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La gran crisis de liquidez: un crack financiero que no amenaza a la banca española

Los bancos españoles «no tienen riesgo de sufrir un contagio» de la crisis financiera que azota las entidades norteamericanas y que ha puesto contra las cuerdas a Credit Suisse. Así lo han defendido durante toda la semana las patronales bancarias, los analistas y varios miembros del Gobierno, que, lejos de dejarse llevar por el pánico, sustentan esta afirmación con datos que, a día de hoy, parecen incuestionables para su tranquilidad. Máxime cuando el Banco Central Europeo ha prometido que pondrá la máquina del dinero a funcionar «para preservar la estabilidad financiera de la eurozona».

Los bancos europeos y españoles poco tienen que ver con los estadounidenses, con negocios totalmente expuestos a los mercados, que les ha llevado a acumular unas minusvalías latentes –cuando el precio del activo financiero que poseen es inferior al que se pagó en su adquisición– que ascienden a 600.000 millones de dólares, una cantidad capaz del colapsar todo el sistema bancario. En el caso de España, los bancos tienen una minusvalías de unos 15.000 millones de euros en cartera de deuda soberana, la mayoría de ellos del propio Estado español, sin visos de que manifiesten pérdida de valor ni que se tengan que verse obligados a vender, como le pasó al Silicon Valley Bank (SVB), causa principal de su quiebra y su posterior rescate. Pero mientras los bancos no necesiten deshacerse de esos títulos de deuda en busca de liquidez, esas posibles pérdidas serán solo latentes y no se reflejan en los libros.

Precisamente es la liquidez –o la falta de ella– la que ha provocado este caos financiero, al pillar con el paso cambiado a las entidades más expuestas. La explicación es sencilla: al elevarse los tipos de interés, el valor de los activos a largo plazo sufre una depreciación y el coste de refinanciación de los pasivos en el corto plazo se incrementa, lo que deja en una difícil situación a las entidades que sufren problemas de liquidez, que se ven obligadas a malvender sus activos. En el caso del SVB, la pérdida de 1.600 millones en estas transacciones, sembraron el pánico entre los depositantes y precipitaron su colapso y su rescate para evitar contagios en entidades similares.

En el caso español, la diferencia conceptual del negocio es muy diferente, claramente minorista, con mucha diversificación respecto a los depósitos, con mucho crédito en su balance y máxima liquidez. «Así que ni por el lado del pasivo ni por el lado del activo se puede hacer ningún tipo de paralelismo con nuestros bancos», asegura Alejandra Kindelán, presidenta de la Asociación Española de Banca (AEB), que también destaca que el marco regulatorio europeo, que es diferente al estadounidense, es mucho más exigente., por lo que asegura la rentabilidad y la viabilidad de las entidades. Tras la crisis de 2008 provocada por la quiebra de Lehmann Brothers, el sistema financiero español y el de toda la zona euro se hizo más «sólido y capitalizado, y cumple con todas las exigencias de los supervisores y reguladores que se encargaron de fijarlas para hacerlos más resilientes», explican fuentes del Ministerio de Asuntos

Económicos.

Y los datos parecen darles la razón. Los principales bancos españoles superan de manera holgada los requisitos del 100% de cobertura de liquidez y del coeficiente de financiación estable neta, según el último informe elaborado por Autonomous Research, que utiliza datos a cierre del cuarto trimestre de 2022. Entre los grandes bancos, destacaba CaixaBank, con una ratio de cobertura de liquidez (LCR) del 291%, seguido por Sabadell, con una ratio del 234%. Por detrás, Bankinter registraba una ratio LCR del 218%, Santander, del 161% y BBVA del 159%. Esta ratio LCR mide la relación entre los colchones de activos líquidos de alta calidad que tiene cada entidad y las salidas de efectivo que pueden afrontar durante un periodo de 30 días de tensiones de liquidez. Se trata de una de las métricas que le ha pasado factura al SVB y que se ha cebado con Credit Suisse, que tuvo que ser rescatado con 50.800 millones de euros prestados por el Banco Nacional Suizo para fortalecer su liquidez de manera preventiva.

Otra ratio de liquidez en el que destacan las entidades españolas es el coeficiente de financiación estable neta (NSFR), mediante el cual se exige a las entidades de crédito y a las firmas de inversión que financien sus actividades a largo plazo con fuentes estables de financiación. El requisito mínimo de esta métrica es también del 100%, al igual que en el caso de la ratio de cobertura de liquidez. CaixaBank es el banco con mayor ratio NSFR entre las grandes entidades, con el 142% al término del cuarto trimestre de 2022, seguido por Bankinter (140%), Sabadell (138%), BBVA (135%) y Santander (121%). En el caso de Abanca, esta ratio se eleva al 237%, mientras que Ibercaja tenía un coeficiente NSFR del 153%, Unicaja Banco, del 143% y Cajamar, del 129%.

Pese a ello, el Ibex 35 sigue sufriendo, cierra su peor semana desde el inicio de la guerra ante el miedo a una nueva crisis, pierde la frontera de los 8.900 puntos –cerró la sesión de ayer en los 8.719,3 puntos– y registró un descenso semanal del 6%. Es la segunda semana consecutiva en rojo, con un descenso generalizado y casi todos sus valores en negativo. Pero los que más han sufrido son los bancos, que han acumulado durante la semana una pérdida de cotización superior a los 24.000 millones de euros, casi todo lo ganado durante el año.