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El paro en España desde 1977

Es verdad que fueron unos momentos complicados, con las crisis del petróleo, y dos devaluaciones de la peseta, y que el sector industrial español estaba en parte obsoleto, pero a la luz de los datos estadísticos sobre el paro, el resultado de las medidas tomadas en esos años no pudo ser peor. El paro subió de un 5% a un 21,65% en menos de diez años. Y lo peor es que llegó para quedarse.

También hubo unas ciertas dosis de entreguismo a la industria europea para facilitar la entrada de España en el Mercado Común Europeo. Por ejemplo, el informe Kawasaki, de 1982, recomendaba construir una industria siderúrgica moderna en Sagunto, porque, entre otras cosas, había 5000 obreros cualificados que la harían viable. Sin embargo, el gobierno optó por no apoyar dicho proyecto, entre otras cosas, por las pegas que ponía Francia a la capacidad siderúrgica de España.

Pero todo esto es agua pasada, ¿o no? Si observamos el gráfico de nuevo podemos observar que en el período del 2000 al 2008 el paro en España sufre un fuerte descenso, debido, claro, a la burbuja inmobiliaria. De nuevo los gobiernos de turno tomaron medidas equivocadas, fomentando una economía especulativa basada en el ladrillo, que hizo que cuando llegó una nueva crisis, el paro pasase del 7,95% al 26,94% en menos de 6 años.

En estos últimos años se está produciendo una cierta bajada del paro, pero la estrategia seguida es la de la reducción de costes laborales, que tampoco parece la más adecuada en el largo plazo.

¿Cuál podría ser la solución? Habría que ir al origen del problema: el paro llegó a España, entre otras cosas, por la desindustrialización que sufrimos en los años 70 y principios de los ochenta. Por tanto, la lógica dice que habría que revertir ese proceso y reindustrializar España. El automóvil constituye un 7% del PIB, siendo aproximadamente la mitad de todo el sector industrial español, y está en manos de grandes multinacionales. El resto de la industria española son principalmente sectores difíciles de deslocalizar (cemento, refino de petróleo), que necesariamente se tienen que desarrollar en nuestro país. Hay pues un sector industrial débil en nuestro país.

Sin duda, se puede argumentar que una economía moderna de servicios no necesita un mayor sector industrial. Sin embargo, es siempre deseable que exista una economía equilibrada, teniendo en cuenta, también, la influencia positiva que el sector industrial puede tener en la balanza comercial del país.

Una manera de reindustrializar puede ser a través de la “planificación indicativa”, entendiendo como tal, la participación del gobierno en la planificación económica de una manera indirecta, colaborando con los sectores privados, invirtiendo en industrias estratégicas, fomentando el desarrollo de exportaciones, etc.

Polonia ha conseguido reducir su tasa de paro de alrededor del 20% al 5%. Bien es verdad, que está recibiendo fondos estructurales de la UE y que, al estar al lado de Alemania, se ha beneficiado de la deslocalización de muchas empresas de ese país. Pero, ¿por qué no creer en un milagro polaco a la española?