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¿Qué supondría para la inversión en cambio climático que Biden fuera presidente de EE.UU.?

Con respecto al cambio climático, las posiciones políticas entre demócratas y republicanos son tan diferentes que el resultado de las elecciones será muy relevante para las perspectivas de inversión de las empresas afectadas. Hasta ahora, el escenario de que Biden gane las elecciones no se ha incorporado aún a los precios de las acciones, en nuestra opinión. No obstante, dada la ventaja de Joe Biden en las encuestas, creemos que los inversores deben tener en cuenta una administración demócrata como caso base.

Planes para la reducción de emisiones

Entre las promesas clave de Biden sobre el clima quizás la más importante es que EE.UU. logre cero emisiones netas de gases de efecto invernadero (GEI) para el 2050, en línea con el plazo de la UE en su «Green Deal». La política energética de Biden se centra en las energías renovables, con algunos objetivos medibles a corto plazo. Estos incluyen la instalación de 500 millones de paneles solares y 60.000 turbinas de viento en un plazo de cinco años. En el plan elaborado por los demócratas, los plazos para alcanzar cero emisiones netas de carbono ya son públicos para varias industrias: a partir de 2030, los nuevos edificios tendrían que lograr generar cero emisiones netas; lo mismo para los nuevos coches en 2035 y los productores de energía en 2040.

Acuerdo sobre la necesidad de infraestructuras

Un tema en el que hay un acuerdo significativo entre los partidos es la necesidad de invertir en infraestructuras. Las informaciones enviadas a prensa sugieren que el presidente Trump está considerando un plan de infraestructuras de 1 billón de dólares para impulsar la recuperación económica frente a la crisis del Covid-19. Esto se centraría en gran medida en carreteras y puentes, con algunos gastos también en redes 5G y banda ancha en zonas rurales.

Las políticas climáticas de Biden destacan que las infraestructuras son cruciales en la batalla contra el cambio climático. Algunas de las políticas están dirigidas a áreas que pueden reducir las futuras emisiones, por ejemplo, el objetivo de 500.000 estaciones de recarga de vehículos eléctricos para 2030. Otras propuestas están dirigidas a mitigar sus efectos. La construcción de ciudades resistentes que puedan soportar incendios forestales, inundaciones y el aumento del nivel del mar es parte del plan de Biden. Esto incorpora carreteras y puentes, pero también una red de energía verde y una mejor infraestructura para la canalización de agua.

Mientras que estas áreas gozarían de una mayor inversión bajo los planes de Biden y los demócratas, otras saldrían perdiendo. Terminar con los subsidios a los combustibles fósiles es parte de la propuesta de Biden y representaría una clara ruptura con las políticas actuales, ya que el lobby de los combustibles fósiles es una parte importante de la base del presidente Trump.

¿Seguirá el cambio climático polarizando la opinión de Estados Unidos?

Los dos principales candidatos a la presidencia de EE.UU. ofrecen una opción binaria en lo que se refiere a la política sobre el cambio climático. Sin embargo, esa polarización puede no durar mucho más tiempo. Los miembros más jóvenes del Partido Republicano han estado pidiendo a los líderes que apoyen una mayor acción federal para combatir el cambio climático. Puede ser que, sea cual sea el resultado de esta elección, surja después un mayor consenso sobre la necesidad de una acción más fuerte. La necesidad de prepararse para el cambio climático y reducir las emisiones es algo de lo que los estados individuales son conscientes desde hace tiempo. California, por ejemplo, es el líder de Estados Unidos en energía solar, con un 18% de la electricidad generada a partir de energía solar en 2019. Otros estados también pueden aprovechar los beneficios de su ubicación, como los del Medio Oeste, que podrían recurrir cada vez más a la energía eólica, ya que el coste sigue bajando y ya es más barata que otras fuentes de energía. Además, Biden y los demócratas se han apresurado a señalar que estas políticas climáticas pueden ser una fuente de creación de empleo, en un momento en que EE.UU. – y otras economías – han visto su mercado de trabajo golpeado por el Covid-19. Las 60.000 turbinas eólicas mencionadas anteriormente, por ejemplo, serán turbinas «made in America», según el plan de Biden.

Biden quiere que EE.UU. vuelva a liderar la lucha contra el cambio climático

Bajo Biden, los EE.UU. también se reincorporarían al Acuerdo de París de 2015. Los firmantes del acuerdo se comprometen a limitar el aumento de la temperatura global a 2ºC en comparación con los niveles preindustriales. EE.UU. fue signatario en 2015, bajo la presidencia de Obama, pero Trump abandonó el acuerdo. Al volver a comprometerse con el Acuerdo de París, Biden podría ayudar a fortalecer los esfuerzos globales para combatir el cambio climático y volver a dar impulso a la descarbonización de la economía mundial.

Específicamente, creemos que una presidencia de Biden podría llevar a EE.UU. y a Europa a trabajar juntos para presionar a China a cumplir sus compromisos climáticos. Además, un nuevo compromiso de EE.UU., junto con Europa, podría tener mucho más peso para garantizar la igualdad de condiciones en lo que respecta a la descarbonización.

Impulso a las inversiones contra el cambio climático

Los argumentos económicos a favor de la transición energética seguirán vigentes gane quien gane las elecciones. Vemos fuertes perspectivas para las inversiones en esta área, cualquiera que sea el resultado. Sin embargo, una victoria de Biden, especialmente si se combina con el control del Senado por los demócratas, daría un gran impulso a la transición. Las perspectivas de crecimiento de los vehículos eléctricos, las energías renovables, la energía de hidrógeno, el almacenamiento de baterías y muchas más industrias se verían impulsadas en este escenario y los inversores deberían prepararse para esa posibilidad.

Tal vez lo más importante, y lo que más pasan por alto los inversores, es la perspectiva de una mayor concentración y alineamiento de la política internacional en torno a la necesidad de descarbonizar rápidamente. Esto daría el impulso para que el resto del mundo siga el ejemplo de EE.UU. y Europa. Entonces tendremos una verdadera oportunidad de hacer una transición exitosa hacia bajas emisiones de carbono, con todas las consecuencias para la inversión que eso traerá.