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Minicasa o infravivienda

Una cosa es ver una minicasa en una revista de arquitectura, interiores y diseño y otra es vivir en ella. Pero con la cocina –un hornillo– al lado de la cama –poco más que un colchón–, sin luz y ventilación. Sin poder abrir las ventanas y mirar la calle. Una cosa es el papel «couché» y otra un hacinado barrio de Hong Kong. Una cosa es pasar la noche en un hotel cápsula –especie de sarcófago de plástico– en Tokio y otra vivir en un habitáculo de tres metros cuadrados donde echar una cabezadita después del trabajo.

Este modelo de minipiso es el que una empresa quiere desarrollar en Barcelona, Madrid y Sevilla adaptando unos «hostels» a la mínima superficie habitable, aunque no legal. No será fácil porque hay unas ordenanzas en cuanto a vivienda muy precisas, a pesar de que la superficie que se considera aceptable para vivir se ha acortado. Si lo más aceptado por los arquitectos para llevar una vida normal es de 45 metros cuadrados, lo que establece la normativa, según cada comunidad autónoma, oscila entre los 20 en Ceuta y los 40 en Murcia, pasando por los 24 de Andalucía, 36 de Cataluña o los 38 de Madrid.

Según los datos del catastro, el tamaño medio de la casa en España es de 144,3 metros cuadrados, una cifra que debe relativizarse porque se incluye desde un minúsculo apartamento en la playa, a viviendas de más de 300 metros. Si una plaza de garaje media es de 15 metros cuadrados, en Hong Kong una vivienda «normal» es exactamente del tamaño de una plaza para guardar dos coches (48,7 metros). El nuevo modelo de vivienda –mejor llamarla infravivienda– en la metrópoli asiática –hoy en plena revolución para liberarse del régimen totalitario de Pekín– es de 14,6 metros.

La media en Nueva York es de 126 y en París, de 118. En Estados Unidos arrasan las miniviviendas, unas casitas de ensueño o de cuentos para perderse una temporada en el bosque o frente al mar. El precio, claro está, es un lujo si, además, necesitas un lugar en propiedad para asentarla. El proyecto de construir colmenas de 2,6 metros cuadrados con servicios comunes –cocina, baño, comedor– es una solución «habitacional» que tendrá que esperar.