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Las redes de la Mafia

what-happened-to-the-american-mafia-712-1436753811La imparable escalada de procedimientos judiciales por corrupción, y en particular los recientes acontecimientos de la operación Lezo (así llamada en honor al gran Blas de Lezo, el mejor marino español de la historia y heroico defensor de Cartagena de Indias) me ha hecho recordar un artículo del año pasado que estudiaba la Mafia desde la perspectiva de las redes complejas. Al revisarlo, he visto que los métodos que propone y la ayuda que puede suponer para las fuerzas del orden son de la más rabiosa actualidad, así que he decidido traerlo a este su blog.

El trabajo al que me refiero es Network structure and resilience of Mafia syndicates (Estructura de red y resistencia de las organizaciones de la Mafia, aquí una versión pre-publicación de libre acceso),  y es obra de S. Agreste, S. Catanese, P. De Meo, E. Ferrara, y G. Fiumara, de las Universidades de Messina, Catania y Southern California. Aunque ha habido otros artículos de corte similar, esta investigación se centra en la Mafia con mayúscula, la Cosa Nostra, y está realizada en colaboración con las fuerzas del orden, lo que les permite disponer, por primera vez en un estudio así, de una gran cantidad de datos precisos, a los que se unen otros obtenidos de procedimientos judiciales. Esos datos son muy ricos, porque van desde escuchas telefónicas a registros de llamadas efectuadas pasando por información procedente de mafiosos arrepentidos sobre quién es cómplice de quién y quién es quién en la estructura, hasta transacciones bancarias de todo tipo y declaraciones de interrogatorios de la policía. Un conjunto de datos muy interesante que, por otro lado, no es fácil manejar debido a su gran heterogeneidad (aquí en inglés), y que requiere la orientación de policía y jueces para su correcta interpretación.

La técnica matemática que utilizan para analizar todos estos datos se basa en las redes complejas, que ya hemos encontrado varias veces en NeG y de las que también he escrito una pequeña introducción aquí. Los investigadores construyen dos redes. En primer lugar, utilizan los datos sobre escuchas telefónicas para crear una red de 1716 personas investigadas, que están conectadas si ha habido llamadas entre ellas en ambos sentidos, lo que da lugar a 8481 conexiones. Por otro lado, los procedimientos judiciales permiten crear una segunda red, la de delitos, en la que hay 104 personas que están conectadas si han sido cómplices en al menos un delito o están conectadas de alguna otra manera (transacciones bancarias, inspecciones policiales, etc), dando un total de 1716 conexiones. Los autores explican que con la red de llamadas no vale porque normalmente no captura a los jefes, que no se comunican por teléfono sino que lo hacen normalmente a través de emisarios con notas escritas llamadas pizziniCon estas redes, los autores llegan a las siguientes conclusiones:

Primero, los individuos de la red de llamadas tienen un número de conexiones muy heterogéneo, lo que técnicamente se conoce como una red libre de escala; es decir, hay muchos nodos que tienen pocas conexiones, y unos pocos que tienen muchísimas conexiones, dejando entre medias al resto de la población (a más conexiones, menos nodos). En cuanto a la red de crímenes, está caracterizada por una distribución uniforme del número de conexiones, lo que quiere decir que cada individuo tiene un número de enlaces entre 15 y 85 con igual probabilidad. En este último caso, tras contrastar su análisis con los agentes del orden, los investigadores concluyen que los capos de la Mafia son los que menos conexiones tienen en la red de crímenes y no ocupan ni de lejos las posiciones más centrales en la red, entendiendo por centrales los nodos más importantes, porque comunican a grupos distintos o porque suelen aparecer en los caminos más cortos entre individuos.
fig redes mafiaEn la figura, la red a. es la de llamadas; los colores representan capos (amarillo), lugartenientes (verde) e individuos que fueron detenidos posteriormente (azul). A continuación, la red b. es la de crímenes y c. es la red agregada resultante de combinar ambas. En esta última, los capos están de nuevo marcados en amarillo, mientras que los verdes son personas que no estaban en la red de llamadas (concretamente 6, que nunca usaban teléfonos fijos para comunicarse).

Segundo, la estructura de las dos redes refleja los procedimientos de captación de miembros para la organización. No se solicita entrar en la Mafia, sino que se entra cuando un miembro te introduce en la organización, por lo que las personas que el nuevo mafioso conoce y con las que primero trata son amigas del introductor. Debido a eso, en la red deben aparecer numerosos triángulos, es decir, grupos de tres nodos conectados dos a dos. Efectivamente, el análisis muestra que ambas redes, la de llamadas y la de conexiones, tienen un número de triángulos (técnicamente, clustering) cinco veces mayor que la de redes sociales como Facebook.

Una vez que tienen las redes, el siguiente paso es estudiar el efecto de distintos tipos de intervención policial, centrándose en dos de ellos, aleatorio y dirigido. El procedimiento aleatorio simplemente elimina de la red, arrestándolos, a una fracción f de los individuos entre el 1% y el 25%. En el dirigido, se utilizan las características de la red para seleccionar los individuos sobre los que actuar; se detiene a los que tienen más conexiones o a los más centrales, utilizando dos tipos de definición de centralidad en este último caso. Además, consideraron actuaciones paralelas o secuenciales: en una actuación paralela, se detiene a todos los individuos a la vez, mientras que en una secuencial se detiene al primero (seleccionado al azar o por características de la red), se ve su impacto en la red, se pasa al segundo, y así sucesivamente hasta llegar al 30% de los individuos. El efecto sobre la red se mide calculando el tamaño del mayor subconjunto conectado (componente gigante, aquí en inglés) y la longitud del camino medio entre dos individuos. Los resultados del modelo sugieren que, en la medida de lo posible y siempre suponiendo que el coste es similar, son mas efectivas las actuaciones policiales dirigidas, ya que conducen a una reducción importante del tamaño del mayor subconjunto conectado (lo que equivale a dividir la organización en pequeños grupúsculos independientes). Es interesante notar que si la intervención es paralela, lo mejor es ir a por los individuos más conectados, mientras que si es secuencial es más productivo aplicar criterios de centralidad. Además, la red de crímenes es muy resistente al ataque paralelo, pero cede ante un ataque secuencial. En cuanto al camino medio entre individuos, distintas redes requieren mirar distintas centralidades. No hace falta insistir en que hay que ser cuidadoso al interpretar estas sugerencias del modelo, y los investigadores mismos reconocen que muy a menudo no será posible llevar a cabo un goteo de detenciones, que provocarían cambios en la red y sobre todo alertarían a sus miembros con el siguiente riesgo de seguridad para los agentes al intentar eliminar a los capos más protegidos, pero al menos se puede considerar la idea de intervenir secuencialmente como una posible alternativa a la hora de diseñar una actuación.

Como todo estudio, este tiene sus limitaciones, y los mismos autores indican que, para empezar, se limita al sindicato del crimen más importante de Sicilia, pero que habría que extender el trabajo a otras organizaciones en Italia y en el mundo. La metodología se puede adoptar directamente y se podrían comparar tanto la estructura de las redes criminales como el efecto del trabajo policial. Sería necesario también conocer algo de lo que parece ser que se tiene muy poca información, como es el procedimiento por el que la red mafiosa se reorganiza cuando cae uno de sus miembros, que es un factor clave para ver si es aplicable la idea de actuaciones dirigidas. Aún con estas precauciones, el trabajo apunta ciertamente direcciones interesantes en las que la ciencia de redes, codo a codo con la policía, podría contribuir a luchar contra el crimen organizado.

Lo cual me lleva de vuelta a España. Algunos investigadores han trabajado sobre criminalidad desde un punto de vista matemático, entre los que me vienen ahora a la cabeza Juan Carlos Nuño y Miguel A. Herrero (y que me disculpen aquellos que me dejo en el tintero; si alguno me hace el honor de leerme, le agradecería que me refiriera a sus trabajos en los comentarios o por mail), por ejemplo en este artículo sobre una sociedad con orientación criminal. Pero además, en nuestro país, como ya he dicho varias veces en NeG, hay una gran comunidad de gente trabajando en redes y sistemas complejos (por mencionar grandes asociaciones de investigadores más que grupos concretos citaré COMSOTEC, Complexitat.cat, o ComplejiMad [disclaimer: yo soy el presidente de esta última, así que hago un poco de autopropaganda]). Hay mucho potencial para utilizar la enorme cantidad de datos (Big Data) que debe obrar en poder de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de jueces y fiscales. Además de lo que hacen Agreste y colaboradores, se pueden estudiar muchas otras cosas, como identificar comunidades o subgrupos de la estructura que pueden corresponder a familias distintas, y tratarlos luego por separado; adicionalmente, se podría identificar características que comparten los delincuentes de cada subgrupo para aplicar políticas de prevención o incluso para restringir rangos de sospechosos. Se puede también predecir la existencia de conexiones que no se han visto entre individuos, lo que permitiría dirigir a la policía a la búsqueda de indicios de manera más específica.  Si lográramos tener información sobre relaciones de enemistad, además de las de complicidad, se podría incluso predecir posibles conflictos y aprovecharlos en beneficio de la investigación. Y así podría seguir enumerando posibilidades que abre el tener un buen conocimiento de la red de «malosos», pero no quiero alargarme más, aunque no me resisto a citar como una última aplicación el trabajo famoso de Coralio Ballester, Toni Calvó-Armengol e Yves Zenou sobre identificación de actores clave en redes.

¿No se nos dice siempre que los investigadores debemos ocuparnos de problemas relevantes de la sociedad? Pues aquí tenemos uno, y bien relevante, para el que lo único que hace falta es tener acceso a los datos y trabajar conjuntamente sobre ellos. Guardia Civil, UDEF, en definitiva, a quién pueda interesar: ahí lo dejo.