Inicio Actualidad Económica “La oficina, hoy en día, está en la cabeza de cada uno”

“La oficina, hoy en día, está en la cabeza de cada uno”

– Su empresa es una consultora de diseño y «branding» española que factura 700.000 euros, cuenta con nueve trabajadores, no tiene oficinas y promueve un sistema de trabajo descentralizado basado en la flexibilidad y la felicidad. ¿Puede explicármelo?

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– Ntity empezó en 2002. Mi socio, Juan Más, y yo estábamos cansados de trabajar en grandes empresas con todos los tópicos del gremio: horarios interminables, pizza por las noches… empezamos a hacer cosas juntos y se nos ha ido sumando gente. Trabajamos desde Barcelona, Madrid, Düsseldorf, Estambul, Cartagena, Castro Urdiales, Galápagos, Alicante y Linares, en red, y nuestras principales herramientas son Dropbox, Whatsapp y Skype. Nuestra máxima es que hay que trabajar para vivir bien y no vivir para trabajar más.

– ¿Cómo se consigue eso?

– La clave está en saber simplificar y hacer fácil todo lo que se pueda hacer fácil. Ntity es un grupo de gente que vive como quiere vivir y trabaja en lo que le gusta.

– Trabajan para Mahou San Miguel, Cervezas Alhambra, Schweppes, BBVA, y presumen de ser una empresa «que no está en ninguna parte», sin sede física. ¿Se ha topado con recelo o desconfianza por ello? ¿No le han hecho la interpretación errónea de que eso significa una falta de recursos o éxito?

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– Quizás se deba a que precisamente nos dedicamos al diseño, que es creatividad y hasta excentricidad, pero lo cierto es que me he encontrado más bien con extrañeza, curiosidad y cierta envidia…

– El modelo de trabajo que plantean es una realidad para muchos emprendedores y empresas pequeñas y una tendencia para las grandes. ¿Será más frecuente pronto?

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– Es el único camino posible. Hemos vivido un mundo laboral todopoderoso, muy vanidoso. A las mujeres nos han contado que teníamos que competir entre nosotras, dándonos codazos y siendo inagotables… La crisis y otras circunstancias han hecho caer la grandilocuencia. Trabajar sin oficinas, ordenar tus prioridades y dedicar tiempo a lo que de verdad importa y te enriquece genera felicidad y mejor rendimiento profesional. Por lo demás, tenemos una vida social idéntica a la de una empresa estándar. Por las mañanas, me levanto, me conecto, digo buenos días a mis compañeros y tengo un horario, pero cada uno puede atender a su vida. Si una mañana tengo que hacer un recado y no estoy, ya estaré después. Las tecnologías dejan sin excusas a la flexibilidad laboral. La oficina, hoy en día, está en la cabeza de cada uno.

– ¿Qué planes de crecimiento tienen bajo este modelo?

– No tenemos ambición de crecimiento empresarial, ni jerarquías, ni hacemos continuamente planes de negocio, si te refieres a eso. Nuestro objetivo es ser felices con nuestro trabajo, que es una capa más de nuestra vida personal. Si te descuidas o te dejas llevar, tu propia empresa te puede comer… y, en ese caso, damos un paso atrás. Todo ha ido surgiendo así. Venimos de trabajar juntos en otras empresas y sabemos lo que no queremos. La vida nos ha llevado hasta aquí.

– Algo ha tenido usted que ver.

– Fui una excelente estudiante. Me decían que tenía que estudiar una ingeniería, pero hice Bellas Artes para disfrutar del camino. Hay que gestionar las ambiciones, no desde el estatus sino desde los afectos. Miro con ilusión a 2020 porque esta década va a dejar atrás un montón de miedos. Pese a la incertidumbre, hay muchas ganas de hacer cosas. Pienso que hay tres preguntas fundamentales que debemos hacernos: «¿Quién soy?», «¿qué me hace feliz?» y «¿qué puedo dejar en el mundo?». Si todos las respondiésemos, todo sería mucho más sencillo. Y yo, ahora, ya estoy tratando de responder a la tercera.