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«El trabajo precario crea personas indefensas»

¿La desigualdad social y la precariedad se manifiestan en la salud? El 75% de la salud de las personas depende de las condiciones de vida y de trabajo. El entorno físico y el ámbito socioeconómico. El domicilio. Cómo está configurado el barrio donde vives. Si tienes acceso a una alimentación saludable: hay zonas en las que es difícil encontrar una frutería buena y barata.

¿Influye el sistema sanitario? La sanidad pública solo contribuye, como máximo, en un 25% de la salud de la población. Es muy importante tenerla, pero su intervención es escasa.

¿Esas circunstancias definen la esperanza de vida? Sí. La esperanza de vida está definida, en primer lugar, por la desigualdad que marca la socialización en función de si eres hombre o mujer. La prevalencia de precariedad es superior en las mujeres: tenemos unas condiciones de vida peores, en todo el mundo, y mucho menos poder que los hombres. Y la salud depende de las condiciones de vida y de trabajo.

¿Las mujeres tienen peor salud? Se produce una paradoja: las mujeres tienen una vida más larga que los hombres, pero sufren más trastornos crónicos e incapacidades. Sobre todo problemas musculoesqueléticos, ansiedad y depresión. Son problemas que no matan, pero no dejan vivir. En realidad, no es que nosotras vivamos más, es que ellos viven menos que nosotras.

¿Cómo? Desde el momento en que nacemos, los valores, las actitudes y las conductas que nos transmiten, en la familia, en la escuela o en los medios de comunicación, son diferentes entre sexos. La sociedad configura como correcto que los hombres arriesguen más que las mujeres. Que ellos mantengan una conducción temeraria y tengan trabajos más arriesgados.

«Las mujeres tienen una vida más larga que los hombres pero sufren más trastornos e incapacidades»

¿Y? Los hombres tienen más accidentes de todo tipo. Las características de la masculinidad o de la feminidad son fácilmente identificables. La sensibilidad y el cuidado de los demás es muy femenino. La ambición y el poder, son masculinos. Los hombres no han de llorar y nosotras no podemos ser ambiciosas. Esa socialización también es negativa para ellos.

¿Y explica que vivan menos? Sí. Todo eso explica la mortalidad prematura en los hombres, en Barcelona, en el resto de España y en toda Europa. Las muertes por violencia son más frecuentes entre ellos, al igual que el consumo de drogas. Y, en general, llegan más tarde que las mujeres ante la consulta del médico. A cambio, tienen más poder.

¿Cómo ha incidido en todo esto la crisis económica? La crisis incrementó el paro laboral y afectó directamente y de forma importante a la salud mental y a la cardiovascular. La crisis ha afectado especialmente a la persona que es el principal sustento económico en el hogar. El impacto ha sido superior en los hombres. Ellas han quedado en situación de total vulnerabilidad: han salido al mercado laboral, necesitan dinero y hay poco trabajo: luego, las explotan.

¿Diría que en estos momentos, tras diez años de crisis, hay una bolsa de problemas de salud mental no identificados? Ha aumentado la incidencia de la ansiedad y la depresión, y el consumo de los fármacos con que se tratan. Pero no han crecido las cifras de suicidios.

¿La precariedad y el paro afectan también a la salud física? La incidencia de las principales enfermedades es superior entre las personas con pocos recursos, las que tienen trabajos precarios o las que están en paro laboral. Sufren más cánceres, diabetes, problemas cardiovasculares -infarto de miocardio e ictus- y dolores musculoesqueléticos.

¿Por qué sufren más cánceres? Si soy una camarera de planta de hotel, con hijos pequeños, y tengo un contrato laboral temporal, difícilmente haré valer mis derechos. Viviré en la impredictibilidad y, por supuesto, me dará igual si fumo 15 cigarrillos a diario o si no me preparo la mejor dieta del mundo. Cuidaré poco lo que como, no haré ejercicio y, en general, protegeré poco mi salud. El cáncer aumenta ante ese cúmulo de circunstancias.

«La incidencia de cánceres, diabetes y problemas cardiovasculares es superior en trabajos precarios»

¿Esa incidencia superior la detectan en Barcelona? Claro. Hay más cánceres, diabetes e infarto en los barrios menos favorecidos de la ciudad, y menos en la zona de Pedralbes o Sarrià. Todo empeora cuando se tiene un contrato laboral a tiempo parcial.

¿Por qué? Quienes los asumen reúnen las condiciones para enfermar. Los empresarios los utilizan para ajustar su demanda de trabajo, flexibilizan el trabajo a su gusto. La ley se lo permite. Son lo peor. El trabajo a tiempo parcial crea personas indefensas, afectadas por lo que se conoce como resignación aprendida. La indefensión es total, no hay posibilidad de alcanzar cargos de responsabilidad y cotizan menos. En España, lo sufren un 24% de las mujeres y un 4% de los hombres.

¿Resignación aprendida? Si se describió ese concepto tras un experimento con ratitas que colocaron en una jaula que tenía una puerta. Cada vez que la ratita se acercaba a la puerta, con intención de salir, recibía una descarga eléctrica. Pasado un tiempo, tras intentarlo infinidad de veces, dejaron abierta la puerta de la jaula y la ratita no se escapó. Había aprendido a vivir resignada. Eso explica que las cosas estén como están.

¿Los ciudadanos no son conscientes de su situación? No sé si son conscientes de por qué han llegado hasta aquí. Sí son conscientes de que están fatal.