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Rodrigo Rato: «¿Votar al PP? La única que habla de lo que me interesa es Isabel Díaz Ayuso»

Fue todo, hasta representar lo que hoy sería la Inteligencia Artificial económica de un Gobierno, el de Aznar, en el que los españoles nos creímos ricos, aunque fuera un espejismo temporal. La caída fue tan abrupta que dio un giro insospechado a un vida de éxito. Rodrigo Rato (Madrid, 1949), vicepresidente, jefe del FMI, presidente de Bankia hasta que su antiguo colaborador, Luis de Guindos, lo sacó del cargo, acabó dos años en la cárcel de Soto del Real por el lío de las tarjetas «black». Entre rejas, tuvo a Oriol Junqueras de profesor de Física Cuántica y fue tejiendo «Hasta aquí hemos llegado (Península)», un relato en el que la traición queda sujeta al libre albedrío pese a las muchas pistas. ¿Política? «No gracias, no aguantaría una campaña (aunque camina a diario y medita)». «Prefiero verlo desde la barrera y tener mi día semanal en el que ni me afeito».

Superministro. España va como un tiro. Éramos la envidia del mundo y usted estaba en la cima, era el oráculo de Omaha…

Gijonés. Éramos un equipo económico muy bueno con un partido que entendía lo que planteábamos. A diferencia de lo que he visto en gobiernos socialistas, el equipo económico estaba conjuntado con el político. Para nosotros contener el déficit, bajar impuestos y liberalizar era tanto una cuestión económica como política. Siempre que España hace un esfuerzo de liberalización como en 1957 y 1996 ha tenido una respuesta excelente de la sociedad. Apostar por la sociedad en España siempre tiene buenos resultados.

Llega el momento de la sucesión y el propio Aznar cuenta que le negó dos veces, ¿por qué?

Aznar no era el que tenía que proponer al sucesor. Lo cuento en el libro. ¿Qué tenía Aznar que no tuviéramos los demás? Aznar era el presidente y se iba.

Pero usted se llevaba bien…

Muy bien. Es muy amigo mío y le quiero muchísimo. ¡Qué tiene que ver una cosa con la otra! Pero él no era el dueño del partido. El partido le había hecho presidente a él, no al revés. Se va porque quiere, en contra de la opinión de la gente, incluida la mía. Fue una pésima idea. Fue malo para él, que cargó con una responsabilidad que después no sabe cómo quitarse. Fue malo para Mariano, que tardó mucho tiempo en asumir su destino, y fue malo para el partido.

Ser presidente no era el único objetivo de mi vida. Me propuse, pero no quería el «dedazo» de Aznar

¿Nada tuvo que ver la larga travesía en el desierto que le esperaba a su sucesor?

No. Ya había estado en una larga travesía en el desierto, 13 o 14 años de «felipismo». Hubo otros condicionamientos, como el conflicto de Irak y el atentado (11-M).

¿No se arrepiente? ¿Podía haber sido presidente del Gobierno?

Podía haber perdido. No me arrepiento. Para mi ser presidente del Gobierno, aunque no me lo va a creer nadie, no era el único objetivo de mi vida. Había sido vicepresidente ocho años, la política podía acabarse igual siendo vicepresidente o presidente. Yo me propuse, pero no quería un sistema de «dedazo». En otros temas no tendré la razón, pero en ese sí.

¿De aquel momento vienen las cuitas con Rajoy?

Nunca tuve cuitas con Rajoy personalmente. No era íntimo amigo mío, pero había trabajado con él 20 años. Ni creo que tuviera motivos para tenerlas contra mí. Nunca le hice ninguna jugada.

No se me pasó por la cabeza un desenlace como el del suicidio de Blesa. No tuvo el respeto que merecía

En el libro dice que Rajoy no le gustaba a casi nadie. Incluido a Aznar, que lo eligió a usted…

Bueno, al final eligió a Rajoy y él sabrá por qué. Me quejo del «dedazo», no de que eligiera a Rajoy. Es muy difícil saber lo que está en la cabeza de los demás.

Se marcha al FMI y se desata la mayor crisis desde el 29. ¿No se olió la que se venía encima?

Ni nosotros ni nadie. Fue una crisis financiera y bancaria, y los bancos centrales eran muy celosos y no nos dejaban meternos. De hecho, los mayores bancos centrales no querían que emitiéramos opiniones sobre el mercado financiero.

Pero se veía en la calle. La gente compraba a lo loco, a crédito coches de lujo y terceras residencias, algunas en el extranjero…

La mayor empresa de ventas al por menor tuvo su mejor facturación en 2007 y no ha vuelto a tenerla. La cifra de coches vendidos en España está casi dos veces por debajo de entonces, una época alegre y confiada. Teníamos el mayor déficit exterior de la OCDE y eso era una bomba de relojería.

Deja el FMI casi por morriña. ¿No podía aguantar un año?

(Ríe). No, morriña no. Por razones familiares difíciles de entender hasta por mis hijos, que no las comprenden y me las critican.

Por cierto, ¿ese sueldo vitalicio o pensión a los directores gerentes del FMI está embargado?

Es como un fondo de pensiones que el FMI paga cuando llegas a la edad, pero no es vitalicio. Es una paga mensual libre de impuestos, una cantidad inembargable.

Había una pomada sobre Bankia para llevarse los depósitos y en el epicentro estaba De Guindos»

Vuelve a España y acaba en una jaula de grillos como es Caja Madrid, llena de trincheras y ¡en plena crisis! Con todos los semáforos en rojo, ¿quién le engañó para presidirla?

(Ríe) No me engañó nadie. Esa trinchera, como dice, entre Miguel Blesa y la Comunidad de Madrid no afectó tanto. La parte técnica pasaba por el comité de dirección, que no tenía color político. Eran técnicos profesionales equiparables a los de los bancos. Lo que no esperaba es que cada seis meses me cambiaran las reglas del juego. Si te metes en algo así y las autoridades te obligan a fusionarte y a convertir una caja de 180.000 millones de activos en una de 300.000 millones lo menos que esperas es que te den cuatro o cinco años para gestionarlo. Si te dan cuatro o cinco meses pues es muy difícil. Fue una carrera de obstáculos desde diciembre de 2010.

¿Quién marca la salida a bolsa?

Hay un decreto ley. No suele suceder. La ley de febrero de 2011 establece el nivel de capital que teníamos que tener o si no, nos nacionalizaban. ¡A los dos meses de fusionarnos! Es muy difícil desenvolverte empresarialmente con esa inestabilidad regulatoria.

¿Tenía la información precisa de las cuentas por Deloitte?

Critico a Deloitte cuando se niega a darnos su opinión en marzo de 2012. La opinión de un auditor no es un favor, sino una obligación legal con los accionistas. Tiene que dar su opinión. Deloitte no la dio, porque si la hubiera dado la reformulación que hizo mi sucesor no hubiera sido posible. Había una pomada que sale del ministerio de Economía y se extiende.

Y que comanda… ¿De Guindos?

Estaba en el epicentro.

Viene a decir que la crisis de Bankia es artificial, porque como no se podía rescatar a un país tan grande como España el Gobierno la crea. ¿De verdad lo cree?

Es la única explicación posible. No creo que haya muchos bancos que sean intervenidos sin una caída de la acción, una retirada de depósitos o un cambio de calificación. Como acabamos de ver en EE UU, los bancos se intervienen en esas circunstancias. Intervenir un banco que acaba de cumplir con la última provisión que le ha puesto el Gobierno, aprobada por ley, con los últimos requisitos del Banco de España, que no hay retirada de depósitos, que la acción se comporta igual que la de sus competidores y sin que las casas de «rating» te castiguen especialmente, pues lo intervienes porque quieres. Y una vez que lo intervienes, tú mismo generas la crisis. Cuando la gente se entera el lunes 7 de mayo de 2012 que dimito y salgo, se va el dinero y baja la acción. Todos los depósitos importantes de Caja Madrid se fueron a los tres competidores con los que De Guindos me obligaba a reunirme.

Nunca tuve cuitas con Rajoy. No creo que tuviera nada contra mí. Nunca le hice ninguna jugada

¿Troceó Bankia De Guindos?

No tanto trocear. Para qué. Se llevaron los depósitos. A los bancos les interesan los clientes con saldos, más que los que tienen la hipoteca, el teléfono y el colegio de los niños. Porque el banco quiere vender seguros, fondos y productos en los que puede cobrar comisiones más importantes. Si esos clientes se van, ya no vuelven.

Nada es por casualidad y saltan las «black». ¿Quién lo filtró?

Según acaba de contar en un libro que acaba de salir un colaborador de mi sucesor (Juan Emilio Maíllo), Bankia al heredar el sistema informático de Caja Madrid, se encuentra con unos datos que no eran suyos, que eran confidenciales, salvo para un juez, y se los entrega al Gobierno. Eso en EE UU sería un juicio civil muy importante. Aquí no hay nada que hacer. En España pasa una cosa que no sé si es casualidad o mala suerte, que en cuanto interviene la Fiscalía Anticorrupción se filtra todo.

Le da duro a Anticorrupción…

¿Y por qué le voy a dar blando? Son impunes. También Hacienda, aunque un poco menos. Este país no puede tener unas instituciones de otro tipo de países. Las investigaciones secretas son en Bielorrusia. En los países democráticos las investigaciones tienen que estar avaladas por un juez, porque si no a ver quién garantiza tus derechos. Algún día tendrá que pasar algo. El problema de la impunidad de la administración es una asignatura pendiente en España.

Se desata una cacería, pero dice que no esperaba un desenlace como el de su detención.

No. Cómo lo iba a esperar. El Servicio de Vigilancia Aduanera no funciona para detener a un ciudadano en su casa, salvo en mi caso. Está claro que la orden viene del Ministerio de Hacienda.

¿Y de Soraya?

De Soraya sale el anuncio a los periodistas. Porque todas estas operaciones siempre tienen un componente de publicidad. Se empieza la causa, se consigue un mandamiento de secreto de sumario y se filtra todo.

En la sentencia se dice que lo de las «black» fue un saqueo, pero en su caso fueron 99.000 euros.

Que devolví antes de todo esto. A mí me llama Bankia por teléfono, dos años después de haberme ido, por esos gastos y me dicen que no los aceptan. Y como no quiero que afecte al juicio, pago y me callo. Bankia da por saldado el asunto y a los dos meses me encuentro el asunto en el FROB, en Economía, y de ahí a los periódicos.

Dice varias veces que le usaron de cabeza de turco de la crisis.

Éramos 66, pero he sido el que más tiempo ha estado en la cárcel en proporción a la condena y soy el único que, habiendo devuelto el dinero antes de la instrucción, no se me ha aplicado atenuante.

Bien, ¿pero quién ordenó su arresto?

Le cuento los hechos y la imaginación la pone usted. El aviso a los medios lo dio Soraya.

Entonces vino de arriba.

No lo sé. Eso ya se lo dejo a usted. No quiero especular.

Convocar unas elecciones el 23 de julio es jugar con fuego y Feijóo está preparado, me gusta

Dedica un capítulo a la detención, pero ¿qué sintió en lo más profundo? ¿Soledad, vértigo…?

El día tiene 24 horas. De todo. Estás noqueado, no reaccionas, te deprimes, te enfadas, te asustas, vuelves a estar noqueado…

¿Qué traición le dolió más? ¿De Guindos?

Hubo cosas que me han dolido mucho. La detención fue tremenda. Una acusación de alzamiento de bienes que decae a los 15 días es tremenda. Como me ha dolido cuando cumplía un cuarto de condena y salían todos menos yo. No sabía ya que decirle a mi familia. Dos años en la cárcel.

Celda 208. ¿La primera noche?

La pasé con un señor de UGT. No te enteras de nada. Ni la segunda ni la tercera. Estás sonado.

¿Le dan algo para relajarse? ¿Tuvo que recurrir a ello?

Para dormir, sí. Yo ya llevaba mis recetas, porque entré con 69 años y tenía medicación del colesterol, la tensión, la ansiedad… Dormía con alguna ayuda a veces, que usaba a temporadas.

¿Cómo surge lo de que Junqueras le dé clases?

Pues no lo sé. La idea no fue mía. Oriol tenía la mesa del comedor al lado y no sé cómo surgió, hablando con el de la mesa de al lado, y dijo que nos daba clases. En la cárcel tampoco tienes tantas oportunidades de que te enseñen Física Cuántica. Éramos cinco o seis y como no podíamos ir al cine… Era un gran profesor, muy agradable.

Hablarían de política…

¿En la cárcel? ¿Entre un independentista y yo? Ni de coña. Pero siempre te queda una conexión con las personas a las que conoces en circunstancias muy malas.

Vista la actuación del PSOE con los ERE y Griñán, y el PP con Rita Barberá, Zaplana y usted mismo… ¿Es una trituradora el PP?

El PP que yo conocí, no. Lo que pasó con Rita en aquella famosa escena del Congreso de los Diputados fue una vergüenza.

¿Qué sintió con el suicidio de Blesa? ¿Se le pasó, remotamente, un desenlace similar?

A la segunda pregunta, no. A la primera, me dio mucha pena. No es que fuéramos amigos, pero lo conocía desde 1988. Conocía a su primera y segunda mujer, y a su hija. Y sentí indignación cuando leí algún artículo en el que decían que se había suicidado porque no le reservaban en los restaurantes. Me pareció vomitivo. Se merecía un respeto que no tuvo. Hubo gente que disfrutó de Miguel Blesa de presidente que poco menos que se río de él. Fue vomitivo.

Tiene un juicio pendiente con Anticorrupción. ¿Qué espera?

Confío mucho en la Justicia. Tengo mis argumentos. Hemos tenido siete años largos de instrucción. Las causas por las que me detienen no se mantienen, hay elementos serios de prueba a mi favor y formales de nulidades a mi favor.

Ha quien cree que el solo hecho de convocar elecciones un 23 de julio es en sí mismo un pucherazo. ¿Está de acuerdo?

Es un día difícil de justificar. No es fácil encontrar una explicación razonable, pero cuidado con los electores porque no creo que le beneficie a un Gobierno que convoque en julio. Lo ideal es en junio o en octubre. Pero en julio el Gobierno juega con fuego.

¿No descarta votar PP el 23-J?

Voy a escuchar a los candidatos. Al que hable de que no haya ninguna administración impune, del estatuto del contribuyente, del silencio administrativo positivo o de las costas en la administración cuando pierde. Hasta ahora, solo he oído a una persona hablar de estos temas, que es Isabel Díaz Ayuso, aunque tiene poco que hacer.

¿La colocaba en un «ticket» nacional del PP con Feijóo?

(Ríe) No me lleve por ahí, que no soy consultor político.

¿Está Feijóo listo?

Sí. Lo conozco desde 1996. Ha llovido, pero es una persona solvente, capaz equilibrada, que me gusta. Tiene el cuajo que necesita.

Hasta aquí hemos llegado… ¿Y ahora qué?

Tengo 74 años. Tengo hijos, mujer, mi pensión, un juicio…

¿La política?

La dejé en 2004 y no tengo la menor tentación de volver. Lo que tenía que hacer, ya lo hice. Dar opiniones es mucho más cómodo.