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Una “solución” al problema de las pensiones: la privatización o implantación del sistema de capitalización

Pedaleando

En la entrada anterior traté de explicar -sucinta y sencillamente- que el problema de sostenibilidad del pago de las pensiones no es un problema técnico; antes al contrario, se trata de un problema ideológico que pone de manifiesto un interés de clase.

Bajo este prisma, la solución que se proponga favorecerá los intereses de una clase social sobre la otra o a la inversa. Se pone así de manifiesto el conflicto de intereses latente en la forma de organización social de la economía capitalista.

La privatización completa o parcial de los planes de pensiones

Una de las soluciones que se barajan consiste en la creación de planes de pensiones privados; de manera que, en un principio complementen al sistema público de pensiones (sistema de reparto), o desde una visión más  liberal o radical, con la idea de poder plantear en el futuro su sustitución por completo, implantándose así un “sistema de capitalización”.

Detenidamente, el sistema de capitalización encaja en la lógica y valores del modo de producción capitalista en la medida en que consiste en una forma de gestión individual y privada. Para ello tiene que partir del supuesto de que los individuos son racionales, es decir, tienen toda la información disponible, y saben procesarla de manera perfecta, lo cual, les lleva a tomar las mejores decisiones, aquellas que maximizan su beneficio particular. En este contexto, saben seleccionar el banco que dispone de los mejores operadores para gestionar estos suculentos y abundantes fondos de dinero; pero no sólo eso, además serán los operadores financieros que gestionen de la forma más honrada posible.

Si no han notado el tono sarcástico de mis últimas palabras lo diré más directamente, en un modo de producción capitalista todo el párrafo anterior es sencillamente falso o imposible de darse en la realidad capitalista. Ni los individuos disponen de toda la información posible ni tampoco son racionales. Por otra parte, ni los “traders de tesorería”, ni los directivos de la banca son honrados ya que operan bajo la “alienación del egoísmo y la ambición” que inunda al capitalismo. De cada cual depende creerse el absurdo del sistema moral “mandevilliano” donde los vicios privados se convierten en bienes públicos.

Para muestra un botón:

CARLOS SEGOVIA – Madrid, 18 FEB. 2018 02:28 (El Mundo – economía).

Tiene poco sentido seguir con la explicación si hemos entendido la crítica anterior, pero sigamos. En el sistema de capitalización, la operativa consiste en destinar una parte de tu salario (principalmente renta del trabajo) a un fondo gestionado por una entidad privada (generalmente un banco) para que éste lo invierta en los mercados financieros nacionales e internacionales (mayoritariamente movidos por lógicas especulativas), tratando así de de obtener una plusvalía. En el momento de la jubilación, el fondo se “rescata” para completar la pensión pública o en ausencia de pensión pública, nos tiene que generar los recursos suficientes (a modo de renta vitalicia, por ejemplo) para hacer frente al coste de vida al que estamos acostumbrados, pero ahora en la etapa de jubilación. La plusvalía tiene que ser lo suficientemente generosa como para pagar el coste de la depreciación del dinero en el tiempo; y, lo suficientemente generosa como para cubrir los costes del capital, es decir, poder pagar los pingues beneficios de los propietarios de la banca y los ingentes sueldos de sus gestores (en su parte correspondiente a esta parcela del negocio bancario).

Problemas adicionales

Si lo pensamos detenidamente, si de un problema técnico se tratase como nos quieren hacer ver, este sistema no soluciona el problema demográfico  comentado anteriormente (aquí); al contrario, descansa en la confianza de la capacidad de los “honrados” gestores privados de obtener elevadas plusvalías financieras (una buena parte de ellas especulativas) que compensen todos los costes antes comentados.

Resumiendo, veo dos problemas adicionales a los antes comentados: primero, este sistema se basa en dejar todos los ahorros de una vida de trabajo en el casino de la economía capitalista financiarizada – señores hagan sus apuestas. De manera que si en el momento de rescatar el plan de pensiones el ciclo de la actividad económica es alcista, habremos tenido suerte, conseguiremos una pensión relativamente digna y le habremos generado pingues beneficios a la banca, porque ya sabemos que en los casinos, “la banca siempre gana”; pero, si rescatamos el plan de pensiones en un ciclo recesivo de la actividad económica, nos quedará un “churro” de pensión, y la banca habrá ganado un poco menos de dinero. Segundo, el sistema de capitalización se desprende de todos los buenos principios en los que se basaba el sistema público de pensiones; principalmente, de los principios de solidaridad, universalidad y suficiencia de las prestaciones. Se contribuye así, en una economía de casino, a crear un mundo de ganadores y perdedores; o, en otras palabras, se promueve un mundo más desigual.

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