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La importancia del coste de la vida y mantener la inflación a raya

En la década de los setenta y principios de los ochenta, el problema económico más siniestro fue la inflación. Provoca un gran sufrimiento a los agentes económicos y se extiende un gran manto de incertidumbre que pone freno a la planificación empresarial.

Hoy, volvemos a las andadas con tasas de avance de precios al consumidor alrededor del 10%. El último dato de la eurozona correspondiente al mes de junio refleja un IPC del 8,6%, mientras que España ya se situa en el 10,2% (dato adelantado).

Eurozona

Existe un amplio consenso entre los economistas de que la inflación excesiva provoca el colapso del sistema monetario, consume el capital, destruye el sistema de económico y, en última instancia, reduce la vida económica al nivel de un trueque primitivo por la desconfianza en su propia divisa que se ve devaluada.

Salvando las distancias con las crisis cambiarías, lo estamos viendo con la evolución euro/usd cuya falta de acción contundente por parte del BCE está llevando al cruce por debajo de los 1,04 dólares. Una devaluación que dificulta acceder a las materias primas que cotizan en dólares y se termina importando más inflación en los países con altos niveles de dependencia energética u otros insumos.

Tex

Una alta tasa de inflación significa encarecer el coste de la vida inmediatamente, con mayores dificultades para la planificación familiar y llegar a fin de mes. Si los trabajadores consiguen actualizar su renta al mismo ritmo verán como, gracias al sistema marginal progresivo de las rentas del trabajo, la carga fiscal se incrementa al saltar de un tramo a otro. En ambos casos se evidencia un empobrecimiento.

Se engaña gravemente a todos los ahorradores, especialmente a los jubilados y empobrecer a la clase media, pues las rentas son incapaces de actualizarse al mismo paso que avanzan los precios, mientras que la cesta de la compra se encarece más y más mes tras mes.

La alta inflación también es generalmente mala para los ahorradores, ya que los bajos tipos de interés combinados con el aumento de la inflación significan que hay menos posibilidades de ver una rentabilidad del dinero en cuentas de ahorro e inversiones

La inflación deprecia el esfuerzo de muchas familias que, a lo largo de los años, han decidido ahorrar y mantenerse en liquidez o en productos financieros de bajo riesgo. En el lado opuesto, quien optó por el apalancamiento financiero, está viendo devaluado el valor de la deuda,

Si el banco central decide poner a raya la inflación para controlar los estragos económicos causados, su movimiento de mayor impacto para frenar la demanda son la subidas de tipos de interés y frenar el crecimiento de los salarios y los precios.

La respuesta política del banco central significa que la economía casi seguramente se encamina hacia una desaceleración y en última instancia a una recesión, un mal necesario para que la situación presente no se enquiste. Unos mayores costes de endeudamiento supone ahogar a muchas familias que tienen una hipoteca con interés variable y tiende a enfriar el mercado de la vivienda, que se nutre del apalancamiento financiero.