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Las divisas en un fondo de inversión

Para explicar qué es la divisa de un fondo hay que precisar en primer lugar que es la moneda en la que se encuentra denominado el fondo de inversión. Es decir, en la que se expresa el valor liquidativo del mismo. Algunas de las divisas que puedes encontrar son: euro, dólar americano, libra esterlina, yen japonés, dólar australiano, dólar canadiense, corona danesa, corona sueca, dólar de Hong Kong o franco suizo.

En algunos casos, la divisa del fondo suele elegirse en función del país en el que se está invirtiendo mayoritariamente. Así, si tenemos un fondo que invierte exclusivamente en compañías estadounidenses, lo más común es que la divisa en la que se encuentra denominado el fondo sea el dólar. Pero existe también la posibilidad de invertir en un fondo que opera globalmente en acciones europeas, japonesas, estadounidenses, latinoamericanas… En estos casos, hay que elegir una divisa común para dar el valor liquidativo, y se suele optar por el dólar o el euro.

Es importante saber que, si la divisa no es el euro, asumimos el riesgo adicional de evolución de la divisa. Supongamos que invertimos 5.000€ en el Fondo A, que invierte en EEUU y está en dólares; si el fondo y sube un 5%, como a priori lo que yo esperaré es ver 1.050 euros en mi cuenta. Sin embargo, al ir a comprobarlo solo tengo 975 euros. ¿Qué es lo que ha pasado? Esto se debe a que el dólar ha caído, por lo que, al traducir los dólares a euros, el efecto total es negativo (-2,5%) y por eso la cantidad es inferior.

Para evitar estas variaciones, existen fondos que incluyen en su estrategia la cobertura de la divisa y así no les afecta si esta sube o baja. Estos son fondos con divisas hedge. A veces los podemos identificar porque al final de su nombre incluyen una H; en otras ocasiones, podemos comprobar si el fondo cubre la divisa consultando los documentos legales del mismo.

Teniendo en cuenta esto, antes de invertir en otra divisa hay que tomar conciencia de que esto supone un riesgo adicional y que se debe analizar la evolución que se espera de la misma, así como vigilarla.