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Enseñanzas de 2017 sobre economía de género

de Irma Clots y Rosa Ferrer

En 2017 la desigualdad entre hombres y mujeres ha sido,sin duda, un tema candente. El movimiento #MeToo (#YoTambien) dando voz a mujeres víctimas de agresiones sexuales fue uno de los “trendingtopics” del año y logró el prestigioso reconocimiento de “personaje del año”, ver aquí, por la revista “Time.”Al movimiento se sumó también la prestigiosa revista Science con un editorial denunciando la prevalencia en el mundo académico de comportamientos inadecuados. En el mundo académico de la Economía, un artículo de Alice Wu, estudiante que va a empezar el doctorado de la Universidad de Harvard, despertó las alarmas sobre el lenguaje marcadamentesexista del  foro anónimo econjobmarketrumors.com, tal y como ya nos contó Pedro Rey aquí.

Desde el Comité sobre la Situación de la Mujer en la Economía (COSME), hemos buscado un año más promover el análisis de las desigualdades entre hombres y mujeres, así como de sus causas. Y queremos compartir con vosotros lo que hemos aprendido del 2017. De nuestras actividades hemos podido verque tanto la desigualdad como sus causas son multidimensionales y complejas. Destacamos dos contribuciones con datos de España que lo ilustran, una sobre el ámbito académico y otra sobre los efectos de la Gran Recesión.

En un artículo centrado sobre la evolución de los salarios por hora durante la Gran Recesión, Juanjo Dolado nos resume su investigación con co-autores, ver aquí,   sobre los complejos efectos de la crisis sobre la evolución de las brechas de género en la UE. En concreto, su estudio muestra como los diferenciales salariales entre hombres y mujeres son muy sensibles a cambios drásticos en la tasa de participación y de empleo como los que se vivieron durante la Gran Recesión. Por ejemplo, documentan como la brecha salarial incrementó en algunos países del Sur de Europa debido a que un gran número de hombres con sueldos bajos perdieron su empleo en estos países, lo que  llevó a muchas de sus parejas a incorporarse al mercado laboral.  El denominado efecto del «trabajador adicional» de hecho explica por qué, pese a que España y Portugal sufrieron crisis de magnitud similar, la  recesión en sus mercados laborales  afectó de forma muy diferente a sus respectivas brechas salariales, como se puede ver en la Figura 1. Tanto en Italia como en Portugal la brecha salarial aumentó con la incorporación de las mujeres con bajo nivel de cualificación y  escasa experiencia al mercado laboral. Por contra, en España y Grecia el desplome de la contratación temporal impidió la obtención de puestos de trabajo por parte de dichas mujeres pese a su creciente participación laboral y, por ello, la brecha salarial no aumentó».

Figura 1: Salarios medianos por hora en Europa durante la Gran Recesión

En el artículo sobre el mundo académico, Bagues, Clots-Figueras y Zinovyeva presentan los resultados de una encuesta sobre el uso del tiempo de las profesoras y los profesores de universidad en la que se recoge información sobre el tiempo dedicado a la investigación, a la docencia y a actividades administrativas o de servicio a la comunidad universitaria. En un reciente artículo, Babcock et al. (2016) plantean la hipótesis de que las investigadoras dedican relativamente más tiempo que los varones a actividades que son importantes para el funcionamiento de las instituciones académicas pero que, sin embargo, no contribuyen a su propio desarrollo profesional a nivel individual. La encuesta permite analizar la relevancia de este fenómeno en el contexto español. Los resultados revelan que las profesoras dedican unas tres horas más a la semana a su trabajo. La principal causa de esta diferencia se debe a que dedican más tiempo a la preparación de la docencia. No hay sin embargo diferencias significativas en el tiempo que hombres y mujeres dedican a la investigación, al servicio a la comunidad científica o a tareas administrativas. Esto podría sugerir que la forma en la que habitualmente se evalúa la actividad académica, teniendo más en cuenta la dedicación a la investigación que a la docencia, podría afectar de manera desigual a hombres y a mujeres. Otro dato interesante es que los hombres se auto-evalúan de una manera más positiva en relación a su productividad científica que mujeres de características observables similares. La existencia de diferencias en la confianza que tienen en sí mismos hombres y mujeres ha sido documentada en numerosas ocasiones en la literatura y podría quizás tener también consecuencias sobre su carrera profesional en el ámbito académico.

Figura 2: Horas dedicadas a cada tarea en días laborables

Desde Cosme, tenemos mucho más que contar, así que prometemos volver. De momento, aprovechamos para dejaros aquí como regalos navideños nuestra Newsletter de 2017, que incluye una entrevista con Barbara Petrongolo, experta en Economía de Genero, así como unos fantásticos vídeos donde diferentes autores resumen investigación que presentaron en nuestro Gender Workshop de 2017.

Manuel Bagües: “Las cuotas de género no han mejorado la presencia de la mujer en la política municipal” (aquí)

Monica Costas: “Recent studies show that women still prefer job flexibility” (aquí en inglés)

Juan J. Dolado: “En el Norte de la Unión Europea la brecha salarial en el salario por hora ha disminuído” (aquí)

Seema Jayachandran: “In India, families still prefer to have at least one son” (aquí en inglés)

Gema Zamarro: “Los padres y profesores pueden influir en la becha en la elección de disciplinas matemáticas, científicas y tecnológicas” (aquí)