El compareciente, de profesión comunista, ministro de un ramo que “ni se sabe” -en un alarde de despilfarro despectivo- del gobierno de España por una gracieta de Pedro Sánchez, y a nuestro cargo, motu proprio, sin que nadie le pregunte, ni le haya “proponido” nunca trabajar en empresa alguna, arrimado a la cola el pobre, en pleno ataque de adocenamiento, puesto en pie de cara a la pared y ante la Nación, manifiesta -mejor “pone en manifestación”- per se, por duplicado y a un solo y lamentable efecto-, que es de Logroño el hombre, con 35 años cumplidos, y que genuflexo ante el pueblo soberano -al que execra como al turismo de masas, tanto como al de alto poder adquisitivo- confiesa en su web, y asegura en un atávico ataque de locura moral insoslayable, humildemente, desprovisto de ampulosidad, PCR en mano, y literalmente lo que oyen: que es deudor del pensamiento heterodoxo marxista y poskeynesiano, con un toque especial de ecología política y… –añado yo de mi cosecha maltrecha- un tanto de analfabetismo práctico “pa malcomé”, vamos.
Visto de canto y al bies, a contraluz, arrimando la lámpara hasta la locura, no se le aprecia lesión cerebral alguna, abierta o sangrante, si bien se puede sospechar y no se descarta una tumoración en el caletre, muy cerca del putamen, originada muy seguramente por no pegar sello en su vida, ni dar un palo al agua durante mucho tiempo seguido.
De todo lo expuesto, colegimos:
Qué si fuese un precario empleado de banca, un becario de reponedor, cajero, o cualquiera otro cargo de mínima responsabilidad –imperceptible- en cualquier empresa privada de menor cuantía, marginal y de las afueras, por el que percibiese una mínima fracción –infinitesimal- del salario mínimo interministerial, vamos, una minucia, hay que “preveer” (ver: marlaskismos prácticos de la RAE) que ya estaría en el semáforo pasando la gorra, o “proponido” para el nobel de la coña marinera, dada la precaria, e insana expertitud que le nimba.
¿Qué quieren que les diga…?
Pues eso… Libertad, Igualdad, e… Imprudencia temeraria, e insulto a la inteligencia de los pobres contribuyentes, a los que se les amputan sin piedad los ingresos con voracidad lobuna.
¡Vivan los quintos! ¡Viva el aprobado general y la ineptitud manifiesta!
