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Italia se declara en rebeldía ante la UE

«El Gobierno italiano es consciente de haber elegido un ajuste presupuestario que no está en línea con las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento». Así presentó el ministro de Economía italiano, Giovanni Tria, su declaración de rebeldía ante la Unión Europea, en forma de carta a la Comisión. Italia debía responder de forma oficial a las peticiones comunitarias, que exigían un gasto menor para reducir el déficit estructural y la deuda, pero su Gobierno decidió salirse por la tangente. Mantuvo la previsión de déficit en el 2,4%, justificando que se trata de una «decisión difícil, pero necesaria» para el país transalpino.

El argumento italiano es que, tras cerca de dos décadas de crecimiento raquítico, es el momento de pensar más en el estímulo de la economía que en los recortes. Desde Roma defienden que el aumento del gasto se verá compensado por un crecimiento del PIB del 1,5% para el próximo año y por encima del 2% en los sucesivos. Sin embargo, las previsiones del Banco de Italia, la patronal o las instituciones financieras foráneas rebajan esas cifras. La mayor parte de los cerca de 36.000 millones extra de los presupuestos se van en mayores subsidios, rebaja de la edad de las pensiones o recortes de impuestos, con lo que los expertos calculan que tendrán simplemente efecto sobre el déficit y la deuda.

Pero la máxima del Gobierno italiano, compuesto por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga, es cambiar la tendencia europea. Y de ahí que sólo ellos prevean un impacto en la economía de este tipo. Desde el primer día plantearon el debate como un órdago contra la UE, de la que ambos partidos desconfían, con palabras más o menos amistosas. «Créanme, cuando hayamos hecho las reformas previstas, nuestro crecimiento volará», defendió el primer ministro, Giuseppe Conte, en una rueda de prensa convocada ante los periodistas extranjeros en Italia. No es casual que eligiera comparecer ante los corresponsales para dar cuenta de lo que definió como una «revolución amable, pacífica». Si el papel del vicepresidente Matteo Salvini es jugar al ataque, el de Conte es mostrarse como el moderado ante Bruselas.

Italia quiso presentar el choque con la UE disfrazado de una mano tendida. «Queremos dialogar, una colaboración leal y un diálogo constructivo», dijo Conte, que instó a la Comisión Europea a «sentarse a la mesa y negociar», antes que vetar los presupuestos. Según él, Italia ha respondido defendiendo su posición, por lo que la perspectiva de sanciones basada en «prejuicios» es «inaceptable». Y por si había dudas de su postura, insistió en italiano y en inglés: «No hay ninguna posibilidad de salir de la Unión Europea o de la eurozona».

Además, matizó que la previsión del 2,4% del déficit no es tanto un objetivo como un techo. Es decir, que en ningún caso superarán esa cifra y, además, si las previsiones de crecimiento del Gobierno no se cumplen, se comprometen también a revisar a la baja el horizonte de déficit. En sus cuentas, prevén reducirlo progresivamente hasta el 1,8% en 2021, pero no descartan recortes de gastos si el estímulo de la economía no logra las metas propuestas. En los días precedentes se ha especulado con una revisión trimestral de las cuentas.

Conte reiteró que la desviación no es del triple de lo previsto, como se ha dicho desde Bruselas, ya que el anterior Gobierno socialdemócrata planteó un déficit del 0,8%, pero precisamente la ausencia de crecimiento ya había llevado a un punto de partida mucho más elevado. Lo que los expertos pronostican es que la subida de la prima de riesgo de las últimas semanas incide ya en mayores gastos para el Estado, que tiene que pagar más a quienes compran títulos públicos, por lo que las previsiones quedan desfasadas cada día.

Respuesta de Bruselas

Se espera que el colegio de comisarios estudie hoy en Estrasburgo la respuesta a la carta italiana. En una entrevista a la emisora gala «France Inter», antes de conocerse el desafío, el comisario de Asuntos económicos, Pierre Moscovici, intentó rebajar tensiones al afirmar que «el sitio de Italia está en el corazón de Europa y la zona euro». A pesar de estas buenas palabras, todo indica que el Ejecutivo comunitario no podrá evitar un choque con el populista Conte. Según está previsto en la legislación comunitaria, si Roma no rectifica, Bruselas tumbará los presupuestos italianos el próximp 29 de octubre e Italia deberá remitir un nuevo documento. Sería un suceso inédito del que no hay precedentes, ya que la Comisión Europea nunca ha enmendado en su totalidad las cuentas remitidas por un socio.

Ante el riesgo de contagio, Bruselas se ha esmerado en levantar un telón de acero. Por eso, en las cartas remitidas la semana pasada a España, Francia, Portugal, Bélgica y Eslovenia se ha rebajado el tono. A pesar de las dudas que suscitan los anteproyectos de presupuestos de esos países, las misivas han sido firmadas por el director general, Marco Buti, en vez de por los comisarios económicos, Mosovici y Dombrovskis, que firmaron las cartas de 2017.