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La reforma silenciosa de las pensiones: de contributivas a asistenciales

Llevamos unos cuantos días con polémica en el Gobierno respecto a la reforma de las pensiones. Y en su seno parece que hay algunas disputas entre miembros de Podemos y PSOE, sobre todo respecto a la ampliación del periodo de cálculo de la base de la pensión a 35 años.

Pero lo cierto es que lo que está planteándose es profundizar aún más en la «reforma silenciosa» de las pensiones, como lo denominan algunos autores. Con esta reforma, gradual, sin mucho anuncio importante y que llevamos viviendo ya unos años, las pensiones dejarían de ser contributivas y pasarían a ser asistenciales.

Tipos de pensiones

Existen dos tipos de sistemas públicos de pensiones (siempre hablando de sistemas de reparto, es decir, lo cotizado hoy en día se reparte entre los pensionistas de hoy; dejamos de lado el sistema de capitalización usado en Chile, por ejemplo): los sistemas contributivos (Bismarkiano) y el asistencial (Beveridge).

Casi todos los países europeos usan un sistema contributivo y los anglosajones se decantan más por uno asistencial. La diferencia radica en que los sistemas contributivos buscan dotar de una pensión similar a los ingresos del trabajador para todos los tipos de trabajadores, desde lo que tienen un sueldo bajo hasta los que tienen uno alto; la asistencial brinda una pensión igual para todos (y más escasa) y deja que los trabajadores más cualificados la complementen con sus ahorros.

Esto, como se puede ver en el gráfico superior, tiene un impacto en el gasto público. Los sistemas contributivos son más generosos y por tanto requieren más gasto público, los asistenciales, en cambio, dejan parte del esfuerzo a las personas de forma individual, ya que el Estado solo da una pensión no muy generosa.

La reforma silenciosa en España

¿Y cómo estamos en España? En España hasta hace una década teníamos un sistema claramente contributivo: la pensión que se recibía dependía de lo cotizado. La gente con menor sueldo tenía menor pensión y la gente con mayor sueldo mayor pensión.

Este sistema lleva rompiéndose bastante tiempo debido a tres actuaciones de los sucesivos gobiernos: por un lado congelando la pensión máxima; por otro elevando la mínima; y por último, elevando la base de cotización máxima. Escribí sobre ello hace siete años y la situación ha avanzado con paso decidido.

Los tres movimientos, de forma simultánea, año tras año, están haciendo que las pensiones mínimas se acerquen a las máximas y además que la base de cotización cada vez tenga menos que ver con la pensión a recibir.

La reforma actual

El Gobierno actual está planteando destopar la base de cotización máxima, lo que haría muy poco cotributivas las pensiones para las rentas más altas. Esto, junto con la congelación de las pensiones máximas y el aumento de la generosidad elevando las pensiones mínimas, acelerará el cambio de sistema de pensiones.

Si seguimos con esta tendencia llegará un día que dará igual lo cotizado, la pensión para todos será la misma. Esto hará perder apoyo del sistema público de los trabajadores con sueldos más altos y al final la pensión será menos generosa: tendremos un sistema asistencial, con una pensión relativamente escasa para todo el mundo por igual. Eso será la solución al gasto público en pensiones, pero a costa de cambiar de sistema de pensiones de forma silenciosa y sin debate alguno.

Las rentas más altas complementarán esta escasa pensión con un sistema privado de pensiones. Es bastante curioso que los que defienden con mayor vehemencia estas medidas (destopar contribuciones, hacer más generosas las mínimas, limitar las máximas) sean precisamente Unidas Podemos, que no quiere ver ni en pintura los planes de pensiones privados. Pero lo cierto es que todos los partidos en mayor o menor medida, aprueban esta reforma. Como el PP, que estando en el Gobierno fue, de forma simultánea, congelando las pensiones máximas y subiendo la cotización máxima.

Es una reforma silenciosa porque no hay debate. O más bien el debate es erróneo. Se habla de lo que es «justo» (subir las mínimas, que las máximas no suban) pero no de a dónde nos lleva eso. Pero es más fácil vender estas reformas como inofensivas y cambiar el sistema de pensiones por la puerta de atrás, sin grandes debates sobre un tema que es muy espinoso.