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El petróleo se hunde y el oro se dispara

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El crudo ha caído un 20% en 2020. Los inversores se refugian en los lingotes, que se han revalorizado un 15% con el virus

El temor al impacto que la expansión del virus puede tener en la actividad económica ha llevado a los inversores de todo el mundo a buscar dónde refugiarse y a huir de aquellos valores que consideran más volátiles. Por este motivo, el precio del petróleo se ha hundido y el del oro se ha disparado en los últimos tiempos.

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En concreto, el barril de Brent, el crudo de referencia en Europa, bajó cerca de un 5% ayer, hasta el entorno de los 55 dólares. A principios de año rozó la barrera de los 70 dólares, si bien desde entonces ha caído sin parar (-20%) por miedo a que un mayor frenazo de la economía mundial paralice la actividad y, por extensión, la demanda de petróleo. El hecho de que China sea el epicentro del contagio refuerza aún más este resultado. El gigante asiático es el país más poblado del mundo y el segundo mayor consumidor de petróleo, sólo por detrás de Estados Unidos, por lo que una caída de su consumo desencadenaría inmediatamente una sobreoferta de crudo.

Por el contrario, el oro subió ayer casi un 2% y tocó nuevos máximos desde principios de 2013, por encima de los 1.690 dólares por onza, al tratarse de un tradicional valor refugio a prueba de crisis. A principios de diciembre, cuando se desencadenó la epidemia del coronavirus, la cotización del oro rondaba los 1.465 dólares por onza. Esto supone que desde entonces se ha revalorizado casi un 15%. Echando la vista más hacia atrás, la subida del precio del oro es muy significativa. En los últimos doce meses ha subido unos 400 dólares por onza, lo que representa un alza del 30%. A principios de este siglo llegó a cotizar a apenas 250 dólares, habiendo multiplicado ahora su valor casi por siete.