Francia se aventura a poner un impuesto a los gigantes tecnológicos. El Senado galo aprobó ayer el proyecto de ley para la creación de la conocida como «tasa Google», con la que gravará con un 3% la actividad de las compañías digitales que facturen, al menos, 25 millones de euros en el país y más de 750 millones a nivel mundial. De esta forma, Francia se convierte en el primer país en establecer un impuesto sobre los servicios digitales. La tasa tendrá carácter retroactivo desde el pasado 1 de enero.
Pero la medida, muy similar a la propuesta española, no ha sentado nada bien en territorio estadounidense. La mayoría de las compañías afectadas son del país norteamericano, por lo que el presidente Donald Trump decidió contraatacar. EE UU abrirá una investigación que correrá a cargo del representante de comercio de Estados Unidos, Robert Lighthizer, al considerar que el gravamen hacia multinacionales digitales «apunta injustamente» hacia las empresas del país. La maniobra de Trump es del mismo tipo que la que llevó a la guerra arancelaria con China y tiene como objetivo determinar si esta legislación es «discriminatoria y grava o restringe el comercio» estadounidense.
Francia no acepta «amenazas»
Para el ministro francés de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, esta «amenaza» es innecesaria. Le Maire explicó que es la primera vez en la historia que Estados Unidos abre un procedimiento de este tipo contra ellos y destacó que «Francia es un Estado soberano que decide sus propias disposiciones fiscales y continuará haciéndolo». El ministro galo de Economía invitó a Estados Unidos a encontrar «soluciones comunes» y «al nivel de la OCDE» para «pasar por acuerdos en lugar de amenazas». «Me parece una mejor política para tratar esta cuestión fundamental», añadió Le Maire ante los senadores franceses.
Está por ver si el experimento francés sirve para que la Unión Europea se lance a crear una «tasa Google» comunitaria. Por el momento, aunque cuenta con la aprobación de la mayoría de los socios europeos –entre ellos España, Alemania, Italia y la propia Francia–, la oposición de estados como Suecia, Dinamarca, Irlanda o Finlandia, y el desacuerdo en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), alejan la puesta en marcha de la medida.
En nuestro país, a pesar de que el Gobierno de Pedro Sánchez llegó a llevar al Congreso de los Diputados un anteproyecto de ley para crear el impuesto sobre los servicios digitales, la idea es esperar a que se establezca la iniciativa a nivel europeo.
