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26-M: El separatismo desbanca a Colau en Barcelona

El independentismo acaricia el asalto a Barcelona e impediría un segundo mandato de Ada Colau. A menos de una semana para que la campaña electoral baje el telón, Ernest Maragall es el mejor situado para conseguir la victoria el próximo domingo, pero con un estrecho margen sobre su inmediato perseguidor, la candidatura de la actual alcaldesa, Bcomú. El cabeza de lista del PSC, Jaume Collboni, se mantiene al acecho y se erige en el único candidato constitucionalista con opciones de ganar, mientras Manuel Valls no mejoraría los resultados de C’s en 2015, según se desprende de la encuesta elaborada por NC Report para LA RAZÓN.

De esta manera, ERC saborearía de nuevo las mieles del éxito. De lograr la victoria, gobernaría, ya que, si nada cambia, en Barcelona es tradición dejar la vara de mando al cabeza de lista más votado. Si bien, el sondeo demuestra que los republicanos están lejos de la holgura con la que vencieron en las elecciones generales del 28 de abril y la batalla por Barcelona está más reñida que nunca. Prueba de ello es que entre la primera y la cuarta fuerza, según el estudio demoscópico, solo hay cuatro concejales de diferencia: Esquerra lograría 10 concejales (21,5 por ciento de votos); BComú, 9 concejales (19 por ciento); PSC, 8 concejales (16,2 por ciento); y, JxCat, 6 concejales (13,8 por ciento). Así, el sprint final de campaña se convierte en decisivo, tanto en el bloque independentista, donde la pugna se ha recrudecido, como entre PSC y «comunes».

Según recoge la encuesta, elaborada durante la primera semana de campaña (entre el 13 y el 16 de mayo) y en base a 600 entrevistas, el crecimiento de ERC se produciría en buena medida a costa de JxCat, a quien arrebataría casi un tercio de los votantes de 2015 –el 28,3 por ciento–. Los neoconvergentes, que ganaron en 2011 logrando 15 concejales, en las últimas elecciones municipales ya registraron una importante caída al quedar como segunda fuerza con 10 concejales. Ahora, que concurren con Joaquim Forn como cabeza de lista y Elsa Artadi de número dos, siguen sin ser capaces de detener la fuga de votos, circunstancia que ha obligado a endurecer el tono y pasar al ataque frente a Esquerra. Una estrategia que ha surtido efecto hasta el momento, ya que las primeros augurios eran mucho peores. En este sentido, en el seno de JxCat cobra cada vez más fuerza las perspectivas de remontada, reforzado por la aparición de Forn en campaña y algunos desaciertos de Esquerra. Asimismo, tras ERC, el PSC sería el otro beneficiado y recibiría un 6,3 por ciento de los votantes de Convergència en 2015. JxCat, por tanto, solo sería capaz de retener un 54,1 por ciento de los sufragios –9,4 por ciento se irían a la abstención–.

ERC, en cambio, apenas perdería votos con respecto a los anteriores comicios, ya que lograría conservar el 76,5 por ciento de los votantes, y además de birlarle a JxCat un buen puñado de votos, también sería capaz de arrastrar al 9,1 por ciento de los votantes de BComú en 2015. Un dato relevante teniendo en cuenta que los republicanos concurren con la escisión más soberanista de los «comunes», encabezada por Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet. De esta manera, ERC se encaramaría al primer puesto, multiplicando por dos los concejales logrados en la anterior cita con las urnas –consiguieron cinco–.

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Colau, en este sentido, retrocedería dos concejales y seis puntos en porcentaje de voto –logró un 25, 2 por ciento en 2015 y ahora se quedaría en un 19 por ciento–. Los barceloneses castigarían así a la alcaldesa tras un mandato en el que ha acumulado un gran desgaste después de haber sido reprobada en ocho ocasiones y no haber logrado buena parte de sus grandes promesas. Aun así, sería capaz de mantener el 64,8 por ciento de los votos, y apenas recibiría voto de ERC (3,9 por ciento); PSC (4,5 por ciento); y, la CUP (5,8 por ciento).

Por su lado, el PSC conservaría el 78,8 por ciento de sus votantes en 2015 –un 6,1 por ciento tomarían rumbo a la candidatura de Valls, que se presenta apoyado por C’s– y experimentaría una gran recuperación: lejos queda ya el desplome de 2015, cuando los socialistas catalanes acusaron sobremanera la irrupción de Colau y quedaron con cuatro concejales. Ahora, y al calor del efecto del 28-A –en las elecciones generales se quedaron a menos de 3.000 votos de ganar en Barcelona–, Collboni ha entrado en la batalla por la victoria. Su crecimiento, en este sentido, se produciría principalmente a costa de BComú y de ERC: al partido de Colau le arrebataría el 14,2 por ciento de sus votos, mientras que a los republicanos le birlaría un 10,4 por ciento.

Valls, que desembarcó en Barcelona como candidato a la victoria, se ha ido diluyendo y ha perdido toda aspiración a hacerse con la vara de mando. Según el sondeo, perdería un concejal respecto a los cinco que logró Carina Mejías en 2015. Valls, que se presenta con una candidatura propia apoyada por C’s, ha pasado desapercibido durante la precampaña y la campaña y el impacto que tuvo a su llegada se ha ido desvaneciendo.

El PP, que ha estado durante varios meses bajo la amenaza de la desaparición del consistorio, lograría representación, aunque perdería un concejal con respecto a 2015. Josep Bou lograría un 5,6 por ciento de los votos, un 3 por ciento menos de los sufragios que cosechó Alberto Fernández en las pasadas elecciones. Si bien, lograría frenar a Vox, que no entraría en el Ayuntamiento: el partido de ultraderecha se quedaría en un 2,6 por ciento de voto –le arrebataría 16,4 por ciento de los sufragios que obtuvo el PP en 2015–.

Finalmente, la CUP también lograría representación en el consistorio. El partido anticapitalista conseguiría un 5,2 por ciento de votos y dos concejales. De esta manera, perdería un concejal en relación a las últimas elecciones, cuando irrumpió en el Ayuntamiento de Barcelona y logró tres ediles al calor del impacto que tuvo la formación en el Parlament. En este sentido, ERC sería la formación que más votos le arrebataría (15,4 por ciento), mientras que JxCat solo le birlaría un 1,9 por ciento de los sufragios. Colau recibiría más votos de la CUP que los ex convergentes (un 5,9 por ciento).