A pesar de que Israel ha implementado algunas de las medidas más draconianas contra la pandemia de COVID-19 en el mundo, el país es ahora el número uno en el mundo en nuevos casos, según informes locales.
Según el Times of Israel, un destacado experto en salud del país afirmó que el 0,6% de la población daba positivo en las pruebas del virus, probablemente la última variante, omicron, que es muy contagiosa pero también muy leve.
El profesor Eran Segal, del Instituto Weizmann, dijo que, a ese ritmo, Israel es actualmente líder mundial en tasas de infección per cápita, a pesar de que la población está obligada a recibir la última versión de las vacunas disponibles y a pesar de los fuertes regímenes de cuarentena y bloqueo.
Sin embargo, Segal trató de excusar la elevada tasa de infección. Señaló que era probable que Israel no fuera realmente el país con la mayor tasa de infección. Más bien, atribuyó las cifras a que Israel es un país líder en el número de pruebas realizadas cada día, en relación con el tamaño de su población.
A Israel le siguen en el ranking de casos diarios más altos del mundo Mongolia, Perú, Canadá y Georgia.
El hecho es que, o eres el país número uno, per cápita, en infecciones diarias, o no lo eres. Y ahora mismo, Israel es el número 1, y punto, no importa cómo se miren los datos.
Pero en lugar de darse cuenta de que este nuevo coronavirus no es el destructor de mundos que se le ha hecho creer al mundo, el primer ministro israelí, Naftali Bennett, está cuadruplicando las políticas idiotas que aún no han funcionado y que nunca van a funcionar (porque los virus, eso es lo que hacen y nada de lo que hagan los humanos impedirá su propagación).
El primer ministro anunció el jueves que la cuarentena obligatoria para los escolares expuestos a los portadores del coronavirus se eliminará por completo. Según el plan, a partir del próximo jueves, los niños de hasta 18 años ya no tendrán que aislarse tras ser expuestos.
“En su lugar, todos los estudiantes -tanto los vacunados como los no vacunados- tendrán que realizar dos pruebas de antígeno a la semana -los domingos y los miércoles- y presentar resultados negativos al entrar en los centros educativos. Los niños que den positivo en la prueba de COVID-19 tendrán que seguir aislados hasta que den negativo”.
Bennett dijo que el gobierno empezará a distribuir “millones” de kits de pruebas para que se puedan hacer las pruebas en casa, un esfuerzo que está costando decenas de millones de dólares para llevar a cabo.
La orden de Bennett se produce cuando 146.000 niños en edad escolar ya estaban en cuarentena por haber dado positivo en las pruebas del virus, mientras que otros 142.000 se vieron obligados a entrar en cuarentena por haber estado “expuestos” al virus (lo que no significa nada si se tiene en cuenta que el virus está literalmente en todas partes).
El ministro de Sanidad, Nitzan Horowitz, dijo:
“Siempre que podamos facilitar las cosas al público, lo haremos. Nos tomamos Omicron en serio, pero también miramos el panorama general”.
La ministra de Educación, Yifat Shasha-Biton, calificó la orden de Bennett como “una decisión valiente”, señalando además que “habría sido más fácil cerrar el sistema educativo, pero nuestro deber es salvar a todos los niños y niñas” del daño de las repetidas cuarentenas, incluso ordenándoles repetidas cuarentenas.
Estos lunáticos no tienen literalmente ninguna conciencia de sí mismos cuando se trata de sus decisiones sobre la pandemia.
Pero eso no es todo. En lo que respecta al estado general de la pandemia, Segal predijo que el actual brote que está barriendo el país terminará pronto.
“Estamos muy cerca del apogeo, o incluso en el apogeo de la ola Omicron”.
¿Y la siguiente variante? ¿Y la siguiente? ¿Y las siguientes?
¿Por qué no se ha aplicado nunca ninguna de estas medidas para la gripe, que recorre el mundo cada año, presentándose como una cepa diferente?
Los virus… van a virus. La “ciencia” nos lo ha demostrado durante siglos. Por qué las democracias civilizadas no parecen entender este principio científico elemental cuando se trata de COVID-19 es alucinante.
