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Formación y empleo rural gracias al sol

Situada en Totana (Murcia) ha sido conectada a la red en septiembre pasado, con una generación de, aproximadamente, 150 GWh por año, que evitarán la emisión de unas 105.000 toneladas de CO2 anuales. Esta instalación es el primero de los siete proyectos solares que fueron adjudicados a Enel Green Power España (EGPE), la división de energías renovables de la compañía, en la subasta convocada por el gobierno en julio de 2017. La licitación forma parte de las acciones encaminadas al cumplimento por parte de España del objetivo europeo de cubrir el 20 por ciento del consumo energético con energías renovables de aquí al año 2020.

Otra característica de esta planta es que se trata del primer proyecto de EGPE en usar sistemas de automatización colaborativa y robótica en apoyo de los equipos de la empresa durante la construcción de algunas secciones del parque, en términos de seguridad y calidad en las obras.

Al igual que los otros seis proyectos, que se distribuyen por diferentes comunidades y que correspondieron a EGPE en este paquete de adjudicaciones, el de Totana va acompañado de un Plan de Creación de Valor Compartido, (CSV, en sus siglas en inglés), por el cual se planifican y desarrollan diversas acciones con el objetivo de aportar beneficios duraderos a las comunidades donde se instalan las diferentes plantas, ya sean fotovoltaicos o eólicos.

COLABORACIÓN

El plan se diseña de acuerdo con los resultados de las reuniones que el equipo de CSV y Sostenibilidad de Endesa, del que forma parte Daniel Romero, «mantiene con diferentes entidades locales, institucionales como el ayuntamiento, -explica Romero-, y sociales, como Cáritas o una asociación empresarial enfocada a la promoción social y la empleabilidad en el entorno.

Son las que en este caso se ha considerado que tenía más sentido trabajar de acuerdo con un tipo de acciones relacionadas con nuestra actividad, que es la energía, porque conocen el entorno y sus necesidades y nos pueden ayudar a maximizar el impacto positivo que queremos repercutir en la comunidad».

Finalmente se optó, entre otras acciones, por llevar a cabo un plan de formación en energías renovables, «para fomentar la contratación de mano de obra local y de servicios de empresas de la zona. Y se realizaron dos cursos: el primero, de carácter muy práctico enfocado a la capacitación para el montaje de un parque solar fotovoltaico como el que íbamos a construir». De hecho, de las 100 personas que participaron, que no tenían experiencia previa ni formación específi ca y entre las que había desempleadas, aproximadamente la mitad fueron contratadas para realizar ese montaje. El resto, aunque en ese momento no resultara contratado, «sí que ganó en empleabilidad a futuro, al tener ahora esa formación tan en auge en España. Y en la zona concretamente, porque por allí hay más proyectos previstos».

El otro curso, enfocado a la operación y mantenimiento de la planta, estaba dirigido a personas con experiencia y formación en el sector, por lo tanto más reducido. «Como no existe en el mercado una formación reglada en este sentido, nosotros tenemos nuestro propio temario, para habilitar a una persona para estas funciones.

Fue un curso muy potente, de 90 horas, que se hacía en viernes y sábado, puesto que era compatible para personas en activo que buscaban un plus en su formación».