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Los parados mayores de 50 años corren el riesgo de no volver a trabajar

Uno de los grandes riesgos que corren los trabajadores que pierden su empleo es acabar convirtiéndose en parados de larga duración: pasar más de un año sin encontrar otra ocupación. Y, además, en España la situación se agrava porque en ese tiempo, puede darse la situación de que no reciban ayuda alguna —prestaciones y subsidios a parte— de los servicios públicos de empleo. Esto es lo que le sucedía en 2015 a un tercio de los demandantes de empleo registrados, según un estudio de Fedea que se acaba de divulgar.

Políticas activas de empleo resulta clave para evitar que muchos parados sobrepasen un año sin trabajo

Durante la crisis, la atención de los servicios públicos de empleo a los parados se ha ido deteriorando. Esto se aprecia en el informe de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, cuyo investigador principal ha sido el profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid, en el que se aprecia como en lo peor de la crisis lo que se ha gastado por desempleado en políticas activas ha caído un 66%. En 2008 el gasto era de 1.762 euros por parado; en 2013, 602 euros.

Este desplome de lo invertido (entrevistas, formación, búsqueda, diseño de currículum) en que un parado vuelva a encontrar un trabajo tiene que ver con dos cosas. Por un lado está el fuerte aumento del desempleo, y, por otro, la reducción del gasto en políticas activas por las estrecheces presupuestarias. La consecuencia inmediata es que en 2015, el tiempo medio de espera de un parado una vez se inscribía en una oficina pública de empleo es que tardaba 9,5 meses en recibir un primer servicio, que bien puede ser una entrevista personalizada, asesoramiento para buscar empleo o una oferta de formación.

De todo este análisis, en el que ha colaborado el banco estadounidense JPMorgan, están fuera las llamadas políticas pasivas de empleo (prestaciones, subsidios). En este caso la eficacia del servicio público de empleo –dependiente en exclusiva la Administración central- es total ya que apenas pasan unos días desde que el parado se registra y solicita el cobro del seguro de desempleo hasta que lo recibe.

Los mayores de 50 años, si pierden el empleo, corren un alto riesgo de no volver a trabajar


La mejora de las políticas activas de empleo resulta clave para evitar que muchos parados sobrepasen ese año sin trabajo que se convierte, en Europa, en larga duración y hace mucho más difícil su inserción laboral. Esto para Jansen es especialmente relevante entre los mayores de 50 años, “un colectivo que en España tiene un alto riesgo de no volver a trabajar si pierde su empleo”.

El estudio, que consta de 82 páginas, tiene espacio para el análisis de lo sucedido en otros países con las políticas activas en los últimos años. “Se concluye que pueden mejorar la inserción, pero que hay unas exigencias muy altas”, expone Jansen. Este profesor, de origen holandés, apunta que mejorar los servicios públicos de empleo, es central: “Es la tecla que falta durante del mercado laboral. En los últimos años hemos tocado todas [en referencia la reforma laboral] menos esta”.

Para la comparación internacional Fedea acude a datos del OCDE homogéneos, que 2012 y 2013. «La evidencia disponible indica que los Servicios Públicos de Empleo españoles juegan un papel marginal en la creación de nuevas relaciones de empleo. Tan sólo un 2% de las personas que iniciaron su trabajo en 2012 reconoce haber tenido alguna relación con el SPE que ayudara en el proceso de creación de la relación de trabajo. Del mismo modo, menos de uno de cada tres españoles en paro contactó con una oficina del SPE en el mes anterior a la entrevista de trabajo. En ambas puntuaciones, España ocupa la posición más baja entre los países miembros de la OCDE.

Un tercio de parados pasa un año antes de recibir atención del servicio público

El informe vincula el mal desempeño de los SPE «a la falta de reformas y a la escasez de recursos para asistir a la inusual cantidad de parados»; pero añade que estos no son los únicos factores que explican las diferencias observadas. «Las diferencias internacionales en la regulación de los SPE y la fuerte competencia de los intermediarios privados también juegan un papel importante. A modo de ejemplo, las empresas en Alemania están legalmente obligadas a registrar sus vacantes con el SPE y la información acerca de estos puestos de trabajo está fácilmente disponible en internet. Este hecho puede ayudar a explicar por qué casi el 80% de los desempleados alemanes contactan con el SPE para encontrar un trabajo. Por el contrario, en España el registro es voluntario y el portal web oficial del SPE (Empléate), lanzado en 2014, sólo contiene información sobre 36.000 vacantes de puestos de trabajo», compara.