocés de nacimiento, historiador norteamericano especialista en Alemania, apelaba al magisterio de Goethe (1749-1832) y en el primer capítulo de «Los alemanes» (1981) escribía que «los alemanes hacen que todo sea difícil, tanto para ellos como para los demás». La eficacia germana está fuera de toda duda y siempre ha sido un tilde de gloria, incluso por comparación. No es muy conocido, pero en la zona euro hubo momentos en los que a los españoles nos llamaban «los alemanes del sur», frente a los italianos y, ¡ojo!, a los franceses. Alemania, no obstante, tiene sus peculiaridades. Voltaire (1694-1778) sin duda exageraba, pero creía que «en el fondo de un problema siempre hay un alemán». La crisis financiera pasó de puntillas sobre Alemania, entre otros motivos porque gracias a la solvencia de sus cuentas públicas –el sacrosanto temor al déficit y la inflación– había dinero para solventar cualquier imprevisto, pero orilló la verdadera situación de muchas –muchísimas– instituciones financieras germanas. Quizá sorprenda, pero en Alemania hay, en estos momentos, nada más y nada menos que la insospechada cantidad de 1.427 bancos diferentes, por supuesto de todos los tamaños. Comparaciones odiosas, en Italia hay 468; en Francia, 401 y en España, 193, aunque los que son de relevancia apenas llegan a la docena, porque el resto son liliputienses financieros o sucursales, con ficha bancaria propia, de entidades extranjeras. Más comparaciones, interesantes por otra parte: el 91% de las 1.427 entidades financieras germanas operan fuera de la supervisión del Banco Central Europeo (BCE), que preside Christine Lagarde, y responden solo a la disciplina del Bundesbank porque son consideradas «Instituciones Menos Significativas». La mayor parte son «sparkassen» –cajas de ahorros o cooperativas bancarias– y tampoco hay datos desglosados sobre ellas. La clave –en Alemania y en todas partes– está en cuántos bancos han prestado, y cuánto dinero, a tipo fijo por debajo de los actuales tipos de interés, que es algo que no está tan claro. Quizá, desde el magisterio de Goethe, sea cierto que los alemanes hacen que todo sea difícil, como percibió Craig.