Rocío Ingelmo es una ejecutiva en continuo movimiento. No para. Va de un lugar a otro. Un día en Bruselas, otro en Campo de Gibraltar, al siguiente en el Ministerio de Hacienda. Pero tras esta intensa proactividad, hay una mujer concienzuda, cuya cabeza nunca se paraliza. Se ha convertido en una de las mayores expertas en comercio ilícito de tabaco y en su fiscalidad. Está convencida de que el Protocolo para la Eliminación del Comercio Ilícito de Productos de Tabaco, impulsado por la OMS, dará muchos frutos. En vigor desde el 26 de septiembre pasado, ella ha estado muy pendiente de su elaboración y articulación.
– ¿Qué espera de este nuevo tratado internacional?
– La medida más importante es la del control del suministro de tabaco entre los distintos operadores, lo que se traducirá en un sistema de trazabilidad y autentificación. Ciertamente, como el Protocolo ha tardado tanto tiempo, unos seis años, en cerrar las adhesiones, la UE se adelantó en 2014 con una directiva que ya establecía este precepto. En la práctica supondrá que, a partir del 20 de mayo de 2019, las cajetillas de cigarrillos y los envases de picadura de liar que salgan de las fábricas localizadas en los estados miembros, deberán llevar unos códigos que permitirán a las autoridades conocer si el producto es genuino o no y la ruta de suministro que ha seguido, lo que facilita la detección de actividades paralelas de comercialización.
– ¿Cuáles serán los primeros efectos?
– Obviamente se tiene que traducir, una vez que los sistemas previstos se hallen a pleno rendimiento, en una reducción del comercio ilícito. Aún nos hallamos en una fase técnica de implementación.
– Hagamos un DAFO del Protocolo. ¿Cuáles son sus fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades?
– Su principal fortaleza es el control de la oferta de tabaco, que tradicionalmente ha estado poco cuidada. Nos hemos ocupado hasta ahora más en concienciar a los consumidores. Otra es la trazabilidad a productores de países al margen de la UE que, por tener precios muy baratos, son candidatos a convertirse en mercados de origen. Su debilidad, al igual que casi todos los acuerdos de la OMS cuya finalidad es siempre reducir el consumo de tabaco, es que su cumplimiento depende de su adopción por los distintos ordenamientos jurídicos internos. El Protocolo tendrá o no éxito en función de la severidad del régimen de infracciones. La gran oportunidad es, sin lugar a dudas, el control de la cadena de suministro. La amenaza, las dudas que se plantean respecto a la capacidad de algunos países para cumplir lo acordado.
– ¿Echa en falta algún precepto?
– Habrá que dar retoques para poner en práctica, por ejemplo, el principio de la diligencia debida que ha de tener todo operador económico; es decir, ha de saber a quién le vende sus productos.
– ¿Se han preparado bien los países para adoptar este Protocolo?
– Honestamente creo que sí todos los miembros de la Unión Europea. En el resto del mundo parece más complicado porque no todos los países tienen el mismo nivel de desarrollo tecnológico para adaptarse y también imagino que depende de los fabricantes porque no es igual los grandes que los más pequeños o locales. Por esa razón se da un año para que todo el mundo pueda adaptarse. La obligación de que todo producto que proviene de un país de la UE esté trazado se aplicará a partir del 20 de mayo de 2020. Y para los cigarros, desde 2024.
– ¿Cómo está siendo la lucha contra el comercio ilícito del tabaco?
– Está siendo seria. No creo que se les pueda pedir más a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y al Servicio de Vigilancia Aduanera. Faltan otros eslabones de la Administración, que son también jugadores importantes aunque no tan activos como nos gustaría. Uno de ellos es de la Justicia. Entiendo que la inviolabilidad del domicilio es un principio básico de nuestro ordenamiento jurídico, pero en determinadas partes hay innumerables pisos estanco… También echamos de menos a la sanitaria. Debería ser más proactiva por ejemplo en relación al fenómeno del contrabando de la hoja de tabaco picado porque podría crear problemas de salud pública importantes.
– ¿Están todos los «players» comprometidos en la lucha contra esta lacra?
– Todo el mundo es consciente de los efectos que esto genera. La pérdida de recaudación con la que tanto se relaciona es para todos, no sólo para el Ministerio de Hacienda. El empobrecimiento de las zonas en las que se produce un alto contrabando es un hecho. En ellas, por ejemplo, la tasa de abandono escolar es alta. Lógico porque por estar con un móvil avisando de si viene o no la Guardia Civil, un chaval puede ganar 500 euros.
