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La solución más efectiva para la financiación de las pequeñas empresas y los autónomos

«En un contexto en el que las grandes multinacionales ya se financian solas, es el momento de apostar por las pequeñas y medianas empresas, que son las que realmente sostienen el empleo y la riqueza en los territorios». Son palabras del presidente de Iberaval, el empresario José Rolando Álvarez, quien considera que «no se ha reconocido adecuadamente el esfuerzo que hicieron miles de empresarios de este país en los peores años de la crisis».

Al respecto señala que Iberaval brinda respaldo financiero a operaciones por un importe medio de unos 100.000 euros a devolver en unos seis años. «Con esa cuantía y ese plazo de devolución, estamos ayudando a que miles de empresas (y, por tanto, miles de familias) puedan sacar adelante su proyecto empresarial», expone Álvarez. Es precisamente ese colectivo, el de las pymes, los autónomos y los emprendedores, el objetivo troncal de las sociedades de garantía (SGR), como Iberaval, que constituyen un elemento clave para el nacimiento o crecimiento de miles de compañías. En este sentido, afirma que «con ese importe, que puede traducirse en la reforma de un negocio, la adquisición de equipamiento o el apuntalamiento de puestos de trabajo, se pone de relieve que lo verdaderamente importante para la economía de este país son las pymes y los autónomos».

En la actualidad, el Sistema Nacional de Garantías, que componen las 18 SGR y la Compañía Española de Reafianzamiento (Cersa), dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, financia a más de 130.000 empresas. De ellas, 27.000 son socias de Iberaval, la sociedad de garantía originaria de Castilla y León, que también tiene sedes en La Rioja, Madrid y Vigo.

Esta SGR acumula un riesgo vivo superior a los 740 millones de euros (esto es, el importe prestado pendiente de amortización). Su índice de solvencia supera el 14% –cuando el Banco de España exige a estas entidades un 8%– y cuenta con socios partícipes (26.900) y protectores (126), entendiéndose por los primeros todos esos emprendedores, autónomos y pymes, y por los segundos, instituciones y bancos.

Iberaval, como el resto de sociedades de garantía, aporta avales financieros a todo tipo de proyectos, pero también ofrece avales técnicos para iniciativas vinculadas con la obra pública o a ciertas licitaciones, como pueden ser las concesiones de líneas regulares de transporte. Además, trabaja con las principales entidades financieras (tiene convenios de colaboración con 23 en estos momentos) y dispone de un importante respaldo de la Junta de Castilla y León, y del Gobierno de La Rioja.

Con todas esas mimbres, la sociedad de garantía ha logrado, en los nueve primeros meses del año formalizar préstamos por 218 millones de euros, lo que supone el mismo importe que a lo largo de todo el 2016, así como un crecimiento del 23% con respecto al mismo periodo de 2017. Este logro se ha materializado en más de tres mil operaciones que han servido para impulsar proyectos, pero también para potenciar otros muchos existentes. Han sido préstamos concedidos a todos los sectores, si bien destaca una circunstancia: la industria ha ganado peso.

Primera SGR hasta junio

En los últimos cuatro años Iberaval ha duplicado su actividad. Una circunstancia que no pueden poner en su haber muchas empresas. Esto ha hecho que haya superado a otras instituciones de garantía y sea, al menos hasta junio, la primera sociedad de garantía de España en volumen de formalización.

A juicio de José Rolando Álvarez, estos datos ofrecen dos lecturas: la primera, que «pese a las incertidumbres surgidas en los últimos meses, las pequeñas empresas están invirtiendo en sus iniciativas consolidadas y que hay una apuesta clara por llevar adelante nuevos proyectos». La segunda, que la financiación está llegando poco a poco a estos colectivos, las pequeñas empresas, que son «las que mayores dificultades tienen para lograrla, frente a las grandes compañías». Es lo que él define como la «dualidad en el acceso al crédito». Para lograr ese avance, la estrategia de Iberaval ha pivotado fundamentalmebnte en torno a la digitalización –a partir de una oficina virtual propia y del proyecto de Cesgar (la patronal de las SGR) Con Aval Sí– y el refuerzo de la actividad en sus sedes físicas.

Pero, ¿por qué son útiles las sociedades de garantía? Sobre todo –detalla José Rolando Álvarez– porque «entienden a la perfección el riesgo empresarial, dado que los órganos de decisión cuentan con analistas expertos y con los propios socios».