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AMLO se escudará en China ante los embates del ‘deep state’ norteamericano – La Gaceta de la Iberosfera

Se equivocan quienes creen que Andrés Manuel López Obrador ha entrado en un conflicto con Estados Unidos. No es así. Ha entrado en un conflicto con el deep state –ése que es aún manejado por el establishment de los globalistas, y que regresó al poder colocando a Joe Biden como presidente–. Pero el presidente de México no se ha enemistado con el grupo político de Donald Trump, quien mantiene el apoyo de 75 millones de votantes.

Trump no se quedará cruzado de brazos de aquí al 2024, cuando hay elecciones tanto en ese país, como en México.

El conflicto de AMLO es de carácter nacionalista. Es decir, se opone al intervencionismo de las agencias policiacas. El más reciente capítulo se dio cuando la DEA sostuvo que el General Salvador Cienfuegos andaba en malos pasos con narcotraficantes.

Pero la entrante administración de Biden no puede sino respaldar a sus agencias. La vocera del Departamento de Estado, Nicole Navas Oxman, dijo este lunes que si el General Cienfuegos no es investigado en México, Estados Unidos podría reabrir el caso.

AMLO necesita seguir protegiendo al Ejército de intrigas de la DEA, porque sin los uniformados no puede sentar las bases para su proyecto transexenal. El tabasqueño actúa by the book (siguiendo el manual) con respecto a la tiranía chavista y pone en manos del Ejército múltiples negocios, con el fin de que sus élites sonrían.

Biden y sus agencias del deep state apretarán a AMLO en cualquier momento y con cualquiera de los principales temas de la nueva agenda de la presidencia norteamericana.

El deep state encontrará sin duda temas de corrupción en México y con ello la oportunidad de meter presión.

También, la exigencia de impulsar energías limpias en lugar de basar parte de la economía nacional en un fallido proyecto como la Refinería de Dos Bocas, ante el desplome petrolero.

O Biden le apretará las tuercas al gobierno de México, con respecto al Tratado de Libre Comercio de América del Norte -el T-MEC- que ampara a organismos autónomos que AMLO desea destruir.

No habrá Trump que defienda a AMLO de los globalistas. No es lo mismo contar con alguien que está en el gobierno que alguien que regresó a las filas ciudadanas.

Los movimientos de Trump y AMLO volverán a ser útiles uno al otro en 2024.

En ese momento, el “caballo negro” del tabasqueño de cara a la sucesión de su presidencia podría ser el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego, quien ha mostrado un estilo políticamente incorrecto, pero atractivo, como el de Trump, con quien podría tener algunos vínculos.

El 8 de julio de 2020, Salinas Pliego fue uno de los pocos empresarios que acompañó a AMLO a la cena con Trump en la Casa Blanca.

Salinas Pliego sería una salida ciudadana para AMLO. Una carta con quien garantizaría cierta continuidad, y en quien confía. Hoy es dueño de TV Azteca, y del Banco Azteca.

El gobierno de AMLO dispersa a través del Banco Azteca 5 mil millones de pesos para un programa que busca mejorar escuelas. Unos €210,260,723.

AMLO le ayudaría a Trump con el voto mexicano, como ya lo hizo en 2020. Pero, mientras tanto, AMLO no podría vivir un periodo de “orfandad geopolítica” ante la ausencia del neoyorkino.

No podría por sí mismo defenderse ante las garras del deep state y sus agencias, que podrían descarrilar su meta prioritaria: conservar el poder para su Cuarta Transformación.

AMLO no tendrá otro camino que entregarse en los brazos de China.

El Gran Dragón ha brindado apoyo en crisis a gobiernos similares al de AMLO, como al del sátrapa venezolano Nicolás Maduro, para que conserve la “soberanía e independencia”, como lo ofreció Hua Chunying, vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, en febrero de 2019. Esto sonaría muy atractivo también para AMLO.

El canciller Marcelo Ebrard dijo a inicios de enero que en este año ampliaría la asociación estratégica entre México y China.  

La sincronización en los tiempos con que lo hizo pone al descubierto sus estrategias de ampararse en la sombra del dragón.

AMLO posiblemente abrazaría a China sin remordimientos, ya que su ideología no es realmente progresista como la de los Clinton y Biden, y los demócratas norteamericanos, sino más cercana al marxismo clásico, el de los pobres contra los ricos y la redistribución de la riqueza, en su caso mediante el asistencialismo electorero.

Sus cercanos no ocultan sus coqueteos con China. En septiembre de 2019, a la entonces dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, le ponía muy contenta participar en un seminario que celebraba los 70 años de la fundación de la República Popular China en la UNAM.

El Partido del Trabajo, que ha acompañado a AMLO en muchas batallas y cogobierna con Morena en la Cámara de Diputados, es de ideología maoísta.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), una organización de profesores más bien conocidos por huelgas, bloqueos, manifestaciones –que han apoyado a AMLO, y éste les ha pagado sus favores revirtiendo la reforma educativa de 2013– ha usado tácticas maoístas.

China ha venido a resolver el actual problema de escasez de vacunas en México. A petición de la OMS, Pfizer supuestamente tuvo que desviar dosis que ya estaban destinadas a este país, para entregarlas a países más pobres, según explicó AMLO.

CanSino, la farmacéutica china, es la que compensaría este vacío entonces. Entregará a México 35 millones de vacunas.

Eso no es todo. China ya tiene inversiones en uno de los tramos del Tren Maya, uno de los principales proyectos de AMLO. También el gobierno de la Ciudad de México, gobernado por Claudia Sheinbaum, su consentida y principal carta política para sucederlo en 2024, sostiene un contrato con CRRC Zhuzhou Locomotive –subsidiaria de China Railway–, para modernizar la línea 1 del metro. Esta empresa, vinculada con el ejército chino, fue vetada en Estados Unidos por el gobierno de Trump.  

La inversión extranjera directa de China en México, hasta el segundo trimestre de 2020, se puede considerar baja: 1,373 millones de dólares. Pero esto se ha debido a las presiones del pasado, de Estados Unidos sobre México.

Como sea, la invasión de China a México muestra otros muchos frentes más. Por ejemplo, Huawei desde 2017 superó en ventas de smartphones a Apple. En 2019, Huawei volvió a superar a Apple en ventas, incluso a nivel global.

Con la llegada de Biden, todo podría cambiar. Estados Unidos y China están en una guerra comercial y política por la hegemonía mundial, y a nivel geopolítico México ha jugado un papel estratégico especial.

AMLO ha tenido ya varios episodios de poca cordialidad con Biden, como el haber sido uno de los últimos mandatarios del mundo en reconocerlo como presidente electo de Estados Unidos.

Luego su carta de “felicitación”, en un tono áspero y resaltando el respecto a la soberanía nacional, sin que viniera a cuento este tema. Y ahora la Fiscalía nacional exonerando al General Cienfuegos.

En este contexto, nada impide que AMLO, de ideología izquierdista y necesitado de respaldos poderosos internacionales para consolidar su proyecto de permanecer en el poder luego de 2024 –ya sea él mismo o a través de sus hallegados– se deje abrazar por China, el Gran Dragón y su Ejército Rojo.