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Querido Trump, estamos seguros de que estas medidas proteccionistas le van a encantar

Donald Trump es ese tipo de personaje público que cuando habla de economía es capaz de caerle bien y mal, a la vez, a un liberal. Este hecho da mucho que pensar y podría llegar a sembrar dudas sobre la orientación económica de este señor. Sin embargo, a nuestro parecer las dudas son inexistentes: Trump es un proteccionista de la vieja escuela.

Como habrán podido darse cuenta, con la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos el proteccionismo se ha vuelto a poner de moda. Vaya por delante que el autor de este artículo considera que poner trabas al comercio es la forma más fácil y populista de hundir la economía de un país. Sin embargo, hoy vamos a describir brevemente algunas de las medidas proteccionistas más populares que siempre han existido y que seguro son del agrado del presidente norteamericano:

Aranceles

Son la medida proteccionista estrella y la más utilizada a lo largo de la historia. Se trata de impuestos que los Estados establecen para los bienes y servicios importados del extranjero. El objetivo es elevar el precio de venta de estos productos para que pierdan competitividad respecto a los productos nacionales, más baratos por no tener que pagar el arancel. Además, el estado que impone el arancel recauda más vía impuestos, o al menos en teoría.

aduana

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Supongamos que el precio medio del bien X en Estados Unidos es de 4 euros la unidad, y que unas empresas importadoras desean introducir ese mismo producto procedente de China a un precio de 2,5 euros. Si el gobierno norteamericano pretende proteger al vendedor nacional podría imponer un arancel de 2 euros a cada producto importado, con el objetivo de que este sea más caro y menos competitivo.

En principio, los fabricantes de los productos nacionales se ven favorecidos por la existencia de aranceles, directa o indirectamente, ya que tendrían más posibilidades de mantener sus puestos de trabajo, al eliminarse la competencia extranjera vía arancel. Sin embargo, los consumidores son los grandes perjudicados por este tipo de medidas, pues se ven obligados a adquirir productos a precios artificialmente altos.

Contingentes cuantitativos o «cupos» a la importación

En ocasiones, el objetivo de algunos países es impedir directamente la entrada de productos extranjeros con el objetivo de proteger determinados sectores económicos nacionales. Los «cupos» son cantidades máximas a importar de determinadas mercancías que proceden de unos países concretos y durante un periodo de tiempo determinado.

Pongamos por ejemplo que Donald Trump decide limitar la importación de vehículos procedentes de Japón. Para ello, establece un cupo de 50.000 automóviles. Esto significa que esta es la cifra máxima de vehículos procedentes del país nipón que podrán comercializarse en Estados Unidos.

En este caso, los coches japoneses importados dentro del cupo no tienen que pagar ningún arancel, por lo que no se ven perjudicados por ese impuesto extra y pueden venderse a precios que desee el fabricante. Ahora bien, una vez el cupo se agote, Japón no podrá exportar ni un solo automóvil más a Estados Unidos.

Subvenciones a la exportación

De lo que se trata en esta ocasión es de favorecer las exportaciones de las empresas nacionales para que estas sean más competitivas gracias a unos precios de venta más baratos. Para conseguirlo, el Estado puede ayudar vía subvenciones a la producción cuando esta tenga como destino la exportación.

El efecto inmediato de esta medida es que las empresas beneficiadas tienen más posibilidades de vender porque sus precios son artificialmente bajos. Sin embargo, el principal inconveniente es que se está utilizando dinero público para beneficiar sólo a unos cuantos, cuando realmente ese dinero debería utilizarse para cosas más importantes para la sociedad.

En realidad, subvencionar la exportación equivale a prácticas de «dumping», que se producen cuando una empresa vende sus productos por debajo del precio de costes.

Ayudas a productos nacionales

eeuu

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Consiste en ayudar a los fabricantes nacionales de un determinado bien y servicio para que puedan vender en el mercado interior a un precio más barato y así poder competir con los productos que llegan importados del extranjero. Se trata también de una práctica de dumping pagada por el bolsillo del contribuyente.

Las ayudas a los productos nacionales pueden ser de diversa índole. Sin embargo, son tres las más popularizadas entres los amantes de las técnicas proteccionistas: las subvenciones, las rebajas de impuestos y las concesiones de préstamos subvencionados.

Otros obstáculos al libre comercio

Además de las mencionadas, que son las más teóricas e importantes, existen otras formas más sutiles de poner obstáculos al libre comercio sin que parezca realmente que se están aplicados medidas proteccionistas, pero que a todos los efectos tienen como objetivo proteger la industria nacional.

Nos referimos, por ejemplo, a normas sanitarias muy estrictas para los productos de alimentación importados, a requisitos de calidad muy elevados que hacen que determinados artículos no lleguen a comercializarse dentro de las fronteras del país, a trámites burocráticos desproporcionados, etc.

Imagen | Van Pelt